Nuevos ayuntamientos y contrataciones limpias: ¿se puede acabar con el acoso laboral?

Ana Garrido
Ana Garrido, testigo potegido en la Gurtel.

En la formación de los nuevos ayuntamientos y gobiernos autónomos, la corrupción en forma de propuestas para atajarla ha saltado nuevamente al primer puesto de la actualidad.

Nuevos ayuntamientos y contrataciones limpias: ¿se puede acabar con el acoso laboral?

Parece haber voluntad política entre las nuevas fuerzas, el primer paso; pero hay una estructura detrás a desmontar si se quiere que el fracaso no sea otra vez el protagonista.

En la formación de los nuevos ayuntamientos y gobiernos autónomos, la corrupción en forma de propuestas para atajarla ha saltado nuevamente al primer puesto de la actualidad. Parece haber voluntad política entre las nuevas fuerzas, el primer paso; pero hay una estructura detrás a desmontar si se quiere que el fracaso no sea otra vez el protagonista. Y es que el enemigo está dentro de casa.

Una de la manera más dañinas y corruptas de contratación es el llamado “negociado sin publicidad”, se invitan aparentemente a tres empresas, y se valoran para elegir a la mejor. La realidad es que suele haber antes un proyecto encargado a un técnico “amigo de la Dirección” en la que los precios están sobrevalorados, y como en lugar de tres empresas independientes, suele haber una que trae de acompañantes a otras dos, pues la baja es ridícula y se suelen contratan con un sobreprecio de entre un 20% pero puede llegar a un 50% y en algunos casos un 300%

Un caso actual

Cuando Carmen -nombre ficticio- examina el proyecto para la reforma de un edificio, se niega a informarlo favorablemente, porque entre otras cosas se sustituye un pavimento de pizarra, en una zona común de un edificio público, “porque es difícil de limpiar”, por una baldosa antideslizante; claro que el nuevo pavimento supone el salario de una limpiadora dos años; con el resto de unidades de obra a precios cuando menos elevados, tenía claro que sería otra de las “estafas legales” si no se abría la contratación y existía una competencia real, para bajar los precios.

Al poco tiempo recibe el encargo de su jefe, supervisor final del proyecto, de realizar la valoración de las tres empresas invitadas. La oferta de una se resumía en dos hojas, la siguiente eran varias hojas llenas de banalidades de copia y pega, y estaba muy claro aun con poca experiencia en obra, que la obra estaba dada a la tercera. La baja económica que se ofertaba era ridícula –lo que le supondrían a la empresa unas ganancias importantes y una merma a los fondos de todos los contribuyentes- aun así sería la adjudicataria con todas las bendiciones legales.

El procedimiento de negociación era otro paripé para vestir con apariencia de legalidad un cambalache. Cuando así se lo comenta a su jefe, su contestación es “ya sabes como son las cosas” obtiene un airado “pues ya es hora de cambiarlas”, sigue un corto intercambio de frases y la advertencia de que el informe “quería que fuera firmado por los dos”. Una manera de conseguir “cómplices forzados” que ha venido funcionando las últimas décadas.

Cuando Carmen se levanta y coge los papeles del expediente, se encuentra en una nube, advierte que el suelo se vuelve chicle y su mente está a caballo entre un mundo  de pensamientos entre lúcidos y confusos, irreal en este mundo de los 5 sentidos con un difuminarse los límites de su cuerpo  que aparentemente formaba un todo con el aire y muy real para un mundo sin ellos. Una sensación de claridad, fatalismo y pensó que si la muerte era así  no estaba mal.

¿Son menos corruptas las mujeres?

Mi experiencia me dice que sí. Hablar de jubilación es normal a los 60, pero no a los 50. Es lo que están esperando tres arquitectos que han demostrado ser muy buenas en su especialidad. Lo que da una idea de la desmoralización actual, incompatible con una administración sana. Las  tres han sido en una un otra medida objeto de acoso laboral y han sido sustituidas por hombres; dos de ellas han decidió dar un paso atrás y volver a sus puestos base y la tercera, lleva años sin apenas trabajo, sustituida por un arquitecto –hombre-mediocre y dócil.

Mujeres que han sido promocionadas en la actualidad suelen tener vínculos familiares con políticos y altos cargos. Esta es una situación común en la Administración presidida por el señor Feijóo, pero creo que puede extrapolarse al resto de Administraciones y del país. El acoso laboral  suele estar relacionado en los departamentos de obras con la “no adaptación” del funcionario, a prácticas que si bien aparentemente son legales, utilizadas torticeramente,- y la situación actual es la constatación -, son corruptas.

Hoy en la mayoría de los departamentos de obras, si hay funcionarios por concurso se les rodea de otros funcionarios promocionados  “a dedo” o por contratados laborales. Los funcionarios, cuanto más independientes y competentes, más peligrosos .¿Hay hombres no corruptos? Por supuesto, pero salvo contadas excepciones,  no suelen estar “arriba”.

Cómo encontrar la salida
Han pasado mas de ocho años desde que Ana Garrido destapó la Gurtel en Boadilla, su caso es un ejemplo de cómo se trata de advertir a los díscolos de la conveniencia de “no denunciar”. Ayer recibo un correo de que en julio tiene que dejar su casa… La denuncia judicial hoy no solo no es una solución sino que supone un coste añadido. Por cada Ana Garrido que denuncia -su blog es un ejemplo de cómo se puede destrozar a una persona-, hay miles de funcionarios que no lo hacen o lo hacen internamente porque la denuncia judicial suele empeorar su situación. La presión constante que reciben en forma de descalificación laboral, impedir traslados a otro sector o la difamación, suponen un alto coste que frecuentemente afecta a su salud.
Es el gran reto de las nuevas corporaciones: limpieza y competencia en la contratación de obras y servicios y control de las existentes, que requieren desmontar los chiringuitos existentes. Y para ello, quizás nada mejor que contar con muchas 'Ana Gurtel' para deshacer tanto desaguisado, en lo que mejor saben hacer, trabajar con honestidad y limpieza.
Todos tenemos en estos momentos multitud de casos que requieren de nuestra ayuda económica, pero si eres funcionario o empleado publico y te enorgulleces de serlo porque haces tu trabajo poniendo por delante el interés social, puedes  ayudar a Ana invitándola a un café virtual de 1€, 3€... o apoyándola con un comentario en su  twiter, todos los meses, hasta que su caso tenga un fin justo.
Creo que era Joan Baez la que decia que “si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre puedes acabar formando parte de ella”, pues conviene no arriesgarnos, ya hay demasiados y a veces cuesta realmente poco, los jóvenes ya han llegado, pero los mayores tenemos aún que ayudarles. @TrasEva

 

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