Tiempo preelectoral: un alucinante panorama patriótico

Voto. / RR SS.
Voto. / RR SS.

La semántica de la insensibilidad desmemoriada masajea ya las neuronas de los votantes.

Tiempo preelectoral: un alucinante panorama patriótico

La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales pone en primer plano palabras que mueven su significado acompañadas de ejemplos morales. La confluencia de ambos ingredientes en los medios, y en la conversación cotidiana, modela un paisaje sentimental que, captado por las encuestas, acaba moviendo la decisión del voto. 

Hermeneutas y patriotas

En un contexto esencialmente bipartidista, hermeneutas y exégetas, opinadores y analistas de sutil lucidez, pugnan desde su particular bola de cristal por adelantar cómo vaya a configurarse el paisaje político en la noche del 28 de mayo, gran adelanto a su vez –según los más perspicaces- de lo que, a final de año, darán de sí las elecciones generales. El sumatorio de los mensajes que emiten es más expresivo de deseos interiorizados, que de lo que acaben diciendo las urnas; pretenden que sea verdad lo que no pasa de posibilidad. Sin más argumentos que su inclinación –o una aversión fija a la contraria- sus explicaciones parecen proceder de la revelación de un demiurgo omnisciente que juega con los votantes sin ellos saberlo; cual quiromantes y crédulos de diversa especie, hablan para quienes el mundo, regido por principios mágicos, solo está abierto a los muy iniciados, capaces de leer una historia ya escrita e incuestionable, a la que cuanto sucede se adapta pasivamente. Esto explica que, cuando las urnas acaban dando unos resultados concretos, distintos de los que han anunciado, muchos responsables de las campañas electorales emitan explicaciones de signo astral, sin empacho para enfadarse con unos votantes que se equivocaron por contrariar las previsiones  profetizadas.

Por la misma razón, hay partidos que, cuando las elecciones los sitúan en la oposición, ponen gran empeño en defender que quienes han alcanzado el poder en las urnas son gente falsa, espúrea y mendaz. Este itinerario discursivo, tan oído desde 2004, cuando Rajoy perdió la moción de censura entre el 31 de mayo y 1 de junio de 2018 -porque era insostenible el panorama de corrupción-, volvió al Parlamento pretendiendo tapar mágicamente la gangrena. Para que pareciera no haber existido, voces amigas de la nueva oposición lo acompañaron formando un coro de voces concurrentes, cuya aparente armonía se ha cifrado en mostrar que los malos habían subido al poder y, como encarnación del mal, conculcaban la libertad, destruían la economía y metían siempre la pata hasta con la meteorología. Según su canción demonizadora, cuanto han tocado está quedando por los suelos; ni vergüenza han tenido en  asociarse con los “rojos”, esa gente tan mala según el criterio del TOP, que sigue ahí después de la CE78. Todavía la semana pasada, la congresista de EE UU,  Mª Elvira Salazar, previno de “un pacto con el diablo” a quienes en “el mundo libre”, optan por “el mundo de los esclavos”, y “puede tener consecuencias de proporciones bíblicas”.  

Este sermoneo de “guerra fría”, en que “los buenos”, como en las películas del Oeste, son los exegetas exclusivos del bien, insensibles a las penurias ajenas, irá in crescendo durante los 78 días que faltan hasta las elecciones, en que se redoblará la pugna entre el bien y el mal. Será más intenso los miércoles, en el supuesto control al Gobierno, entre argucias semánticas para que las palabras no se ajusten a su valor más propio, conforme a la realidad. Desde hace tiempo, en este peloteo de viejo estilo jeremíaco es difícil descubrir un interés continuado  por dialogar sobre algo, tratar de orientarlo y cambiarlo si es preciso; ajeno a lo que le sucede a los ciudadanos, trata de que las cámaras trasladen  sus enfados a los espectadores con capacidad de voto.

Son muchas las voces que se suman a ese coro de flagelantes de expresión supuestamente atrevida y verbalidad hiperbólica, que quiere marcar el territorio con el peso acusatorio de su dualismo moral. El profetismo equívoco de Ramón Tamames hablando en nombre de VOX es un invitado que no clama en el desierto. Algunos otros, tal vez no programados, también interponen su grito en el guión coincidiendo en resaltar el lado más chillón de la dicotomía diferencial del bien y del mal. Como canto “patriótico” es recurrente el gesto de los ejecutivos de una empresa importante trasladando la matriz del negocio –y la tributación- a los Países Bajos. No contaron con que esta toponimia del pasado holandés pudiera hacer recordar irónicamente en el presente La Rendición de Breda. Velázquez pintó este cuadro en 1835 para el Salón de reinos del Palacio del Buen Retiro, muy cerca de donde Ferrovial ha cotizado hasta ahora en Bolsa. Pero “las lanzas” de la supuesta “inseguridad jurídica” de esta “gente de bien” serían, en una función inversa, una “llave” ejemplar en esta España en que -sin el mito de que no se pone el sol- lo amasado bajo sus rayos a cuenta del trabajo e impuestos de los otros españoles siga reflejando las Cousas dibujadas por Castelao hace un siglo. Con todo, el mensaje ha sido que votar a quienes quieran moverlas es “antipatriótico”.

El coro de cantantes

A este concierto de propagadores del bien, que “el progreso” ha generado en estos cien años de desmemoria, concurre adicionalmente la ejemplaridad gestual de políticos y jueces coincidentes en que están siendo investigados -o son investigables- sin que haya, a veces, presunción de inocencia. En el grupo de los primeros, el rifirrafe culpable del “y tú más” está servido, tan repetitivo estos días que solo aguarda la taxonomía apropiada para clasificar la variedad evolutiva que sigue generando la zafiedad. En el segundo, las sutilezas que algunos jueces exhiben en triquiñuelas leguleyas –como la del “criterio clínico” en el caso de las derivaciones de ancianos, a causa de la Covid-19, según el protocolo de las residencias madrileñas-, añaden nuevas muestras a la lista de casos perdidos o demorados que sufren quienes padecen que el fiel de la balanza esté en manos de hermeneutas para quienes la verdad y el bien son ajenos a la Justicia.

Con todo, en este preciso momento preelectoral, la variante vocal más rompedora la ponen los coaligados del Gobierno: ante el 8-M, cada cual canta su verdad en el ”sí es sí”. Nos queda Virgilio quien, en la Eneida, ya hizo aparecer al destino como fruto de las decisiones humanas, no como causa de las mismas y voluntad de los dioses; y puede que haya muchos a quienes también Job les sirva de consuelo. @mundiario

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