Proteger las democracias exige reformas legislativas y cambios en las reglas políticas

Pedro Sánchez, presidente de Gobierno, y Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP. / RR SS.
Pedro Sánchez, presidente de Gobierno; y Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP. / RR SS.

El Estado social y democrático de Derecho está en peligro. No solo en España, en todo el mundo, como certifican tres libros muy recomendables: España / Democracia menguante, Los años de la Espiral / Crónicas de América Latina y La revancha de los poderosos.

Proteger las democracias exige reformas legislativas y cambios en las reglas políticas

No hay semana que pase sin sobresaltos políticos y económicos. Sirvan para ello cuatro ejemplos. Primero, las turbulencias bancarias originadas por la Silicon Valley Bank, trasladadas a Europa por los problemas del Credit Suisse y Deutsche Bank y con consecuencias todavía desconocidas para la economía real y las bolsas. Segundo, la cumbre en Moscú de los mandamases chino Xi Jinping y ruso Vladimir Putin, sin aclarar si firmaron pactos secretos en relación con Ucrania. Tercero, la incesante presión de la calle contra la reforma de las pensiones en Francia, que aumenta la edad de jubilación de 62 a 64 años y que el presidente Macron defiende “por el interés general del país”. Y, cuarto y último, la moción de censura presentada por Vox y rechazada por mayoría aplastante, con un candidato a presidente –Ramón Tamames– que a sus 89 años pasó por las Cortes con más pena que gloria, además de unos partidos políticos que dejaron claro que no existe voluntad política de acercar posturas y llegar a acuerdos, por lo menos en los más importantes temas de Estado. 

Estoy leyendo el libro “España / Democracia menguante”, escrito por un grupo de profesores del Colegio Libre de Eméritos Universitarios: Manuel Aragón, Francesc de Carreras, Juan Díez Nicolás, Tomás-Ramón Fernández, José Luis García Delgado, Emilio Lamo de Espinosa, Araceli Mangas, Francisco Sosa Wagner y Gabriel Tortella. Fascinante, cómo los autores llaman la atención sobre la situación de deterioro en que se encuentra el Estado social y democrático de Derecho, producido sobre todo en el plano institucional. Como muestra, el siguiente párrafo: 

“Que la crispación, el extremismo y la polarización que caracterizan la actuación de los políticos no se haya trasladado todavía por entero a la sociedad no significa que los ciudadanos no estén sufriendo ya las consecuencias de un comportamiento inadecuado de las instituciones. La escasa calidad de las leyes y de los reglamentos, las pretensiones de invadir políticamente la justicia, la desobediencia – tantas veces consentida – a la Constitución y a las sentencias de los tribunales, las merma de la seguridad judicial, la conversión de los decretos-leyes en el modo ordinario de legislas, las políticas erráticas – y a veces sectarias – en materia social y económica, la erosión de los derechos fundamentales y el aumento de las desigualdades, están representando un obstáculo evidente par la deseable estabilidad de los negocios y las empresas y, en general, para mejorar la situación social y económica de los españoles. Se trata, en fin, de la utilización del poder, no con el objetivo de satisfacer intereses generales sino intereses parciales, incluido el de conservar, por todos los medios, los cargos públicos que se ostentan. Todo ello contribuye, además, a una pérdida de credibilidad internacional de nuestro Estado democrático”.

Una crítica feroz, que los autores esperan que sirva como referencia para empezar una reflexión en profundidad de los partidos políticos, empresarios, sindicatos y demás representantes de la sociedad civil sobre nuevas reglas básicas del juego democrático, que podrían llevar a firmar al final del proceso unos “Pactos de la Moncloa II”. ¿Es demasiado pedirles a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo que se pongan manos a la obra en este sentido después de las elecciones generales de fin de año, independientemente de quién salga vencedor de la contienda? 

De momento parece que sí, con consecuencias muy negativas para el Estado social y democrático de Derecho, porque como se argumenta en el libro, los “problemas actuales no pueden remediarse solo con reformas de la Constitución o de la legislación, sino que se requiere además, un cambio en las actitudes de los partidos y las instituciones, de un cumplimiento de las reglas jurídicas, pero también, y necesariamente, de determinadas reglas políticas sin las cuales ni la democracia, ni la autonomía política territorial, ni el parlamentarismo pueden funcionar adecuadamente”.

España no es el único país que tiene problemas en este sentido. Acabo de terminar un libro que debería ser lectura obligada para todos los interesados en América Latina. Es una recopilación de los reportajes publicados por el periodista norteamericano John Lee Anderson en la prestigiosa revista norteamericana The New Yorker y lleva el título “Los años de la Espiral / Crónicas de América Latina. Ayuda a entender los acontecimientos sucedidos entre 2010 y 2020, para Anderson una de las décadas más convulsas en la historia de los países de las Américas, un período según él “confuso de golpes y sucesos inesperados, tanto descendentes como ascendentes, sin rumbo fijo. Es decir, una época que se mueve como una espiral”.

El autor resalta que “la corrupción es la gran rémora de América Latina, y en algunas piezas como 'La vida secreta de Ciudad de Panamá'…, u otra titulada ´La cultura de la corrupción en Argentina´, intento reflejar cómo este mal – independientemente inclusive de Trump – terminó por carcomer tanto a la izquierda como a la derecha y por minar las frágiles democracias de América Latina”.

Entre otros políticos en el poder, también entrevista a Andrés Manuel López Obrador, que hace una observación muy interesante: “En el mundo están los que les dan más importancia a las políticas del momento – identidad, género, ecología, animales. Y está el otro campo, … más importante, que es la lucha por la igualdad de derechos” y que para el presidente de México incluye educación, sanidad, etc. Pero no menciona el fortalecimiento de una Estado social y democrático de Derecho, que en América Latina es todavía más necesario que en Europa, porque faltan empresarios y sindicatos responsables, innovadores y emprendedores dispuestos al diálogo y compromisos, una Justicia independiente y eficaz, además de instituciones del Estado que sean capaces de crear confianza y regular los mercados, así como promover la excelencia y el conocimiento, y una sociedad civil que exija el buen hacer de sus instituciones democráticas.

Hoy voy a recomendar un tercer libro. Lo hice de pasada en un artículo publicado en MUNDIARIO en abril de 2022, pero en el contexto del peligro que corren las democracias, tiene sentido repetir su título – “La Revancha de los Poderosos” – y su autor: el venezolano Moisés Naím. Explica claramente, detalladamente y convincentemente el auge de las Autocracias, que achaca a las tres P:  dos que han existido siempre – el Populismo y la Polarización – y una que es nueva y disruptiva – la Posverdad. Lo que ha llevado a un número creciente de ciudadanos en el mundo a pedir “Que se vallan todos”, refiriéndose a los líderes de los partidos políticos tradicionales, porque están hartos de la pérdida de credibilidad de las instituciones, una corrupción en aumento y la creciente desigualdad de oportunidades y distribución de riqueza, así como la desaparición del límite entre política y espectáculo, además de tener miedo al poder de los gigantes tecnológicos, a un desarrollo digital que no entienden y a un futuro siempre más incierto. 

Tres libros pues que tratan un tema de hoy de gran actualidad, de forma interesante y amena. Y que coinciden en un punto: sólo seremos capaces de fortalecer el Estado social y democrático de Derecho, si como ciudadanos no tiramos la toalla, sino que actuamos según demandaba ya hace 60 años el presidente norteamericano John F. Kennedy: "¡No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregúntate lo que tú puedes hacer por tu país!". @mundiario

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