La inmigración como arma política en Estados Unidos

Ron DeSantis, gobernador de la Florida. / RR SS.
Ron DeSantis, gobernador de la Florida. / RR SS.

El gobernador de la Florida, Ron DeSantis, trasladó a inmigrantes venezolanos de Texas a Massachusetts en una acción de cuestionable legalidad.

La inmigración como arma política en Estados Unidos

Unos cincuenta inmigrantes venezolanos fueron trasladados el pasado 14 de septiembre desde Texas hasta Martha’s Vineyard, en el estado de Massachusetts, en dos aviones fletados por el gobernador de la Florida, el republicano Ron DeSantis.

Los inmigrantes habían cruzado la frontera después de una penosa odisea a través de Centroamérica y México. Martha’s Vineyard es una pequeña isla, célebre por ser residencia o lugar de vacaciones de ricos y famosos.

Hacia un destino desconocido

Según contaron a los periodistas, los inmigrantes se encontraban en un centro de refugiados en la ciudad tejana de San Antonio, iniciando los trámites de petición de asilo, cuando una mujer que no conocían los convenció de que tomaran un vuelo hacia un destino del que no sabían nada: Martha’s Vineyard.

El gobernador DeSantis aclaró después que había fletado dos aviones, usando fondos públicos de la Florida, para trasladar a los inmigrantes a Massachusetts, un estado predominantemente demócrata donde los inmigrantes son mejor recibidos. Otros gobernadores, como el de Texas, el republicano Greg Abbott, han enviado numerosos inmigrantes a estados demócratas. El conservador Abbott incluso envió recientemente dos autobuses con medio centenar de inmigrantes recién llegados a la casa de la vicepresidenta de la nación, Kamala Harris, en Washington. “Enviamos inmigrantes al patio trasero de Harris para pedir a la administración de [el presidente Joe] Biden que haga su trabajo y asegure la frontera”, dijo Abbott.

En marcado contraste con la actitud arbitraria e insolidaria de políticos como DeSantis y Abbott, los desconcertados inmigrantes venezolanos que arribaron a la próspera y opulenta Martha’s Vineyard, donde una hamburguesa puede costar más de 20 dólares, recibieron la ayuda desinteresada de grupos de activistas, que les proporcionaron alimentos y un lugar donde dormir. Un residente de la isla, Matt Frederick, que trabaja como taxista y camarero y vive en su automóvil debido al elevado costo de los alquileres residenciales, gastó 100 dólares en comprar dulces que repartió entre los inmigrantes. “Simplemente siento compasión”, explicó.

Finalmente, los inmigrantes fueron trasladados a una vivienda temporal en una base militar en Cape Cod, en Massachusetts.

Un juego político peligroso

Estos traslados arbitrarios forman parte del juego político con vistas a las elecciones de medio término del próximo noviembre y también a las presidenciales de 2024. Es un juego peligroso en un país muy dividido políticamente, y la Casa Blanca y abogados de inmigración han protestado. Algunos venezolanos han presentado demandas contra DeSantis por su plan de reubicarlos, una acción de dudosa legalidad.

 Como ya es habitual en la política estadounidense, las fake news, las mentiras y las acusaciones infundadas abundan en las contiendas por cargos públicos. De esa manera, se ha hecho creer a buena parte del electorado que Biden ha abierto de par en par las puertas a los inmigrantes indocumentados, que ha fracasado en la tarea de controlar la frontera, y que por esa razón Estados Unidos sufre una invasión migratoria desde el sur. En la batalla por el poder, al parecer para algunos vale todo, y la inmigración se ha convertido en un arma política. @mundiario

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