El retorno del deseado Besteiro

José Ramón Gómez Besteiro, del PSdeG - PSOE.
José Ramón Gómez Besteiro, del PSdeG - PSOE.
A la cúpula socialista y al sanchismo las elecciones gallegas le quedan todavía muy lejos. Sus urgencias son otras.
El retorno del deseado Besteiro

Él todavía no ha dicho públicamente esta boca es mía, pero ya hay quien da por hecho que José Ramón Gómez Besteiro volverá pronto a la primera línea de la política. Algunos se atreven incluso a asegurar que hay en marcha una operación para convertirle en el próximo candidato del PSOE a la presidencia de la Xunta, justo lo que estaba a punto de ser en 2016 cuando la jueza De Lara lo imputó por corrupción y el entonces secretario xeral del Pesedegá se vió obligado a dimitir y dar un paso a un lado.

Tampoco falta quien especule con que, antes de ser proclamado cabeza de cartel de los socialistas con todas las bendiciones orgánicas, y para que gane en visibilidad, ocupará un cargo de cierta relevancia a la sombra del Gobierno Sánchez, o tendrá escaño en las próximas Cortes. Se trataría de poner en valor su condición de activo político de primer orden con capacidad para aspirar a lo que se proponga. Que se sepa que está de vuelta.  

El actual líder del PSOE gallego está que no cabe en sí del gozo que le produce saber que Besteiro, con quien por algo se ha dejado ver en varios actos públicos en los últimos meses, está a punto de quedar exonerado de la única causa judicial que le quedaba pendiente. Valentín González Formoso no ha podido ser más claro con eso de que, dentro del partido, su amigo lugués, el deseado, estará donde quiera estar, porque él lo vale y porque es de justicia que sea rehabilitado políticamente como lo han sido y lo serán otros "compañeros" que pasaron por similares calvarios.

Por más que diga en público lo contrario, que a Formoso no le apetece ser el candidato de su partido a la Xunta dentro de dos años es algo que ya no niegan ni en su propio entorno, que incluso -dicen- ha empezado a sondear demoscopicamente otras opciones, entre ellas, la de Besteiro, que es la que preferirían en la sede socialista de O Pino, si el interesado da el paso, claro está.

Lo que se sabe es que, llegado el caso, en Ferraz no van a celebrar la resurrección política de Besteiro. No lo consideran de los suyos porque no estuvo del lado de Sánchez, sino enfrente, cuando el hoy presidente del Gobierno se jugaba el liderazgo del partido. Tampoco van a plantear batalla si el actual aparato gallego del PSOE -que no le es muy afín al sanchismo que digamos- lo propone como candidato a la Xunta para 2024.

A la cúpula socialista y al sanchismo las elecciones gallegas le quedan todavía muy lejos. Sus urgencias son otras. Y además Galicia no es ni ha sido nunca un objetivo prioritario. Y de un tiempo a estar parte, aún menos. Ni siquiera parece que a la dirección federal le preocupe el riesgo de que el Bloque, tal como apuntan las encuestas, se consolide en el liderazgo de la alternativa al PP de Rueda.

Al presidente de la Xunta y líder del PPdeG, por aquello del divide y vencerás, le vendría muy bien que el PSOE gallego se embarcase en un nuevo proceso de discusión sobre su liderazgo interno o que la irrupción de la figura de Besteiro agravase la división que enfrenta a formosistas y caballeristas, descartado que pueda encarnar una tercera vía.

Los populares creen que, aunque no vaya a sentarse en ningún banquillo judicial, el expresidente de la Diputación luguesa carga con la pesada mochila de las varias imputaciones que sufrió y con los ecos de los asuntos oscuros en los que se vio envuelto. Por ese flanco llegarán los ataques de los populares, que saben, tan bien o mejor que nadie, hasta qué punto es cierto aquello de imputa que algo queda. @mundiario

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