Atacan la democracia: no sólo insultos y descalificaciones en el Congreso

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Otegui y Rufián hablan clafo
Una de las quiebras de nuestro sistema democrático es la falta de nivel, discurso, recursos dialécticos y cortesía parlamentaria 
Atacan la democracia: no sólo insultos y descalificaciones en el Congreso

Hace tiempo, en estas mismas páginas, comenté que una de las quiebras que padecía nuestro sistema democrático era la falta de nivel, discurso, recursos dialécticos, conocimientos de fondo y cortesía parlamentaria que se había instalado en el Congreso de los Diputados. Por eso, el mero discurso chabacano ha ido a peor, si bien ha habido siempre alusiones personales, agravado en el caso de la diputada que hizo una alusión simplista, grosera y machista de los méritos de Irene Montero, a la hora de criticar la ley del “Si es sí”. Pero cuando se analiza el contexto del odio y la violencia política que mina los cimientos de la democracia hay que mirar con los dos ojos y los oídos abiertos, y no sólo hacerlo con los del lado derecho. El resultado de tal simpleza nace por lo tanto lastrado de objetividad.  Porque ese ataque a la democracia tiene una perspectiva global, o como dicen los arquitectos “panóptica”; es decir, desde todos los ángulos que se miren. Abramos pues ojos y oídos. Empezando por el irrelevante detalle de que el secretario de la cámara sea un argentino de origen italiano que predica la voladura de nuestro Estado en la forma actual y que se hizo famoso cuando en el balcón de una institución catalana pretendió evitar la bandera de España, que obviamente no debe ser la suya.

Se me ocurre a mí que debe ser también un ataque a la democracia que diputados de los partidos independistas, como ya ha ocurrido, manifiesten que a ellos –en este caso, ella—“les importa un pito la gobernabilidad del Estado” (ahora corregida a cambio de otras dádivas para su interés, como subrayó el demócrata Otegui, apoyando al mismo que ayudaron a instalar en la Moncloa, a cambio de sus votos y otras contraprestaciones) No sé yo en mi simpleza, que desde esa misma tribuna, el beneficiario de estos viáticos dijera que por sus principios nunca pactaría con sus consocios diversos, y sobre todo –como hombre de principios morales—con los que ahora no dudan en decir (Cito a Otegui) que la estabilidad del Estado depende de que a ellos se les vaya dando lo que piden, con el detalle final, obviamente, de dinamitar ese Estado y salirse. El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ha defendido el acuerdo presupuestario logrado por su formación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y ha afirmado que “No hay Gobierno de progreso en el Estado si los que nos queremos marchar no lo sostenemos". Hay que agradecerlo la claridad. Diputados de esta órbita, insisto, desde esta tribuna, dijeron que las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas no eran queridos en sus comunidades y que tenían que irse. Por lo visto este ataque al Estado mismo es sólo libertad de expresión y no un ataque a la democracia. Y en el Pais Vasco, Bildu ha colocado grandes pancartas con la imagen de un guardia civil con la maleta y la leyenda “¡Que se vayan!” 

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Rufián lo tiene claro

Desde la tribuna del Congreso se miente, se dan datos tergiversados, se hacen recomendaciones médicas y psicológicas a la oposición, y se insulta con carácter general y recurrida simpleza a quienes no forman parte del actual conglomerado de fuerzas progresistas en la que se incluye a lo que yo llamo la “derecha católica vascongada”, o sea, el partido de origen confesional y racista, el PNV, cuyos lendakaris jura su cargo “de rodillas ante Dios”. Todos los demás son fascistas.. Sólo debe de ser cobarde silencio la desde luego vergonzosa postura del Partido Popular cuando fue insultada de modo artero Irene Montero. Eso es así, sin duda. Pero cuando se ataca los fundamentos de la propia democracia, del Estado, y se considera caducado el llamado “régimen del 78” (malévola alusión al de Franco), ¿acaso no son incurren en “cobarde silencio”? los diputados del partido socialista y sus consocios, porque eso está bien y no es una exhibición de odio, sino de amor y respeto a la Constitución que les permite estar donde están.  Por lo visto, falta perspectiva. Quizá nadie recuerde que uno de los patronos de la nave del progreso frente al fascismo, Pablo Iglesias, predicaba no hace tanto que la guardia civil, que luego protegió su casa, era una institución franquista y animaba a los jóvenes a prepararse para la lucha urbana, aprendiendo a preparar “cócteles Molotov”. Eso era defender la democracia

Hay que ser un poco serios

Hay que ser un poco serios. El mismo que ayer calificaba no de “sedición”, sino de rebelión” la conducta de los implicados en el intento de declarar la independencia de Cataluña en 2017; el mismo que se manifestaba en contra de los indultos a los políticos, su respeto a la Ley y el cumplimiento de las penas, es ahora el gran patrocinador no ya de que esa Ley deje de aplicarse en un determinado territorio del Estado, “porque que hay que desjudicializar el procès”, sino que dentro de sus tratos con los representantes de los reos, contra los principios del Derecho, va a reformar el Código Penal a la carta para rebajar o dejar sin efecto aquellas condenas que tanto alababa. Eso por lo visto, pese los efectos que le han advertido los fiscales, sin ir más lejos, favorece a la democracia frente el fascismo.  Claro que para eso está la masa coral de diputados del PSOE que hemos visto estos días.

Los que desde la tribuna del Congreso mienten, atacan los fundamentos del Estado, insultan y denigran el orden constitucional en el seno de “una de sus instituciones más sagradas” no son realmente peligrosos ni ignominiosos. Claro que no. Pero lo más gracioso es que se acusen a quienes se oponen a las reformas a la carta del Código Penal, en marcha, sean acusados de intentar “politizar y utilizar la justicia a favor de sus intereses procesales” por los que van a conseguir justamente, que esa Justicia se pliegue ante los suyos. El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, se ha jactado de haber "quitado el juguete" de la sedición a los que llama "jueces fiscales". Más claro, imposible. Estos sí que defienden y sostienen la democracia. Y además, insultar a los jueces en su conjunto no es un ataque al sistema mismo. Es libertad de expresión y fundamentado criterio democrático progresista. @mundiario.

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