¿Acabará siendo la En Marea de Luís Villares una sucursal del errejonismo?

Íñigo Errejón.
Íñigo Errejón.

El ahora portavoz del grupo mixto en el Parlamento gallego aplaude la idea de crear instrumentos de confluencia política más allá de las rígidas estructuras de los partidos convencionales. Probablemente también aplaude la valentía de Errejón al apartarse del núcleo duro de Podemos.

¿Acabará siendo la En Marea de Luís Villares una sucursal del errejonismo?

Luis Villares no oculta su simpatía por el proyecto político que Íñigo Errejón impulsa bajo la marca "Más Madrid". La hemeroteca da fe de ello. El ahora portavoz del grupo mixto en el Parlamento gallego aplaude la idea de crear instrumentos de confluencia política más allá de las rígidas estructuras de los partidos convencionales.  Probablemente también aplaude la valentía de Errejón al apartarse del núcleo duro de Podemos y enfrentarse a quienes fueron sus compañeros de viaje abanderando un planteamiento que puede resultar atractivo a sectores progresistas para quienes el rupturismo encarnado por Pablo Iglesias y compañía resulta demasiado radical.

Pero dar por hecho que el grupo de Villares acabará aliándose con el errejonismo es ir demasiado lejos. El todavía líder orgánico de lo que queda de En Marea no se plantea transformarla en algo así como "Máis Galicia" (que por cierto es una denominación que recuerda al grupo que se escindió del Benegá en 2012 para acabar constituyendo "Compromiso por Galicia").  Cree que sería un error renunciar a una marca consolidada, conocida y reconocida. Sin embargo, no será difícil encontrar fórmulas de colaboración, que, sin ir más lejos, posibiliten la incorporación a En Marea de sectores muy críticos con la evolución de Podemos o que decidieron abandonar el partido, muchos de ellos simpatizantes de Errejón, de Carolina Bescansa y de otros padres fundadores, hoy disidentes del "pablismo".

Villares y Errejón tienen bastantes cosas en común, empezando por la idea de la transversalidad social frente a la dialéctica de la lucha de clases o de los de arriba contra los de abajo. Asimismo, coinciden en la idea de la España plurinacional, hacia la que hay que avanzar superando el actual modelo del estado de las autonomías, sin dar saltos en el vacío, mediante la reforma de la Constitución. No simpatizan con el nacionalismo excluyente y mucho menos con el soberanismo. En ese ámbito están más en sintonía con el ala federalista del PSOE que con la línea programática de Anova y sus satélites, por ejemplo. De ahí que vean posibilidades, también en el caso de Galicia, de atraer a una parte de los votantes socialistas del 28-A, siempre y cuando logren convencerlos de que votar En Marea en las próximas elecciones autonómicas puede ser útil, y no supone desperdiciar el voto. 

Así las cosas, entra dentro de lo probable que en la cita con las urnas del 2020 en Galicia se reproduzca, corregida y aumentada, la fragmentación de la oferta política a la izquierda del Partido Socialista que se registró en la Madrid y otras comunidades el 26-M. Porque aquí también entra en juego el Bloque, que confía en recuperar la confianza de muchos de los que hasta el cisma de Amio y la irrupción de AGE y En Marea votaban una opción que, además de netamente nacionalista, se erigía en la casa común del izquierdismo real. En la dirección del Benegá confían en rentabilizar el goteo de nuevos militantes y de otros que vuelven al redil desencantados con los experimentos fallidos del rupturismo. Así las cosas, si el PP pierde la mayoría absoluta y Ciudadanos no puede echarle una mano, la alternativa tendría que ser lo nunca visto en estos pagos: un cuatripartito, un multigobierno ante el cual el bipartito de Touriño y Quintana habría sido un matrimonio ideal. @mundiario

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