José María González, Kichi, y Teresa Rodríguez no quieren ser profesionales de la política

Teresa Rodríguez, en sus comienzos en la política.
Teresa Rodríguez, en sus comienzos en la política.
El alcalde de Cádiz y su pareja cumplen su palabra de estar en política solo dos mandatos y demuestran que la política no siempre es un “pestífero lamedal” como la definía Valle Inclán, sino una función noble al servicio de los ciudadanos.
José María González, Kichi, y Teresa Rodríguez no quieren ser profesionales de la política

José María González, Kichi, confirmó el 23 de noviembre que no se presentará a la reelección a la alcaldía de Cádiz en mayo. Cumple así con el compromiso que contrajo al iniciar su carrera política en 2015: no estar más de ocho años -dos mandatos- en un cargo público, “no profesionalizarme en la política”. 

“Siempre he pensado que la política no debería ser un trabajo, ni una forma de ganarse la vida sino un compromiso voluntario, un acto de generosidad que tiene que ser temporal para no dar oportunidad alguna a la vanidad, a corrupción, a la rutina”. Kichi es licenciado en Geografía e Historia y regresa a su puesto de trabajo de profesor de enseñanza secundaria.

Su pareja, Teresa Rodríguez, portavoz de Adelante Andalucía en el Parlamento andaluz, dejó su escaño el 28 de diciembre también para cumplir su palabra de no estar más de ocho años de diputada. Esa era su promesa cuando en 2014 fue elegida eurodiputada por Podemos, formación que abandonó la pasada legislatura. “Nosotros no solo tenemos unas ideas diferentes a las del sistema, sino una moral diferente. Pisar moqueta te cambia. De repente ya no eres la vecina o la compañera, sino “su señoría” y te descubres ensayando un tono para la tribuna…”, sostiene. Por eso se va y regresa a su  trabajo de profesora en un instituto de secundaria en Puerto Real donde tiene la plaza.

Confieso que la coherencia de esta pareja y su compromiso con la palabra dada me reconcilian con la política. Nada que ver con tantos cargos amamantados en los pechos de los partidos que se convierten en políticos profesionales, no por su formación y capacidad contrastadas, sino por su fidelidad al líder del partido que en varios casos también es un político profesional.

Repasen la lista de diputados en Madrid y en Galicia de todos los partidos –sobre todo de los recién llegados– y la relación de cargos públicos y encontrarán una nómina de políticos que se aferran al escaño o al puesto, entre otras razones, porque no tienen a donde volver.

La política es su vida, el empleo soñado que les da buen sueldo, estatus, privilegios y seguridad ante el futuro mientras muestren lealtad incondicional al jefe que los mantiene en el sillón. Por eso dicen y votan todo lo que les mandan, incluso en contra de sus convicciones, degradando la noble función de la política.   

José María González, Kichi, y Teresa Rodríguez huyen de la política como una profesión. Su coherencia y la fidelidad a su palabra representan en ese mundo lo mismo que una brisa refrescante en una tarde de calima. Y demuestran que la política no siempre es un “pestífero lamedal” como la definía Valle Inclán, sino una función noble al servicio de los ciudadanos. @mundiario

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