El testamento digital se impondrá en el mundo híbrido

Mundo digital. / Freepik.
Mundo digital. / Freepik.

En un mundo cada vez más híbrido, a caballo entre el físico y digital, se hace necesario facilitar el testamento digital ya que forma parte del conjunto del patrimonio legado a los herederos.

El testamento digital se impondrá en el mundo híbrido

Nos esforzamos por dejar un legado a nuestros herederos. Un legado del mundo material en muchos casos pero nos olvidamos con facilidad del digital, frecuentemente menospreciado y calificado por error de etéreo, cuando no es así.

La economía digital que mueve millones de datos personales ya representa en España en torno al 25% del PIB. Cálculos del gobierno prevén que este ratio aumente al 40% en el 2025, lo que puede dimensionar el volumen de información reservada de los usuarios que circularán por la red, y que a los herederos designados tendrían interés en custodiar y/o aprovechar de su antepasado.

Y sin embargo, son pocos los que se animan a redactar un testamento digital para legar toda nuestra presencia en internet como datos, imágenes e información valiosa personal  Y no es cosa solo del metaverso que se está poniendo de moda en el mundo híbrido, a caballo entre el real y el digital.

El nuevo reglamento de protección de datos ya incluye la posibilidad del testamento digital. Se ha concebido como el derecho a prever un régimen de gestión de cuentas en las redes sociales y prestadores de servicios digitales en caso de fallecimiento o pérdida sobrevenida de capacidad de su propietario. Los herederos podrán recibir instrucciones del interesado sobre el uso y destino de la información contenida, así como llegado el caso, pedir su supresión de internet.

De hecho ya existen proveedores de servicios en internet como Google, Facebook, Instagram, Twitter, etc que dan la posibilidad a sus usuarios a reglamentar su testamento digital en caso de fallecimiento o incapacidad con sus familiares más cercanos.

El testamento digital cobra especial importancia porque podría facilitar la gestión de una legión de variopintos datos personales de sus titulares inaccesibles de otra manera para terceros (familiares y/o allegados)  almacenados en: cuentas bancarias, de inversiones, criptomonedas y contraseñas de tarjetas de crédito entre otras. Pensemos que las fintech y las cada vez más entidades bancarias que solo operan en internet, ante la falta de herederos legales  tendrán que legar todos los ahorros y valores del titular a Hacienda si no existe un testamento digital de por medio que lo remedie.

Especialmente interesante hace el testamento digital para acceder a todas aquellas cuentas en internet del antiguo titular como monederos y llaves digitales, archivos en la nube, fotos en servidores, videos en canales, páginas webs personales, así como los correos electrónicos en las distintas cuentas abiertas, subscripciones online, servicios en la red contratados, discos en la red, memorias externas, claves de acceso al móvil, bases de datos, material audiovisual, programas informaticos, así como toda aquella información cien tñífica, cultural , téncica etc que de otra forma se perderían del todo en el mundo digital (internet).

Los cementerios digitales dispararán su demanda

El legado digital o huella digital de los usuarios debería merecer  toda nuestra atención en vida ya que nos hemos embarcado en el cambio de paradigmas con la transformación digital de la economía en medio de la revolución ecodigital. Conforme vaya extendiéndose la digitalización en Europa, un mayor impacto y volumen de datos relevantes personales y sensibles se irán generando que pulularán por internet que los titulares en la mayoría de los casos podrían querer que hereden y aprovechen sus descendientes. 

Pese a la lentitud de nuestros legisladores, ya nadie cuestiona los inmensos beneficios de la digitalización de Europa, con impactos positivos en el PIB (tanto per cápita como de cada país), con un aumento considerable de la productividad de hasta el 20% anual en algunos países de la UE según ciertos pronósticos. Por otro lado, por su beneficio medioambiental con un uso más eficiente de las energías y menor carbonización. 

Nadie a estas alturas duda que con una menor contaminación ambiental se podría salvar la vida de buena parte de los 300.000 europeos fallecidos al año por los altos índices de polución y en esto la digitalización va a jugar un rol relevante. Por otro lado, la economía digital da acceso a la inclusión de nuevos oficios en la red y grupos minoritarios de la sociedad que acceden a una actividad remunerada y cuyo patrimonio digital merece la pena heredar.

La importancia del testamento digital adquiere también actualidad porque en un continente envejecido como Europa (y España no es ajena al fenómeno con la mayor tasa negativa de natalidad) caminamos a crear cementerios digitales en buen número de redes sociales como vaticina la Universidad de Oxford, que augura que en el segundo tercio del siglo actual la tasa de fallecidos habrá superado al de los usuarios  vivientes. No es difícil pronosticar que en su lugar el número de robots que convivan con nosotros y compartan información sensible  será vertiginoso sin que apenas haya debate sobre su impacto socio-cultural.

Avanzamos  al mundo sin papeles y pese a todo se habla poco, pero una futura Constitución Digital Europea debería contemplar el mundo híbrido y el cada vez mayor patrimonio digital de los usuarios en la red, cuyo valor y volumen perdurable  irá creciendo exponencialmente en la Europa 2.0, con la potestad de un testamento digital que facilite el legado postmortum a los herederos en vida. 

La UNESCO lo tiene claro y afirma en sus fundamentos que “el patrimonio digital es digno de protección y conservación en beneficio de las generaciones actuales y futuras”. Precisamente uno de los grandes retos del futuro para los usuarios y organismos públicos será cuantificar monetariamente el valor del patrimonio digital de los titulares en internet para generaciones venideras, cuya solución puede allanar el camino por  medio del testamento digital.

En el caso de la digitalización del conjunto del ingente patrimonio cultural europeo (archivos, monumentos, bibliotecas, museos, etc) ya hay proyectos en marcha desde la UE con el nombre de Europeana. Lamentablemente ninguno contempla el patrimonio digital del metaverso que no hará sino disparar cualquier pronóstico actual. @mundiario

 

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