Una tragedia tras otra: sucesión de tiroteos masivos impacta a Estados Unidos

Tiroteo en Los Ángeles. / RR SS.
Tiroteo en Los Ángeles. / RR SS.

Las masacres con armas de fuego dejan por lo menos 70 muertos y cientos de heridos en lo que va del mes de enero.

Una tragedia tras otra: sucesión de tiroteos masivos impacta a Estados Unidos

La epidemia de la violencia con armas de fuego en Estados Unidos se ha agravado este mes de enero más que en cualquier otro momento de la última década. El martes 24, al escribir esta columna, por lo menos 39 tiroteos masivos han ocurrido en el país desde el inicio del año, más que los días del mes transcurridos.

La espantosa estadística está registrada en el archivo de la Violencia con Armas de Fuego (Gun Violence archive), una organización sin fines de lucro que lleva la cuenta de los tiroteos masivos en Estados Unidos desde 2014.

Un tiroteo masivo se define como un incidente de violencia con armas de fuego en el cual por lo menos cuatro personas —sin contar al agresor— sufren heridas de bala.

Matanza en Monterey Park

El sábado 21 de enero, un hombre de 72 años irrumpió en un estudio de baile en la localidad californiana de Monterey Park, mientras los reunidos celebraban la llegada del Año Nuevo chino. El agresor, un hombre asiático de 72 años llamado Huu Can Tran, mató a 10 personas —cinco hombres y cinco mujeres— e hirió a otras 10. Uno de los heridos falleció más tarde.

Monterey Park se encuentra a unos 13 kilómetros al este de Los Ángeles y la mayoría de su población es de origen asiático.

Después de cometer la matanza en Monterey Park, Tran se dirigió a otro estudio de baile en la localidad de Alhambra, pero un joven de 26 años, Brandon Tsay, hijo de los dueños del lugar, se enfrentó heroicamente al asesino y, tras un violento forcejeo, logró quitarle el arma. Tran se marchó rápidamente. El siguiente día, domingo, la policía encontró su cadáver en una camioneta en el pueblo de Torrance. Al parecer, Tran se suicidó con una pistola cuando vio acercarse a los agentes de la ley.

El mismo domingo, por la mañana, 12 personas sufrieron heridas de bala en un tiroteo que se desató en un club nocturno en Baton Rouge, capital del estado de Luisiana.

El lunes, en la ciudad de Half Moon Bay, unos 50 kilómetros al sur de San Francisco, otro incidente con arma de fuego volvió a sacudir al estado de California. Un hombre mató a siete personas e hirió gravemente a otra, antes de ser arrestado.

El mismo día, se produjo un tercer tiroteo masivo en la ciudad californiana de Oakland, con una secuela de un muerto y siete heridos.

El gobernador de California, Gavin Newsom, se encontraba en un hospital visitando a las víctimas de la agresión en Monterey Park cuando recibió la noticia de la masacre en Half Moon Bay. “Me informan de otro tiroteo —dijo—. Esta vez en Half Moon Bay. Es una tragedia tras otra”.

Efectivamente, la violencia con armas de fuego en Estados Unidos es una tragedia tras otra. En lo que va de 2023, los tiroteos masivos han dejado un penoso saldo de por lo menos 70 muertos y 167 heridos.

Epidemia de violencia

Este mes han ocurrido más tiroteos masivos que en cualquier otro mes de enero en una década. Se trata de una verdadera epidemia de violencia, y la ley federal de control de armas aprobada por el Congreso el año pasado no ha logrado reducir la cantidad de asesinatos.

Debemos decirlo una y otra vez hasta que se entienda: Estados Unidos sufre un índice de homicidios muy superior al de cualquier otro país desarrollado porque —entre otras razones— en el país hay más armas en circulación que habitantes. Los legisladores deben dejar de inclinarse ante la poderosa Asociación Nacional del Rifle (el brazo propagandístico de los fabricantes y vendedores de armas) y promulgar leyes que limiten estrictamente la comercialización y la posesión de armas de fuego, especialmente de los fusiles semiautomáticos estilo militar como el AR-15, que para los extremistas es un símbolo de identidad nacional y que se ha usado frecuentemente en tiroteos masivos.

No será tarea fácil, porque en Estados Unidos existe un culto a las armas en torno al cual prospera un negocio muy lucrativo. Pero hay que acometer la tarea con resolución para frenar la pavorosa sucesión de masacres. Hay que despojar de las armas a los asesinos, como hizo el valeroso joven Brandon Tsay al evitar una matanza en Alhambra. @mundiario

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