¿Por qué ese afán en culpabilizar de todos los males a los pensionistas?

Jubilados. / RR SS
Jubilados. / RR SS
La Seguridad Social es una Institución más del Estado y el Estado no está en quiebra, y si algún día lo está el Sistema de Pensiones no tendrá la culpa, opina el autor.
¿Por qué ese afán en culpabilizar de todos los males a los pensionistas?

Otra vez aparece en todos los medios de comunicación la sesgada noticia del déficit que las pensiones provocan en la Seguridad Social. Se comprende que la noticia sea atractiva para telediarios, tertulias y prensa. Al fin y al cabo cuando se anuncia que probablemente no cobraremos las pensiones para las que cotizamos durante toda la vida laboral, la clientela de gente interesada en la información está asegurada. Esta alarma sale con frecuencia mensual y mensualmente es necesario recordar que es una realidad mal interpretada.

Es cierto que la Seguridad Social tiene una deuda acumulada de 46.000 millones de euros, pero es innegable que comparado con los 1.100.000 millones de deuda del Estado es insignificante, tan insignificante que los intereses de la deuda publica, 40.000 mill€, bastarían para cubrir ese déficit aún sin tener en cuenta que en los Presupuestos Generales del Estado hay previstos gastos mucho menos necesarios que las pensiones a las que se culpa junto con tener pocos hijos, haber tenido demasiados o vivir muchos años. Parece, o se quiere que parezca, que el problema de España es un insostenible sistema de pensiones que supone a día de hoy nada menos que 9.681 millones de euros al mes, incluso se comparan lo que cobran nuestros jubilados con lo que cobran en otros países donde el Estado les paga el arreglo de la boca, las gafas graduadas o los audífonos, además de poner a su disposición una residencias que son verdaderos hoteles de lujo y que pueden pagar comodamente por ser asequibles con su pensión.

Una vez más conviene recordar que las pensiones no contributivas, pero que el Estado ha decidido pagar - viudedad  incapacidad, orfandad y favor familiar -, en ningún otro país las paga la Caja de Pensiones contributivas, las pagan los PGE (Presupuestos Generales del Estado), con lo que las pensiones de jubilación se quedan es 6.894 mill€ reales. Esta cifra ya es más manejable pero sigue estando inflada porque hasta en nuestro vecino Portugal están exentas del IRPF, es decir, los viejecitos no han de hacer números porque lo que cobran es dinero neto. El otro, el IRPF, vuelve al Estado para engrosar los PGE y pagar entre otras cosas un desproporcionado número de cargos políticos.o públicos.

Si restamos el IRPF, el gasto de las pensiones de jubilación se reduce otro porcentaje con lo que ya no llega a los 6.000 mill€, cifra todavía engañosa si pensamos cual es el destino de las pensiones. Ningún jubilado ahorra, con lo que el 100% de lo que ingresa lo gasta y ese gasto lleva un IVA cuyo dinero vuelve al Estado. Ni el IRPF ni el IVA se puede contabilizar como un coste del Estado aunque lo sea de la Seguridad Social. ¿Cuánto cuestan entonces los jubilados al Estado? Prácticamente nada o muy poco porque de la cifra real que el Estado paga en neto, unos 5.000 mill€, íntegramente se gasta en comercios y empresas que redistribuyen ese dinero entre beneficio, que paga Impuesto de Sociedades, salarios, que pagan IRPF, o compras y servicios que siguen la cadena.productiva que sin esa inversión del Estado colapsaría y provocaría un elevado coste de subsidio de paro.

El sistema de pensiones no solo no tiene el coste que se le atribuye sino que que es imprescindible para la economía nacional además de un derecho adquirido ya que el período de cotización era para una pensión determinada y no para hacer obras de caridad. Con todo, en este país donde ni siquiera todas las medicinas son gratis, es muy aconsejable tener un plan de pensiones que no sea de esos que desgravan un 15% y cuando al jubilarse se recupera, el Estado puede llegar a reclamar un 46%. El Pacto de Toledo debe consensuar cuando antes un sistema donde el Estado no pase dinero de un bolsillo a otro pero a uno le llama gasto y al otro ingreso. Solucionar el problema requiere realidad sin demagogia y pensar que nuestros mayores han de tener una vejez digna en todos los casos, probablemente con planes de ahorros privados o públicos o mixtos. Hay muchos ejemplos, solo se trata de copiar. Sistema como el nuestro no hay ninguno.

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