Xi Jinping y Pedro Sánchez

Pedro Sánchez y Xi Jinping. / RR.SS.
Pedro Sánchez y Xi Jinping. / RR.SS.
Es imprescindible desarrollar respecto a China una estrategia a 5-10 años vista, desde nuestras administraciones públicas y nuestras organizaciones empresariales.
Xi Jinping y Pedro Sánchez

A simple vista el encuentro Xi JinpingPedro Sánchez parecería una buena noticia para España, desde el punto de vista de la presencia de España en el tablero internacional: que el Presidente de la segunda potencia mundial invite al Presidente de España, un país diez veces menor en extensión, 30 veces menor en población, y 12 veces menor en PIB, parecería una buena noticia a cualquier ciudadano español “global”; máxime en una coyuntura internacional tan compleja y traumática. Y, además, que lo invite, además de como Presidente de España, en calidad de presidente de la Internacional Socialista y próximo Presidente de la Unión Europea.

Pero los “patriotas” de turno no lo ven así y prefieren fijarse críticamente en los detalles del viaje: si es muy corto, si es improvisado (¿también por parte del Presidente de China?), con quién viaja y una lista larga de “peros”.

Se olvida, por otra parte, que este viaje se enmarca en el contexto del año de España-China y de la celebración de los 50 años de las relaciones diplomáticas China-España, que, para todos los patriotas españoles podría ser una ocasión de hacer balance de esas relaciones, tanto en su versión optimista -cuánto hemos avanzado desde 1973- como en su versión de futuro -toda la potencialidad que resta en el desarrollo de nuestras relaciones bilaterales.

Quiero fijarme en este deseable balance, desde mi perspectiva de testigo y, en parte, actor, pues he trabajado con China y desde China durante 45 de estos 50 años.

En lo político, las relaciones entre nuestros dos países podemos decir que son óptimas: relaciones de amistad, sin conflictos, con un acuerdo estratégico preferente, con el saldo positivo de la postura activamente amistosa del Reino de España en los llamados “conflictos” de Tian An Men de 1989.

En el aspecto económico y comercial es una buena oportunidad para marcarnos unos objetivos ambiciosos.

Un balance provisional del intercambio comercial España China

Más de ochocientas empresas españolas establecidas en China, unas 15.000 negocian con este país, en 2019 nos visitaron más de 700.000 turistas chinos, la exportación española a China en 2022 fue de 8.013 millones de euros, 17.000 universitarios chinos estudian en Universidades españolas. Y, en conjunto, el comercio España China se ha multiplicado por 80 desde 1978; incluso hay alguna multinacional española que cuenta con más de 600 tiendas en China...

El mercado chino es tan importante hoy  que nos obliga a analizar estas cifras con mucho realismo: China es hoy, y creo que lo va a ser más aún a lo largo de este siglo, no sólo el mayor mercado posible para nuestros productos y nuestros servicios, sino, a pesar de la distancia enorme en el tamaño de nuestros países, sus economías y sus mercados, un mercado que nos ofrece una gran complementariedad potencial, o dicho de otro modo, en el que tenemos aún unas grandes posibilidades: veamos algunas cifras “realistas”

-En 1985 vendimos a China el 0.5% de sus importaciones; en 2020 el 0,21%. El comercio España China se ha multiplicado por 80, pero el comercio exterior chino de ha multiplicado por 175: no hemos sido capaces de seguir su ritmo de crecimiento.

-En 2019 nos visitaron 700.000 turistas chinos; sólo un 0,5% de los 140 millones de turistas internacionales chinos.

-17.000 universitarios chinos estudian en España: sólo el 1,3% del 1.300.000 que estudian en Universidades fuera de China, aun siendo el español el idioma nativo más importante del mundo con 600 millones de hispano hablantes.

-800 empresas españolas están establecidas en China: sólo el 1% de las 800.000 empresas extranjeras establecidas el país.

Todo esto, siendo España la 12/14 potencia económica mundial, una de las primeras potencias turísticas.

¿Qué nos queda por hacer o hacer mejor?

Acabamos de inaugurar el año de España y China en comercio y turismo y casi nadie se ha hecho eco de esta “celebración”.

Sin duda, hemos hecho incontables esfuerzos para abrirnos al mercado chino y abrir el mercado chino a nuestros productos: infinidad de visitas de Presidentes de Gobierno, Ministros, Cámaras de Comercio, CC.AA. Cientos de delegaciones empresariales y seminarios técnicos, docenas de foros empresariales hispano-chinos...

Pero ¿estamos convencidos de que el mercado chino, en la perspectiva de su realidad actual demográfica, económica, tecnológica, es un mercado que exige y merece un gran esfuerzo comercial, financiero, de medios humanos, como para volcarnos en él como objetivo prioritario para los próximos diez años

Ni las administraciones públicas ni las empresas españolas en su conjunto tienen esta percepción y, mucho menos, ese convencimiento: sin ello, todo lo que hagamos me temo que será, como hasta ahora, esfuerzos esporádicos, algunos muy meritorios, pero ineficaces en cuanto a cambiar, cualitativa y cuantitativamente, nuestra presencia comercial en China, adecuada a nuestro nivel de potencia económica, turística, lingüística...

Será imprescindible hacer un análisis pormenorizado de los productos, las tecnologías, los servicios, que desde España pueden ser una oferta complementaria a las necesidades o demandas de China. Por ejemplo, sin pretender una enumeración exhaustiva, tenemos una oferta variada y de calidad de productos agropecuarios; sólo por señalar dos de ellos: 

El aceite de oliva, como producto saludable, del rango de “delicatesen”: somos el mayor productor del mundo –doble que el segundo- ¿y tenemos que bajar  los precios cuando hay una buena cosecha? China consume tres mil millones de toneladas de aceites comestibles: ¿por qué no poner cinco botellas al año en cada hogar chino? Serían 2.500 millones de botellas/año. Es cuestión de estrategia comercial y marketing a medio-largo plazo.

El vino de mesa de calidad: estamos entre los principales productores mundiales en calidad y variedad: ¿cinco botellas al mes en cada uno del millón de restaurantes chinos? Es cuestión de estrategia y marketing a medio-largo plazo.

Turismo: ¿por qué no atraer a 3-5 millones? No es turismo estacional, más bien cultural, monumental, de alto poder adquisitivo en compras, red hotelera y de restauración, agencias de viajes... ¿coinversión?

Tecnologías medias en cultivos inteligentes e hidropónicos, tecnologías del agua (ahorro, depuración, distribución...), energías limpias, industria auxiliar del automóvil, moda...

¿Estrategias a 5-10 años vista?

Es un sueño irrealizable desde nuestro proverbial cortoplacismo.

El año anterior a la pandemia salieron de China 140 millones de turistas de alto poder adquisitivo. Este año se calcula que pueden ser 170 millones de poder adquisitivo superior y cada vez habrá más viajes individuales y familiares. Ya hemos perdido un trimestre sin estrategia. Muchos turistas chinos se irán a otras embajadas si ofrecen el visado con más facilidad, como, se quejan, está ocurriendo, porque nuestros consulados no tienen personal suficiente para atenderlos ¿Sin estrategia y poniendo dificultades? Así ese sueño de atraer 3-5 millones de turistas chinos será irrealizable.

Desde cualquier ángulo de esta compleja realidad y potencialidad, la conclusión es la misma: es imprescindible desarrollar una estrategia a 5-10 años vista, desde nuestras administraciones públicas y nuestras organizaciones empresariales.

¿Seremos capaces de elaborarla, superando nuestro cortoplacismo y nuestra tendencia a inventarnos nuevos “plan Asia”, o “plan China”, sin poner los medios adecuados para realizarlos, sin visión de medio-largo plazo, sin el convencimiento de que el mercado chino es el más importante y el más productivo para nuestras empresas y nuestros productos?

Sin esa estrategia nuestra participación en el “pastel” chino seguirá disminuyendo como en los últimos 30 años. @mundiario

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