De Fisterra a Nueva York, unas cuatro veces lo que hay a Barcelona

Marcador de distancias en Fisterra. / Mundiario
Marcador de distancias en Fisterra. / Mundiario
No es mucho más que la ruta más corta entre Nueva York y Los Ángeles, en la costa del Pacífico, de 4.490,52 kilómetros, según los planificadores de rutas.
De Fisterra a Nueva York, unas cuatro veces lo que hay a Barcelona

Los romanos pensaban que el finis terrae era el punto más occidental de la tierra y que, por tanto, el mundo se acababa allí.

El Cabo Fisterra define el final de la Costa da Morte, esa tierra de paisajes agrestes y playas impresionantes, algunas de aguas tranquilas y otras de fuerte oleaje como Mar de Fora, una de las playas más salvajes de Galicia.

En Fisterra –una península que a modo de tómbolo penetra en el Océano Atlántico, formando el Cabo de Finisterre–, la puesta de sol sobre la inmensidad del océano Atlántico es todo un espectáculo. Por algo es el mar del fin del mundo.

¿Queda muy lejos la otra orilla, en Estados Unidos? Tal vez menos de lo que se cree. Es un dato –5.235 kilómetros– que sorprende a muchos visitantes que se acercan hasta Fisterra, donde hay un marcador de distancias a distintos puntos del planeta.

En definitiva, de Fisterra a Nueva York, hay unas cuatro veces lo que hay a Barcelona. A su vez, la distancia más corta –línea recta– entre Nueva York y A Coruña, la capital de la provincia a la que pertenece Fisterra, es de 5.282,82 kilómetros.

No es mucho más que la ruta más corta entre Nueva York y Los Ángeles, en la costa del Pacífico, de 4.490,52 kilómetros, según los planificadores de rutas online.

Un atractivo especial para los peregrinos

Cabo Fisterra fue un imán desde la más remota antigüedad, que atrajo a viajeros de lejanos países y también, con peor fortuna, a muchos barcos que naufragaron en sus aguas.

Hoy, con su potente faro, Cabo Fisterra sigue ejerciendo un atractivo especial sobre los peregrinos del Camino de Santiago, que no dan por finalizado su viaje hasta llegar al finis terrae.

Dice la tradición que a la orilla del mar de Fisterra muchos peregrinos quemaban las ropas del viaje para emprender el regreso a casa. @mundiario

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