Especular por especular

Alfonso Rueda. / Mundiario
Alfonso Rueda. / Mundiario
En la cúpula del PP gallego están convencidos de que apurar los plazos y no convocar las elecciones hasta bien entrado el 2024 perjudicará a la oposición.

Ha sido como una versión invernal de la serpiente de verano, ese tipo de noticia sorprendente pero irrelevante y efímera con que los periódicos solían llenar los vacíos informativos veraniegos. Durante unos días, en los mentideros políticos y mediáticos se especuló con la posibilidad de que Alfonso Rueda decida anticipar las próximas elecciones autonómicas, que tocan en verano de 2024. Supuestamente habría sectores del Pepedegá partidarios de hacerlas coincidir con las generales, previstas para finales de este año, por aquello de aprovechar el rebufo de un Feijóo caballo ganador, con muchas posibilidades de doblegar a Pedro Sánchez. El adelanto vendría a ser de casi medio año, con la probabilidad de que en ese supuesto, por primera vez en mucho tiempo, los comicios gallegos podrían no coincidir con los vascos, coincidencia que al PP de Galicia parece haberle beneficiado en las urnas.

En el entorno de Rueda ese debate, como tal, no existe, al menos por el momento. La intención, salvo causas de fuerza mayor, es agotar la legislatura, que es lo suyo, lo esperable. En primer lugar porque no hay razón objetiva alguna para llamar anticipadamente a las urnas y no sería fácil justificar esa decisión ante la ciudadanía gozando como goza el actual gobierno autonómico de plena estabilidad. Pero también porque completar el mandato permitirá mejorar el todavía escaso índice de conocimiento del actual presidente de la Xunta. Sigue habiendo un elevado porcentaje de gallegos que no saben el nombre o no ponen cara al sustituto de Feijóo, a pesar de haber sido durante años la mano derecha de Don Alberto como conselleiro y vicepresidente y como número dos del partido. Se necesita tiempo, cuanto más mejor, para que Rueda gane notoriedad (y ascendiente), incluso entre los votantes habituales del PP.

En la cúpula del PP gallego están convencidos de que apurar los plazos y no convocar las elecciones hasta bien entrado el 2024 perjudicará a la oposición, cuyo objetivo compartido es desalojar a los populares del puesto de mando de San Caetano. Los socialistas tendrán tiempo de desgastarse hacia adentro y hacia afuera en el enésimo proceso de renovación de liderazgo y en la elección de un nuevo candidato a la Xunta, porque lo seguro es que habrá más de un aspirante. Y a la izquierda del PSOE lo previsible es que los rupturismos sigan cociéndose en su propia salsa (en la que ya veremos si Yolanda Díaz es o no el perejil), mientras el Benegá habrá tocado techo en las generales y tal vez vuelva aliarse en las europeas con fuerzas radicales. En todo caso, y por efecto de la ley electoral, la fragmentación de sus oponentes tiende a beneficiar a Rueda, siempre y cuando el Pepedegá siga siendo la fuerza más votada.

Ahora toca centrarse en las municipales de mayo. Serán el primer test al que se enfrente Rueda desde que heredó de Feijóo los poderes orgánico e institucional que ostenta. Él y su equipo son y presumen de ser realistas. Que mejorarán resultados y levantarán cabeza es algo que dan por seguro. Y aspiran, como mínimo, a hacerse con la alcaldía de una de las siete ciudades y a conquistar una segunda diputación que sumar a la de Ourense, que dan por consolidada. A partir de ahí, con ese empujón moral y la maquinaria bien engrasada, el objetivo sería que Galicia le otorgue a Feijóo un apoyo abrumador. Con el expresidente de la Xunta ya instalado en La Moncloa, la cúpula del PP galaico cree que la quinta mayoría absoluta estaría casi garantizada por el efecto arrastre, fuese quien fuese el candidato. Si gana Sánchez, y más aún si hay que repetir elecciones, entonces sí que se empezaría a contemplar el dichoso adelanto electoral. Hasta entonces es especular por especular. @mundiario

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