La nueva hegemonía: China y la paz vs. EE UU y la guerra

Xi Jinping, presidente de China. / RR SS.
Xi Jinping, presidente de China. / RR SS.
China se ha limitado siempre, a tono con su tradición de País de Centro, a desarrollarse y crecer hacia sus propias fronteras. Cabe felicitarse de que haya decidido incorporarse a la política exterior estratégica.
La nueva hegemonía: China y la paz vs. EE UU y la guerra

Como si no tuviésemos bastante con todo lo que está sucediendo en el mundo, que cambia ante nuestros ojos con un latigazo de vértigo, viene ahora China y se abre al futuro sin pedir permiso. Primer acto. Junta a los dos enemigos irreconciliables del Oriente Medio, Irán y Arabia Saudita, campeones de las dos grandes sensibilidades musulmanas, la chíi, minoritaria, descendiente de Alí y Kerbala, y la sunní, nucleada en torno a los sagrados lugares de Meca y Medina.

Es pronto para hacer cálculos y profecías pero el primer golpe se ha conseguido ya. Tregua en Yemen, donde los rebeldes houtíes son chiitas. Era guerra que Mohamed Bin Salman luchaba con todo. Mercenarios latinoamericanos, bombas de fragmentación, bombas incendiarias, hambre, ataques indiscriminados a civiles y hasta escuelas primarias...e n fin todo el horror habitual. Tan feroz debía de ser el enfrentamiento que la UNICEF protestó porque afectaba mucho a los niños. Esperemos la tregua dure. No es un tratado de paz ni un sistema de seguridad. Pero significa el triunfo de la diplomacia china. Decir diplomacia y luego adjetivar china, suena a maravilla o ilusión. Y es así porque China se ha limitado siempre, a tono con su tradición de País de Centro, a desarrollarse y crecer hacia sus propias fronteras. Cabe felicitarse de que haya decidido incorporarse a la política exterior estratégica. Es obvio que ha salido triunfante de esta primera prueba.

La segunda está todavía en marcha. Y es una mediación entre Ucrania y Rusia. Según escribo estas líneas Xi viaja a Moscú y Kiev. Aquí imagino las cosas van a ir de otra manera pues Ucrania no es variable independiente sino dependiente de lo que le diga Washington. Le ha salido mal toda su estrategia de hacer daño a Rusia pues quien ha terminado por pagar las consecuencias de un conflicto perfectamente evitable ha sido el mundo entero y naturalmente, con el, los sufridos aliados europeos, votando, de manera radical y estruendosa en contra de sus intereses económicos y aun estratégicos. Claro que en esto de acelerar o parar a EE UU, una potencia que no rige sus actos por principios racionales, así que puede pasar cualquier cosa, incluso que se avengan a un proceso de paz. Pero las expectativas no son optimistas. Tenemos como antecedentes el del ex premier israelí, Naftali Bennet, a quien EE UU impidió poner en práctica su plan de paz, advirtiendo que era tiempo de guerra y, en el otro lado de la barrera, Boris Johnson que convenció a Zelensky de que no aceptase la rama de olivo que le tendía Moscú.

En cualquier caso y pase lo que pase, al observador le fascina el panorama. EE UU, que prometieron un Lebensraum para toda la humanidad han terminado por reducirle a una doctrina Monroe igualmente universal. Recordemos como cuando en pleno griterío de que la OTAN debía aceptarse sin limitaciones (2021) la Isla Salomón informó de que se proponía abrir una base china. En menos de dos dias el Departamento de Estado advirtió de que tal iniciativa llevaría a EE UU a intervenir...¡a 9.500 km de la costa americana!. Los mismos que se extrañaban de que Putin se opusiese a que le colocasen cohetes nucleares en Rostov.

Para terminar, EE UU, que no puede dejar de participar en los asuntos del mundo, por mucho que quiera, se atrinchera en su MAGA y en sus barreras aduaneras. Y eso lo hace después de haber sido proactivo en los asuntos del mundo, Irak, Afpak, Libia y ahora Ucrania, con los resultados catastróficos conocidos. Es decir, no hay manera de que aplique su condición de hegemón de manera medianamente razonable. Ni cuando interviene ni cuando se retranquea tras las aduanas. China por el contrario, ejerciendo de hegemonía con humildad confuciana, ha tenido un espectacular triunfo en el Medio Oriente, donde tradicionalmente mandaban en régimen de monopolio de los EE UU. Y hasta a lo mejor es capaz de acabar razonablemente con algo que EE UU empezó irracionalmente. El problema es de filosofía. EE UU va por el mundo llevando por delante lo militar, y en definitiva, la guerra. Véase el viaje de la Sra. Pelosi a China. Pero los chinos van por el mundo con la paz como escudo y se han estrenado como potencia estratégica global. Ya se ve quien va ganando. @mundiario

Comentarios