Ábrete, Brandenburgo, que ahí viene la euroescéptica AfD

Imagen de la Puerta de Brandenburgo en Berlín, Alemania. / Héctor Morales
Imagen de la Puerta de Brandenburgo en Berlín, Alemania. - Héctor Morales

Los alemanes empiezan a perder la cabeza ante la incompetencia de los grandes partidos para formar Gobierno y el partido neonazi empieza a sacar tajada.

Ábrete, Brandenburgo, que ahí viene la euroescéptica AfD

La situación en Alemania ya amenaza con salirse de control. A más de 120 días de haber celebrado sus elecciones federales, la potencia de facto de la Unión Europea sigue a la espera de que a sus principales líderes políticos se les de la gana llegar a un acuerdo para la formación de Gobierno a fin de evitar el bochorno de unas segundas elecciones. Mientras el dichoso plan llega, las consecuencias empiezan desde ya a sentirse para la mayoría de partidos. Y por consecuencias se entiende tanto buenas como malas.

Una encuesta publicada este martes por la revista Der Spiegel en su portal digital anuncia que la paciencia empieza a rebalsarse entre los alemanes, hartos de la falta de certeza con que sus dirigentes políticos han emprendido ya dos rondas de negociaciones para que las aguas vuelvan a su cauce en Berlín. Así las cosas, el principal afectado ha sido el Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD, Partido Socialdemócrata de Alemania), que en los comicios del 24 de septiembre se quedaron con el 20,5% de los votos, en el que fue el peor resultado de su historia. Los chicos del expresidente de la Eurocámara Martin Schulz han sido señalados como los principales responsables del bloqueo institucional que atraviesa el país y los votantes están dispuestos a castigarlos en unas potenciales elecciones nuevas, en las que alcanzarín apenas un 19,3% de los votos, una caída del 1,2% en relación a las de septiembre anterior. Pero la sangría no afecta solamente al malogrado partido socialista, que sigue persiguiendo su propia cola en su proceso de autoreconstrucción.

El Freie Demokratische Partei (FDP, Partido Demócrata Liberal) bajó del 10,7% a un 9,3%, una picada del 1,4%. El FDP fue junto a Die Grüne (Los Verdes) y a la CDU (Christliche Demokratische Union, Unión Demócrata Cristiana) uno de los protagonistas de la llamada Jamaika Sondierung, un fallido intento de alianza entre los tres bandos que terminó naufragando ante la imposibilidad de los dos primeros de sacarle jugo a la CDU, es decir el partido de die Kanzlerin Angela Merkel. Los Verdes, no obstante, parecen haberle sacado tajada a aquel nefasto proyecto pese a su desenlace, pues del 8,9% de otoño pasan ahora a un 11,1%, superando así a los chicos de Christian Lindner.

El ascenso de Alternative für Deutschland

Pero lo que realmente debería agitar las aguas del río Spree es la escalada de la que ha disfrutado la xenófoba y euroescéptica Alternative für Deutschland (AfD, Alternativa para Alemania). Este grupo de populacheros hicieron historia en septiembre cuando obtuvieron un 12,6% de los votos, con lo que se convirtieron en el primer partido de extrema derecha en entrar al Congreso federal desde la Segunda Guerra Mundial.

Desde el primer momento se responsabilizó de este descalabro electoral a Merkel y a los partidos tradicionales por su afán de complacer a inmigrantes y dirigir sus esfuerzos hacia Bruselas, justo los dos mantras favoritos de la AfD. La agrupación recogió a todas esas almas descarriadas del sistema y, aunque sea mediante votos de castigo, se ganó un lugar en el Legislativo alemán.

Ahora, ya establecidos como una fuerza real en el Bundestag, Der Spiegel les confiere un 14,5% de intención de voto, una subida de casi el 2%, que es la más grande de esta encuesta. Cada día que pasa da un poco más de oxígeno a un partido al que ya va siendo hora que se tome más enserio, especialmente la todopoderosa CDU, que junto a su hermana Christlich Soziale Union (CSU, Unión Social Cristiana), han pasado de un 32,9% en septiembre a un 31,1%. El partido oficial ha perdido casi dos puntos, los mismos que ha ganado la AfD. La ecuación es demasiado obvia.

Avances en la gran coalición

La presión ha llegado hasta la CDU y el SPD, los dos partidos tradicionales y que hasta hace unas semanas parecían irreconciliablemente peleados. Las agrupaciones han accedido a sentarse a negociara para una nueva größe Koalition (Gran Coalición). Schulz y Merkel las iniciaron al tanto que de su doch dependía o no la vergüenza de llamar a nuevas elecciones. Tras ya un par de semanas en un hermetismo casi total y con apenas muestras públicas de optimismo, las negociaciones parecen empezar a avanzar.

De acuerdo a la Deutsche Welle (DW), conservadores y socialistas tendrían ya amarrado un pacto para la creación de una ley que regule y controle la llegada de mano de obra calificada al país. El proyecto promete, pero, por increíble que parezca, no se ha firmado porque no saben con qué nombre bautizar esta ley en cuestión.

Aparte de eso, probablemente el punto más sensible es la protección a las familias de los inmigrantes y refugiados. La DW explica que el oficialismo pretende mantenerlo así hasta marzo como mínimo. Los socialistas, que esta vez están decididos a tomar al toro por los cuernos, se niegan.

El tema debe tratarse con pinzas. Vale recordar que el Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo el mando del socialista Sigmar Gabriel, preparaba su plan de protección subsidiaria, que incluía otorgar visas a familias de refugiados. Merkel y su equipo se encargaron de frenar en seco el proyecto y congelarlo hasta el 16 de marzo. Aquello no hizo ninguna gracia al SPD y el plan está marcado en rojo en sus carpetas.

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