Ahora, con mayor apremio todavía, ¡basta!

Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

En medio de un desconcierto generalizado, el sistema multilateral de las Naciones Unidas se ha sustituido por grupos plutocráticos y los valores éticos por los bursátiles.

Ahora, con mayor apremio todavía, ¡basta!

Hace doce años escribí los dos poemas que figuran a continuación. Hoy, urgidos por procesos que pueden alcanzar  pronto puntos de no retorno, nuestra responsabilidad se acrecienta.  En medio de un desconcierto generalizado, cuando el sistema multilateral de las Naciones Unidas se ha sustituido por grupos plutocráticos y los valores éticos por los bursátiles,… cuando la insolidaridad alcanza límites deleznables y las amenazas globales se multiplican,… cuando un inmenso poder mediático convierte a multitudes en impasibles espectadores… y acalla las voces insumisas… es oportuno releer y repensar aquellas reflexiones:

“No me queda ya lugar

para el espanto

y  la vergüenza

del silencio por respuesta.

No me queda ya voz

para gritar

que pare este horror…

La niña en brazos

de su padre,

herida, ensangrentada

por la espiral del terror

y de la fuerza…

Quiero ser brazo

de tu brazo,

quiero estar a tu lado

y ser tu compañero.

Quiero ser brazo y amparo

de cualquier niño

de cualquier color de piel.

Quiero mirarle a los ojos

y pedirle perdón

en nombre de quienes

aún creemos

que podría detenerse esta locura…

Y decirle que será

al fin,

la palabra

la que venza”                   Madrid, 20 de mayo de 2004.

“Soñé

que germinaban las semillas

de “¡basta!”

que habíamos sembrado

en eriales

haciendo frente al cierzo,

en un amanecer

como cualquier amanecer

-amanecer sombrío

y frío de amor

con los brazos

ocupados

por utensilios

y armas,

inhábiles para el abrazo-;

haciendo frente al ruido

y a la inercia

de la inmensa maquinaria

de la guerra;

haciendo frente a la indiferencia

y el recelo;

bajo la mirada de los resignados

y de los escépticos…

Verdecían las semillas

que plantamos, tercos,

con la mirada

de todos los niños

del mundo

en nuestros ojos,

rotundas semillas

de “¡basta ya!”,

de “¡nunca más!”

a la violencia

y a la fuerza…”             Salobreña, 27 de julio de 2004.

Hoy es más urgente todavía que entonces. Es tiempo de acción. Ineludible.

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