Los candidatos eluden la polarización de cara a las elecciones de mayo

Ayuntamiento de Madrid, España. / Clark Van Der Beken. / unsplash
Ayuntamiento de Madrid.

Candidatos autonómicos y locales quieren evitar que la política estatal condicione sus propias estrategias electorales así como las posibles alianzas posteriores.

Los candidatos eluden la polarización de cara a las elecciones de mayo

La sociedad civil se impone a la institucional en dos momentos del año: las vacaciones de agosto y las Navidades. Si aquellas son la apoteosis del ocio y la ruptura con el tiempo laboral, las dos semanas comprendidas entre el sorteo de la Lotería y el día de Reyes imponen un consumo desaforado y el reagrupamiento familiar. Todas las noticias habituales durante el resto del año pierden peso ante los relatos específicos de cada uno de esos períodos.

Ni siquiera los insípidos discursos de tantas autoridades que confunden la rendición de cuentas con una ceremonial y hueca aparición ante los medios simplemente para dejar constancia de que siguen existiendo. Comparecencias tan vacías que ni siquiera suscitan debate. Este año Unidas Podemos ha intentado por enésima vez censurar al Jefe del Estado por haber aludido en el discurso de la Pascua militar al necesario incremento del gasto en Defensa. Ha sonado ridículo que quienes censuren el gasto lo hayan aprobado con sus votos en todas y cada una de las fases del Presupuesto recientemente aprobado.

Finalizada la tregua navideña volvemos donde estábamos. Algunos Presidentes autonómicos han considerado que es el momento de distanciarse del Gobierno central, como el Presidente de la Comunidad Valenciana que ha resucitado la necesidad de trasvasar agua, o los Presidentes de Aragón y Castilla-La Mancha que ensayan formas de censura leve de algunas de las últimas decisiones del Ejecutivo estatal. Expresan el temor a que las elecciones autonómicas se diriman exclusivamente en clave estatal, como ya le transmitieron al Presidente del Gobierno en su momento.

En el lado popular, la Presidenta de Madrid se aleja de la moderación predicada por Feijóo, pues en su estrategia no basta con la polarización total, sino que además quiere una confrontación ideologizada, con la bandera de una Comunidad abierta y facilitadora de la actividad económica, al tiempo que intenta cerrar el paso a Vox. Solo Más Madrid parece haberlo entendido y estar actuando en consecuencia.

Más complicada está la situación municipal. En el sistema político español los Ayuntamientos, incluso los de mayor población, tienen escasa influencia política, tapados habitualmente por los Gobiernos autonómicos. Muy pocos Ministros han sido Alcaldes y en cuanto a los Presidentes de Gobierno solo Aznar tenía experiencia autonómica y ninguno contaba con experiencia local. Lo cual ha repercutido en las políticas sectoriales, de forma que a diferencia de países como Francia o Portugal, las políticas urbanas españolas han sido tradicionalmente poco ambiciosas, lastradas por la división de competencias entre el Estado y las Comunidades, así como por el temor de estas ante los liderazgos locales. Algo sorprendente si tenemos en cuenta el proceso acelerado de urbanización de la sociedad española

A pesar de ello en muchas de las ciudades españolas están teniendo lugar procesos de innovación y transformación muy notables, con influencia directa en las oportunidades de trabajo y desarrollo por lo que deberíamos prestar más atención a sus elecciones locales y a los problemas que en estas se dilucidan, mucho más complejos que la simplicidad impuesta por la política polarizadora de los partidos estatales.

Por ejemplo, Barcelona. Cuando parecía inevitable que el próximo Gobierno local reprodujese la actual mayoría aunque cambiase el titular de la Alcaldía, Junts acaba de proponer como candidato al exalcalde convergente Xavier Trías, lo que podría dividir el voto nacionalista y favorecer al PSC, además de representar un movimiento inteligente para recuperar el protagonismo perdido tras su abandono del Ejecutivo catalán.   

En el ámbito vasco, el PNV intenta resistir ante el avance electoral de Bildu asumiendo algunas de sus propuestas, como hemos visto estos días con la demanda de cambios en la política penitenciaria que favorezcan aún más a los presos por delitos de terrorismo. Mientras que Unidas Podemos persigue que los grupos asociados no se disgreguen todavía más de forma que su cuota de representación institucional se pueda mantener. En cuanto a Ciudadanos está ofreciendo un triste espectáculo de confrontación interna en los momentos finales de su existencia, cuando es ya tan irrelevante que no suscita interés alguno.

En líneas generales, a quienes gobiernan no les interesa la tensión extrema de la política estatal sino la explotación de su propia gestión con todos los matices diferenciadores. A quienes están en la oposición les interesará una estrategia mixta, aprovechando la polarización estatal cuando convenga, añadiéndole las críticas específicas de carácter local o territorial. Desde ahora la prioridad política en España son las elecciones de mayo. @mundiario

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