La derrota ante Marruecos como metáfora política

Gabriel Rufián, portavoz de ERC, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. / RR SS
Gabriel Rufián, portavoz de ERC; y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.

Mejor estrategia y sentido de la oportunidad explican el éxito político de Marruecos y del secesionismo catalán frente al Gobierno español. 

La derrota ante Marruecos como metáfora política

El fútbol no es una actividad solo racional, construida con análisis tácticos, preparación física y estado emocional adecuados. Influyen factores imprevisibles como la capacidad del equipo contrario para alterar la táctica propia, el azar en jugadas determinadas y la capacidad de reorganizar el juego en cada momento de acuerdo a las nuevas circunstancias. Por eso a veces el resultado es inesperado. En otras ocasiones, simplemente merecido. La derrota de España en el Mundial frente al equipo marroquí tiene algo de ambos factores y enseña mucho sobre otro juego de estrategia rodeado de incertidumbres como es la política.

Desde hace un tiempo Marruecos, el gran vecino del Sur, ha impuesto su agenda a España por la puerta trasera, sin debate público. Que sea el principal emisor de emigrantes hacia nuestro país, unos 900.000 actualmente, no ha contribuido a desarrollar lazos culturales o educativos. Que 1.500 empresas españolas hayan invertido 5.000 millones de euros en aquel país o que las exportaciones anuales sean de 8.5000 millones de euros hacia un país que goza de un Acuerdo preferencial con la UE, tampoco ha contribuido a crear una imagen positiva entre los ciudadanos.

Al fondo ha existido un problema enquistado, como es la relación con los habitantes de la antigua colonia española del Sahara. Una causa que ha gozado del afecto generalizado de los españoles durante décadas y de la unánime consideración del mundo político. Sin embargo, hace unos meses el Gobierno alteraba el statu quo, aceptando la propuesta marroquí de autonomía para aquel territorio en el marco estatal. Era la postura aceptada en su día por el Presidente Trump y que Biden ha mantenido. Desde entonces se han sucedido los gestos de aproximación entre ambos Gobiernos y de comprensión, siendo el trágico suceso de Melilla por el que ahora se critica al Ministro de Interior, la demostración más clara.

No cabe duda de que Marruecos ha mostrado, como en el futbol, mayor profundidad estratégica, al detectar que el problema saharaui estaba en vía muerta sin alternativa real alguna, poniendo sobre la mesa de negociación la delicada situación del Sahel, bajo la creciente influencia yihadista, y la guerra de Ucrania, pues Rusia es aliada de Argelia y, por tanto, con posibles intereses en llegar al Atlántico a través del Sahara. En la reconfiguración del planeta que impulsa Estados Unidos, Rusia debe ser aislada, a lo que se ha sumado la UE y China limitada comercialmente, si bien en relación con esta última la UE se resiste a actuar al dictado de los intereses norteamericanos.

España, una potencia mediana con poca influencia internacional, no ha podido mantener la anterior posición sobre el Sahara occidental, cristalizada en el tiempo, pero sin horizonte de solución. Bajo las nuevas condiciones, la alianza con Estados Unidos es prioritaria y el entendimiento cordial con Marruecos inevitable, pues es el país del Magreb más claramente identificado con los intereses occidentales.

El éxito deportivo ha sido el broche final de un año de éxitos para la diplomacia marroquí y una dulce venganza sobre el vecino del Norte que necesita inmigrantes de baja cualificación, pero que recibe lecciones estratégicas y también deportivas.

DERROTA POLÍTICA ANTE LOS SECESIONISTAS

También aquí la mejor estrategia de los secesionistas catalanes ha conseguido el éxito de cambiar las leyes para anular los delitos por los que fueron condenados y por los cuales todavía están pendientes de juicio otros dirigentes de la época. Primero la sedición y luego la malversación están siendo modificadas en su tipificación penal para adaptarse a dichas personas. Y todavía mejor, sin contrapartida alguna. En la negociación parlamentaria se han introducido otras figuras penales para mantener las formas y evitar la imagen de la claudicación, si bien en términos políticos el resultado final no ofrece dudas. Para el Gobierno estatal, las medidas son inevitables para mantener el apoyo parlamentario del nacionalismo catalán, indispensable.

Todo se anuncia en medio de las fiestas navideñas, se tramita aceleradamente para evitar demasiados debates y se ejecutará de inmediato. La pregunta pertinente es qué gana el país al desdecirse por completo del anterior marco jurídico. El apaciguamiento de la sociedad catalana, dicen algunos, pero ese ya fue el objetivo de los indultos. Más bien lo que se ha conseguido es imponer el marco estratégico del nacionalismo que persigue acomodar la ley a su ideario último, como recuerdan a diario. Se repite la misma situación de 1934, cuando Companys proclamó el Estado catalán siendo posteriormente juzgado y condenado a prisión para ser amnistiado en 1936 y retornar a la Presidencia de la Generalitat. @mundiario

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