Las acciones violentas en período electoral

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Incidentes callejeros. / RR SS

Uno de los principios fundamentales de la democracia es la libertad de todos los partidos políticos para hacer llegar sus mensajes a la ciudadanía.

Las acciones violentas en período electoral

Ejercer cualquier tipo de violencia que pueda impedir la actividad de candidatos o de partidos políticos es un atentado a esos principios democráticos.

En muchas ocasiones he comentado que las elecciones en el País Vasco no fueron realmente libres en cuarenta años de democracia, porque los candidatos de los partidos políticos, sobre todo los constitucionalistas, no podía hacer campaña libremente: había una permanente amenaza de muerte sobre ellos, que se cumplió en muchos casos. La falta de libertad electoral se toleraba allí y no se mencionaba en al resto de España.

Sin peligro físico grave ni amenaza de muerte, pero con coacción social, sucede lo mismo en Cataluña sobre aquellos partidos que son constitucionalistas y no defienden el separatismo, Se les considerados casi como traidores por no reconocer su patria y sufren un acoso violento de los ultras nacionalistas o independentistas, al mismo tiempo que los acusan de provocadores. Por lo tanto, se puede asegurar también que allí existe un deterioro democrático.

Y esta misma situación se ha vivido en Madrid: un partido político, Vox, hizo la presentación de su candidatura en un barrio madrileño llamado Vallecas, donde hay gente de todos los partidos políticos, de todos los colores posibles y donde se vota a izquierdas y derechas. Allí sufrieron acoso, agresiones, contra ellos y contra la policía, y le impidieron ejercer su derecho democrático de presentar a sus candidatos para las elecciones del 4 de mayo en Madrid. Fueron agredidos bajo la acusación de provocadores por presentarse en aquel territorio, como si fuera una reserva étnica propiedad de un grupo político.

Pero lo peor de todo ello han sido las justificaciones manifestadas desde sectores de la coalición del Gobierno, con el argumento de que habían ido a provocar y los ultras del lugar no habían tenido otro remedio que reaccionar con violencia, contra los políticos y contra la policía.

El portavoz del grupo parlamentario de Unidas Podemos, formación integrada en el Gobierno de España, Pablo Echenique afirma, más o menos, que unos señoritos de Madrid habían ido a provocar a Vallecas y habían recibido su merecido, que, además lo estaban buscando; iban a que les pegaran como táctica electoral. Quizás Echenique también mantienen la tesis de la provocación por minifalda de las mujeres agredidas, que iban buscando eso de los agresores.

Más grave es la justificación del que hasta hace pocos días era el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, quien acusaba a Vox, de haber ido a Vallecas a provocar la violencia por atreverse a presentar allí su candidatura. Es decir, si un partido quiere ejercer su derecho democrático de presentar su candidatura en un barrio de Madrid, incurre en una provocación.

Como comentaba Andrés Herzog: “si dar un mitin en cualquier sitio de España es “provocar”, entonces provocar es una necesidad”. Porque es una necesidad democrática. Lo que no es democrático es encontrar justificación a un acto violento contra unos representantes públicos legítimos y elegidos en las urnas.

Se puede afirmar que cualquier justificación de la violencia es promover la misma violencia. Esto es lo que parece provocar el entorno de Podemos en Madrid contra otro partido político. Y es que lo previamente justificó la nueva ministra de Podemos Ione Bellarra, porque Vox no debía pisar Vallecas.

Un poco más problemático es la actitud del candidato socialista a la presidencia de Madrid, que pertenece al grupo del Gobierno de España, circunstancia que le obliga a ser un defensor escrupuloso de la libertad de los contrincantes. Gabilondo ha manifestado que habría que analizar si efectivamente ha habido un deseo de provocar por parte de Vox, como si tal cosa. Luego oficialmente habla de parar la espiral de la violencia, sin decir la de quien, equiparando agredidos a agresores.

En definitiva, la promoción, defensa y justificación de la violencia contra partidos políticos en periodo electoral son tics antidemocráticos muy peligrosos con los que no debería frivolizar ningún grupo y menos si forma parte del entorno del Gobierno de España. @mundiario

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