¿A quién creemos: a Sánchez o a Aragonès sobre que el procès está acabado?
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Con el mismo énfasis con que afirmaba que “no es no y nunca es nunca” o que “por sus principios nunca llegaría a la Moncloa de la mano del independentismo”, y “soy un hombre que cumple su palabra”, el doctor Pedro Sánchez no se cansa de repetir que el llamado “procès” está concluido, que Cataluña está en sintonía con el Estado, que allí no se van a producir nuevos intentos de sedición, como los que le hicieron al PP (curiosa reflexión, ya que por lo visto el ataque fue el Gobierno del momento y no a la Constitución). Y mientras Sánchez y sus portavoces insisten en la misma cantinela, desde la autoridad de los trece votos esenciales que ayudan al presidente a seguir en la Moncloa, es otra la tonada que repite Pere Aragonès. Para empezar, que la meta de la etapa actual de sus negociaciones con el Gobierno es “fijar el cómo y cuándo del referéndum de autodeterminación”. Mira que son ganas de echar agua fría de Vichy catalán sobre el optimismo del doctor Sánchez.
Y Aragpnès no lo ha dicho en vano, ha elegido la la segunda parte del Congreso Nacional de la formación, en la Fira de Lleida, exhumando el viejo victimismo catalán frente al Estado que ya estrenara Cambó al quejarse de lo mal que trataba España a Cataluña y que es la música de fondo de otros y estos tiempos, acusando al Gobierno de Sánchez de tratar a los avecindados en Cataluña “como menores de edad”. Es de agradecer que deje claro lo que ponen sobre la mesa en las negociaciones con el Gobierno son tres cosas: el referéndum y la amnistía, una vez logrado los indultos y las reformas del Código Penal a la medida de la inmunidad de Junqueras y el resto de los condenados, y el retorno de Puigdemont, sin duda. Es de destacar el objetivo de dejar sin efecto las otras secuelas del procès en cuanto a los procedimientos abiertos contra otros activistas del mismo, incursos en responsabilidades diversas, léase amnistía. A ver cómo, pero visto lo visto, tiene buena pinta para los afectados. Sería ilógico que los cabecillas hayan salido incólumes y la infantería pague los platos rotos.
Como la estadística les es favorable, Aragonès precisa que “Hemos de decidir entre todos un acuerdo sobre cuándo y cómo votar”, hoja de ruta que se contiene en la ponencia final de ERC que tiene dos grandes patas: una llamada a la unión y la reconciliación de las diversas ramas o familias del independentismo y, cosa de agradecer por su precision, “una propuesta de acuerdo de claridad”, la hoja de ruta para realizar el referéndum que ERC quiere pactar con otros actores incluso más allá del independentismo y que Aragonès quiere llevar a la mesa de diálogo. Ese documento, inspirado en los antecedentes de Quebec, Escocia y Montenegro, defiende que el Gobierno tenga que negociar los términos de la independencia si el 55% de los catalanes la apoya en una consulta pactada, que tenga más del 50% de participación”.
La consulta prevista
Conviene recordar que, desde el primer momento, se estableció que lo que se fuera pactando en la mesa de diálogo debería ser sometido a la aprobación del pueblo catalán, subrepticia forma de referéndum que serviría en su caso para el paso siguiente, según la hoja de ruta de ERC, el referéndum de verdad. El Gobierno, con la boca grande o pequeña, niega la posibilidad de que se celebre ese referéndum pactado. Pero Aragonés replica que lo lógico será “de dar forma al consenso alrededor de la autodeterminación y para poner fin al conflicto político” e invoca que, según el CEO de la primavera pasada, el CIS catalán, el 80% de la población de Cataluña está a favor del referéndum.
Con un habilidoso juego de los conceptos, ERC no renuncia al uso a ningún instrumento democrático” para lograr la secesión. Y en ese objetivo, es importante contar con el apoyo internacional y la complicidad “de otros territorios del Estado”, especialmente la de los que forman parte de “los paisos catalans”, para los que se propone que también “puedan decidir su estatus político en las urnas”. O sea, un programa completo para la desmembración del Estado. Pero según el doctor Pedro Sánchez se ha restablecido en Cataluña plena normalidad, gracias a sus cesiones, indultos y la reforma a la carta del Código Penal. “El procès ha concluido”, dice. Y se queda tan [email protected]