La esperada ‘ola roja’ no se produjo en las elecciones de Estados Unidos
Pero en Florida, el gobernador Ron DeSantis, el senador Marco Rubio y la congresista María Elvira Salazar, todos republicanos, mantuvieron sus puestos.
La “ola roja”, la arrolladora victoria republicana que muchos esperaban que se produciría en las elecciones de medio término de este martes 8 de noviembre en Estados Unidos, no se produjo.
Al momento de escribir este artículo, el miércoles 9 de noviembre, por la noche –mientras el huracán Nicole se acerca a la costa este de Florida, un poco al norte de donde vivo–, se esperaba que los republicanos se alzarían con el control de la Cámara de Representantes, aunque con una ventaja mínima. Entretanto, aún no podía definirse cuál de los dos partidos, el Demócrata o el Republicano, dominaría en el Senado nacional.
“Al final no hubo una ola roja gigante”, dijo el presidente Joe Biden el miércoles en la noche. El rojo es el color emblemático del Partido Republicano, y el azul es el del Partido Demócrata, al cual pertenece Biden.
Campaña de mentiras
Muchos expertos habían vaticinado un arrasador triunfo republicano en las elecciones del martes, en las que se disputaban las gobernaciones de varios estados, los cargos de representantes en el Congreso federal y un tercio de los puestos en el Senado. Apoyaban este pronóstico en la percepción generalizada de un pobre desempeño de la economía (que en realidad ha salido adelante después del trastorno causado por la pandemia del coronavirus), el descontrol en la frontera sur (un descontrol que no existe) y hasta la edad de Biden, que tiene 79 años y cuyos detractores dicen que ya está senil e incapacitado para gobernar. Pero una campaña electoral republicana abundante en mentiras y posiciones políticas extremistas no le dio al partido del elefante los resultados que muchos esperaban.
En Florida el caso fue distinto. En el Estado del Sol sí hubo una ola roja de triunfos republicanos: el gobernador Ron DeSantis mantuvo su puesto, así como el senador Marco Rubio y la congresista María Elvira Salazar.
El condado de Miami-Dade, cuya población es 70 por ciento hispana, votó por DeSantis, eligiendo por primera vez en 20 años a un republicano. El anterior gobernador de ese partido elegido en Miami-Dade fue Jeb Bush, hermano del entonces presidente George W. Bush, bajo cuyo gobierno ocurrieron los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
El voto hispano
¿Por qué Florida y en especial Miami-Dade, un condado mayoritariamente hispano, votaron decisivamente por los republicanos? La arraigada idea de que los hispanos de Estados Unidos suelen ser demócratas no es enteramente cierta. Como han apuntado varios expertos, entre ellos Maribel Hastings y David Torres, de la organización defensora de los inmigrantes America’s Voice, el voto latino no es monolítico. Los demócratas han cometido repetidamente el error de restar importancia a las campañas electorales en las comunidades hispanas. Han dado por sentado que los latinos votarán por ellos, porque el Partido Demócrata es el campeón de los derechos de las minorías y el defensor de los inmigrantes.
Pero no todos los hispanos piensan lo mismo de la inmigración o de la situación de las minorías en Estados Unidos. En Miami, por ejemplo, muchos hispanos como los cubanos, los nicaragüenses y los venezolanos llegaron huyendo de gobiernos de izquierda, y un buen número de ellos votará por los candidatos que se presentan como enemigos de los “comunistas” antes que votar por un defensor de la inmigración. La falsedad de identificar a los demócratas como socialistas, repetida hasta la saciedad en los medios, en carteles y en discursos, dio buen resultado a los republicanos, que en Florida tuvieron su “ola roja”. Los demócratas deben aprender la lección de que con los hispanos no se pueden dormir en los laureles. @mundiario
Los invito a leer mi novela La espada macedonia y mi ensayo Biden y el legado de Trump, publicados por Mundiediciones.
