¿Conciernen al rey honorífico las normas éticas dictadas por Felipe VI?

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Juan Carlos I y Felipe VI. / Twitter
Juan Carlos I es miembro de la Familia Real, y las normas de comportamiento ético de Felipe VI no describen excepciones para sus miembros.
¿Conciernen al rey honorífico las normas éticas dictadas por Felipe VI?

Francamente aburren. Sorprende que personas a las que se supone algo leídas, escriben y nombran a Juan Carlos I como “rey emérito”, figura que no existe en parte alguna, ni en la Constitución, ni en las normas reformadas sobre tratamientos de los miembros de la Casa Real o la Familia Real que no se debe confundir con la prolija y extendida “familia del rey”, cosa igualmente frecuente. Pero es que, además, este rey abdicado, carece de función pública alguna, a la que tempranamente renunció por carta a su hijo, y sin sueldo en el presupuesto de la Zarzuela, como acaba de evidenciarse al publicar la lista civil de cómo gasta Felipe VI la asignación que recibe directamente del Estado, cosa distinta del costo real de la monarquía,

Pero aquí seguimos dale que te pego con lo de “emérito” que nunca tuvo la acepción que se le da. Su significado correcto es: Dicho de una persona, especialmente de un profesor: Que se ha jubilado y mantiene sus honores y alguna de sus funciones. Usado, usada o usadas también como sustantivo. En la Roma antigua, dicho de un soldado: Que había cumplido su tiempo de servicio y disfrutaba la recompensa debida a sus méritos. Era usado también como sustantivo masculino”. Claro que lo de “emérito” casi resulta irrelevante cuando leemos con frecuencia, con respecto a Felipe VI que se le trata como “el soberano”. Y aún peor, cuando le endilgan el tratamiento a Letizia Ortiz y la elevan al mismo rango. Evidentemente, quienes usan estos términos ignoran que, según la Constitución, no hay otro soberano que el pueblo español del que emanan todos los poderes del Estado.

Se ha dicho, y es evidente que, con frecuencia, la monarquía es una ficción de sí misma. Y, de nuevo, pensamos que en determinadas altas instancia pervive aquello que decía Ortega en cuanto a que creen que los españoles somos una masa de bóvidos. A falta de la Ley de la Corona, que los dos grandes partidos dinásticos (PSOE y PP) decidieron aparcar en tiempos de Zapatero y Rajoy, Felipe VI dictó, al hilo de las circunstancias, una serie de normas de autorregulación y ejemplaridad. A saber: 1. Criterios de actuación de los miembros de la Familia Real y de las actividades de la Casa de S.M. el Rey. 2. Normativa de regalos a favor de miembros de la Familia Real. 3. Comunicado de la Casa de S.M el Rey sobre la renuncia de Felipe VI a la herencia de su padre. Según la primera de estas normas, los miembros de la Casa Real solo podrán realizar funciones de carácter institucional. Está claro. Esta norma, que se extiende a todo el personal de la Casa, dice entre otras cosas que “La Casa de S.M el Rey debe contar con el oportuno asesoramiento jurídico que asegure que su actividad se ajuste en todo momento a la ley”.

Las normas éticas deben atañer a todos

Pero con respecto al caso presente, interesa especialmente remitirse a las normas sobre comportamiento ético de los miembros de la Familia Real, dadas en Madrid el 1 de enero de 2015, que alcanzan de lleno, como miembro que es de la misma, a Juan Carlos I, en lo que atañe al régimen de regalo que puede recibir los que formen parte de la institución. Y conviene recordar, porque parece que la historia se repite, en su momento Juan Carlos I, avisado a tiempo tuvo que regularizar, para evitar el delito fiscal en el que entraba de lleno por su importe, los fondos recibidos de su primo para financiar sus viajes. Baste citar el punto uno de los Principios Generales de la referida norma, que dice que Los miembros de la Familia Real no aceptarán para sí regalos que superen los usos habituales, sociales o de cortesía, ni aceptarán favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones y que en el caso de obsequios que, de acuerdo con estas normas, tengan carácter institucional, se procederá a su incorporación al Patrimonio Nacional (los pendientes que el emir de Qatar regaló a Letizia) y que no podrán aceptar regalos que por su alto valor económico, finalidad o interés comercial o publicitario, o por la propia naturaleza del obsequio, puedan comprometer la dignidad de las funciones institucionales que tengan o les sean atribuidas”.

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Juan Carlos I en su regreso a España. / Twitter

La Casa Real acaba de publicar la Memoria de Actividades de 2021, la primera en la que no aparece una retribución del rey honorífico. Juan Carlos I cobró en 2020 la cantidad 42.000 euros a cargo de los Presupuestos Generales en los tres primeros meses del año, la última desde que se apartó de la vida institucional en junio de 2019, pero seguía cobrando, hasta que, al trascender sus negocios en el extranjero, su hijo le retiró el sueldo. Según tal memoria, en el tiempo computado Juan Carlos no recibió ningún regalo. ¿Seguro? Entonces, ¿quién costea los gastos de desplazamiento, de alojamiento y de otros servicios que recibe desde que reside en Abu Dabi, donde por cierto tiene ahora domicilio fiscal. Según tal memoria, los miembros de la familia real recibieron en 2021 un total de 307 regalos, que en su mayoría fueron dirigidos a Felipe VI, con 170, entre ellos, un botijo, una espada tradicional, varios sombreros, una pandereta, una aceitera o unos peluches.

La cuestión es saber que, dentro de su actual estilo de vida, que es como ha sido siempre, se puede considerar que las actividades privada del rey honorifico deberían o no sujetarse a la ejemplaridad que nunca tuvo o si queda exento de atenerse a lo que dispone su hijo. Y la duda surge sobre los antecedentes, ya que tuvo que liquidar a la Agencia Tributaria 4,4 millones de euros que se correspondían con deudas fiscales derivadas de los ocho millones de euros que Juan Carlos I recibió para vuelos realizados en una compañía de jet privados y que financió hasta 2018 la fundación Zagatka, propiedad de su primo lejano Álvaro de Orleans. ¿Quién ha financiado y financiara su último y próximos viajes en costoso jet privado? ¿Son un regalo que se acomodan a “los usos habituales, sociales o de cortesía, o son favores o servicios que rebasan ampliamente los topes fijados al respecto? @mundiario

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