Alemania sabe que no sería ajena al caos económico si los países del Sur tropiezan

Pedro Sánchez y Angela Merkel. / RTVE
Pedro Sánchez y Angela Merkel. / RTVE

Un revés económico y político de España e Italia también amenazaría la propia existencia de la Unión Europea, que esta semana se juega su futuro. Los Veintisiete están pendientes de que la Comisión Europea cumpla su promesa de presentar esta semana su propio plan de relanzamiento.

Alemania sabe que no sería ajena al caos económico si los países del Sur tropiezan

Europa se la juega. La Comisión Europea –órgano ejecutivo de la UE– ha prometido presentar esta semana su propio plan de relanzamiento para hacer frente a la crisis económica derivada de la crisis sanitaria del coronavirus. Hay países todavía reticentes a las ideas del eje franco-alemán, como Austria, Finlandia, Suecia y Dinamarca, que se aferran al concepto de préstamos en vez de subsidios. La propuesta de un fondo de reconstrucción de 500.000 millones de euros presentada por Emmanuel Macron y Angela Merkel a la UE se convierte así en una exigencia inexcusable. Igual que en su momento la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA), el fondo propuesto por Francia y Alemania podría contener el germen de una política financiera europea común, aunque en este momento lo fundamental es que ayudará al continente debilitado sin mutualizar las deudas.

"Sería un desastre si Bruselas fracasara en su intento de consensuar una propuesta ambiciosa, porque no solo daría aliento a las fuerzas exteriores que fomentan la división en Europa, también a las fuerzas interiores que buscan por todos los medios acabar con el proyecto europeo", opina en MUNDIARIO el economista y periodista alemán Carsten Moser. Su compatriota Jacques Schuster, también periodista, va incluso más lejos, al advertir desde el diario español El País que si los países del Sur tropiezan sería la muerte de la UE y Alemania se vería sumida en el caos económico.

La propuesta de partida tiene cuatro prioridades: el desarrollo de una estrategia sanitaria común, la creación de un fondo de reconstrucción para la solidaridad y el crecimiento, así como un plan para el aceleramiento de la transformación ecológica y digital de la Unión Europea y otro para asegurar una soberanía industria europea mayor. Una vez aprobado por los Veintisiete, los 500.000 millones se asentarían en los presupuestos plurianuales de Bruselas. Cosechados con una emisión de deuda, avalada por los estados miembros, se repartirían en forma de subsidios a las regiones y los sectores más afectados, como resume Carsten Moser.

Jacques Schuster constata que entre los Estados europeos reina una guerra fría interna. "En esta situación, se hace fugaz referencia a las ventajas de Europa, para luego, en un largo pero, convertirla en un quisquilloso avaro y cicatero. Esta es también la causa de que Europa haya pasado de una crisis de significación a una de valores, y desde allí se haya deslizado a una crisis de identidad que, poco a poco, está amenazando su existencia", explica en el diario de Prisa.

El europeísmo alemán no tiene claro si las consecuencias de la pandemia se limitarán a empujar a una Europa debilitada por el Brexit, extenuada por la crisis financiera y vapuleada por el drama de los refugiados a una severa recesión, o la harán caer en una profunda depresión con países en quiebra y la vuelta de la horda como fuerza política tal como la conocemos de la época de entreguerras. "De lo que no cabe duda es de que si España, Francia e Italia tropiezan, las tres o alguna de ellas, no será solo la muerte de la Unión. Podría ocurrir que Alemania se sumiese en un caos político y económico hasta ahora solo conocido por los libros de historia, por no hablar del empobrecimiento de grandes sectores de la clase media", concluye Jacques Schuster.

La propuesta franco-alemana a los 27 estados miembros de la UE sobre el fondo de reconstrucción europeo contiene elementos positivos, que la configuran como patrocinadora de un avance europeísta y económico sustancial, pero también aspectos más discutibles, ambiguos o inconvenientes. Así que, como alertó El País en un editorial, debe "completarse, concretarse y perfilarse mejor." Lo mejor es que propugna financiar el fondo de reconstrucción con una emisión de deuda común —eurobonos compartidos, aunque todavía no mutualizados—, gestionada por la Comisión Europea, con garantía del presupuesto europeo, y por una cuantía inédita de medio billón de euros. @mundiario

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