12 de octubre de 2016: el Día de Badalona

Oriol Lladó, primer teniente alcalde de Badalona y José Téllez, teniente de alcalde de Badalona rompiendo una orden hudicial. / Twitter
Oriol Lladó, primer teniente alcalde de Badalona y José Téllez, teniente de alcalde de Badalona rompiendo una orden hudicial. / Twitter

Ya no sé si los desconexionistas catalanes son muy listos muy listos o los unionistas españoles muy tontos muy tontos. El caso es que, por una vez, la CUP, Esquerra y Podemos de Badalona han desbancado a Barcelona:  Badalona també es bona si la premsa sona...

12 de octubre de 2016: el Día de Badalona

Menuda exhibición de poderío, de capacidad de seducción, de erotismo político ha dado una parte de la Corporación Municipal de Badalona, oye. Desde el paradigmático número de Salma Hayek en “Abierto hasta el Amanecer”, que para mí que no estaba en el guión, pero se lo agradeceremos toda la vida al maestro Robert Rodríguez, no había visto al personal tan caliente. Me río yo de la cara de Quentin Tarantino cuando la belleza mejicana le metía el pie en la boca, no sé si te acuerdas, al lado del calentón que le ha producido a Xavier García Albiol el momento en el Josep Téllez se pasaba la resolución judicial por donde su espalda pierde su noble nombre, uuufff, en medio de un sugerente número de contorsionismo institucional. Y eso que el Ajuntament sólo estuvo abierto hasta mediodía, ¿eh?. En la erótica cinematográfica hemos asumido ya que hay directores expertos en intercalar escenas que podríamos describir como “calientapollas”, dicho sea con todos los respetos y con ánimo de mera evocación a mi paisano y Premio Nobel Camilo José Cela. Pero, chico, en la llamada erótica del Poder, han surgido de repente guionistas expertos en recrear escenas que podríamos describir como “calientaplumas”, o sea, de esas que ponen a columnistas, a tertulianos, a tuiteros, más encendidos que a CR7 cuando Zidane le sienta en el banquillo.

¿El Día de la Hispanidad o el Día de Badalona?

No, de verdad, hubo un momento, durante este último 12 de octubre, en que ya no sabías si se estaba celebrando el Día de la Hispanidad o el día de Badalona. Estas cosas ocurren desde que unos cuantos millones de españoles han decidido ir por la vida provocando y la otra inmensa mayoría de compatriotas han optado por entrar al trapo de dejarse provocar. Y parece evidente que la táctica está dando resultado, a juzgar por el efecto contagio de los individuos e individuas dispuestas a traspasar la, ya no delgada, sino talmente anoréxica línea roja de la ley. Hombre, mientras seamos más los españoles que la cumplen que los españoles que han decidido usarla de papel higiénico, quizá podamos ir tirando. Pero a medida que el ámbito de las soberanías se vaya ampliando y superponiendo, y acabemos llegando de la soberanía del Estado talmente a la soberanía de las Comunidades de Vecinos, tras pasar por la soberanía de las Comunidades Autónomas, este otro nuevo hallazgo de la soberanía municipal y el pulso que propone Pablo Iglesias entre la soberanía de la calle y la soberanía del Parlamento, la cosa esta de gobernar, de ser un país, de la igualdad de todos ante la Ley, del mandato constitucional, de los asuntos que nos permiten seguir llamándonos España, se va a poner más difícil que aquel empeño inútil y conmovedor, in illo témpore, de evitar la caída del Imperio Romano.

Luces y sombras de las Españas

Yo ni quito ni pongo Día de la Hispanidad. A lo mejor hemos sido muy malos, culo, nenes, tras el dichoso Descubrimiento de América, y deberíamos dedicar los 12 de octubre a flagelarnos por lo que les hicimos por aquellas tierras. Pero ya puestos a hacer penitencia por tantas cosas del pasado, en el Día de Cataluña, por ejemplo, se podría hacer acto de contrición por la segregación a la que han sometido durante décadas a los padres de los charnegos andaluces, gallegos, extremeños, murcianos y demás progenitores de dudosa procedencia. O, bueno, el Día de Euskadi podrían mostrar su condolencia por el mobbing psicológico y sociológico al que sometieron a los maketos, ¡angelitos míos!, que las han pasado putas, con perdón, por aquellos pagos. Digo yo que, o celebramos todos los días de todas las Españas, la Hispanidad, la Catalanidad, la Euskalidad, la Galleguidad, con sus luces y sus sombras, o pinchamos de una vez la pelota y proclamamos todas esas fechas días de luto nacional. Hubo un tiempo, durante 40 largos años de patéticos “días de la victoria” y funestas pagas del 18 de julio, en el que anónimos millones de españoles de todo origen, de toda condición, de toda ideología, de toda edad, habríamos celebrado como locos un Día de la Constitución. Ahora, ya verás, el próximo 6 de diciembre, el trigésimo octavo aniversario de la anhelada y ahora denostada Carta Magna, en vez de una fiesta de la democracia este país va a parecer talmente un funeral. Que conste que, en asuntos constitucionales, un servidor es partidario de cientos de reformas volando, oye, pero tampoco es cuestión de practicar el desaire generalizado con la Constitución en mano.

Si abre el comercio tradicional, ¿por qué no van abrir los mercaderes políticos? 

Pero bueno, a lo que íbamos. Que con eso del Ajuntament de Badalona y su peculiar apertura en día festivo, deberíamos aplicar las mismas normas y costumbres que con los grandes almacenes. ¡Qué abran cuando quieran, tras un acuerdo previo con sus trabajadores, claro! Ya se sabe que el comercio, como la política, es fundamentalmente clientelar. Que dedican sus mezquinas existencias a captar clientes, vamos. Y que todo se trata de hacer mucho marketing, salir todo lo posible en los medios y vender su producto, el tangible, el ideológico, el patológico, en días laborables, domingos y cualquier tipo de fiesta nacional de guardar. Ya le gustaría al Corte Inglés haber hecho tanta publicidad, tan efectiva y tan barata, mientras abría las puertas de algunas de sus grandes superficies al mismo tiempo que CUP, Esquerra y Podemos las puertas del Ayuntamiento de Badalona, tan “bonito en invierno y en verano, casi na...”, como cantaba Serrat.

Yo, porque no soy la Delegada del Govern en Cataluña, sino estaría preparando ya una futura y diabólica denuncia al susodicho Ajuntament por negarse a abrir sus puertas el próximo Día de la Hispanidad de 2017. Ya verías como entonces las cerraban, oye. Si es que, para estos chicos obsesionados con la desconexión, ya se sabe, el caso es joder por joder a bombo y platillo, booom, chaaasss, al impulsivo ritmo de la muy errática y mimética España mediática.

Comentarios