3 conclusiones del debate presidencial francés entre Le Pen y Macron

Marine Le Pen y Emmanuel Macron. / RRSS
Marine Le Pen y Emmanuel Macron. / RRSS

Las tácticas de la sonrisa de Le Pen no prendieron con la audiencia, mientras que Macron adquirió cada vez más un tono presidencial. 

3 conclusiones del debate presidencial francés entre Le Pen y Macron

Los contendientes presidenciales franceses Emmanuel Macron y Marine Le Pen intercambiaron golpes por más de dos horas el miércoles por la noche en un debate televisado que es poco probable que cambie la opinión de demasiadas personas tan sólo cuatro días antes de las elecciones.

1. Macron ya ha adquirido un tono presidencial convincente

Macron se abstuvo de parecer irritable y defensivo, como lo hizo durante los otros dos debates televisados que precedieron a la primera vuelta de la elección, que ganó con alrededor del 24 % de los votos contra un 21,3% de Le Pen. 

Incluso mientras Le Pen trataba repetidas veces de culparlo por asociación, retratándole como heredero de la política del impopular presidente socialista François Hollande, se mantuvo calmado bajo presión. Sin embargo, a veces parecía condescendiente cuando enfrentaba a Le Pen y su dominio aparentemente débil de los temas principales.

2. Las tácticas de simpatía de Le Pen fallaron

Le Pen estuvo riéndose frecuentemente de los comentarios de Macron, también le dijo repetidamente que no se "excitara demasiado". En un momento ella le instó a "tomar un sorbo de agua, te sentirás mejor". Esas estrategias parecen no haber calado en la audiencia por no ser genuinas.

El objetivo de Le Pen era desacreditar a Macron y escapar de la narración de su propia derrota al demostrar que estaba lista para ser presidenta. Le Pen se centró en intentar golpear a Macron fuera de equilibrio, para desestabilizarlo lo suficiente, para hacerle perder la calma, y para que pareciera incapacitado en el manejo de los asuntos públicos.

3. Aún hay votantes que no son visibles

Los dos moderadores de los debates, apenas si fueron escuchados en casi 150 minutos, aunque no fueron los únicos invisibles en el debate del miércoles por la noche. La mayoría, el 55%, de los votantes franceses que, en la primera ronda, no eligieron ni Macron ni Le Pen tenían razones para sentirse excluidos.

Los invisibles y sus problemas pueden no haber sido el punto de este debate. Pero como la creación de empleos es una prioridad absoluta para los votantes franceses, parecía que faltaba una verdadera discusión sobre las mejores formas de reformar la economía.


 

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