Amigos sí, pero la vaquiña por lo que vale: EE UU, Latam y China

Banderas de la UE y China. / Mundiario
Banderas de la UE y China. / Mundiario
Para España el reto es definir con precisión cual es la frontera o, si se prefiere, el alcance de sus preferencias atlánticas.
Amigos sí, pero la vaquiña por lo que vale: EE UU, Latam y China

La relación que España mantiene con EE UU merece comentarse un poco. Que no puede arrimarse sin mas al hegemón viene dado por la propia opinión de los españoles, que ni han olvidado (la derecha), Cavite, la masonería, el protestantismo, etc... ni (la izquierda) el apoyo a Franco. No quiere decir esto que la patria sea antiamericana. Pero sería absurdo ignorar el aprecio que merece Cuba, cuya principal fortaleza si que es la resistencia a Washington. En un momento anterior habría de mencionarse al eje franco alemán como freno a entusiasmos atlantistas súbitos. Pero ahora mismo la situación del atlantismo es fluida en el Continente.

En 2017, Angela Merkel aseguró que Europa no podía fiar en otro país para defenderla y que debería de ir "un poco mas allá" en materia estratégica y defensiva. Como esa observación sea compatible con haber ofrecido a Moscú el engaño de Minsk lo dejamos a juicio del lector. En cualquier caso ni Francia ni Alemania son el Reino Unido ni tienen intención de ir mas allá de sus amistades ya confesadas.

Para España el reto es definir con precisión cual es la frontera o, si se prefiere, el alcance de sus preferencias atlánticas. Primero porque no hay acuerdo entre nuestra fuerzas políticas, lo que tiene consecuencias nefastas. Recuerdo que cuando hubo de mediarse en el caso cubano la llamada a hacerlo fue la diplomacia vaticana y no el Reino de España. Algo obligado después de cuarenta años sin ser capaces de alcanzar un consenso sobre la Isla. Cuando venía el PP castigaba. Cuando venía el PSOE, callaba. Y segundo porque España, al menos por el momento, carece de pensamiento estratégico.

Hasta Irak la relación con EE UU no planteó excesivos problemas. A partir de Irak fue otra cosa. No hace falta recordar lo sucedido. Pero quizás no esté de mas traer a colación el horror latinoamericano ante lo que vivieron como una traición de España. Y digo esto porque se ha filtrado la intención del Primer Ministro de España de solicitar en la cumbre Latam condena y sanciones a Rusia. Si nos interesa algo ese continente y deseamos ser algo entre sus componentes nunca, jamás, de ninguna manera debe de evocarse ese tema, impertinente además puesto que nada tiene que ver con Latam ni por tema ni por geografía. Y bastantes agravios tienen los latinoamericanos como para que nosotros añadamos el país de la contra Chile, Arbenz, Santo Domingo, Noriega, y no sigo, a sus deliberaciones. El Sr. Feijoo ha dicho que Latam es el espacio privilegiado de España. Mitterrand pensaba lo mismo. A el se le debe la frase. "¡Ah, si nosotros tuviésemos América Latina!". Bueno, pues ya que nosotros la tenemos, administrémola bien. Nada de iniciativas EE UU por poderes.

Y otra consideración del mismo tono se aplica a China ahora que Xi se lleva consigo al PM a Beijing. En país tan curro en materia de buenas noticias internacionales esta ha pasado desapercibida o ignorada. Pues es excelente. Imagino a todas las cancillerías europeas preguntándose como se ha conseguido. No la arruinemos haciendo seguidismo ciego de EE UU. Tenemos con China dos capítulos estratégicos clave.

Uno es el enlace bajo el Estrecho de Gibraltar. Se deshiela el Ártico y a no tardar mucho va a ser otro de los mares del mundo y le va a dar a Rusia 35.000 km de frontera marítima. Costear esas tierras va a llevar carga de Rotterdam a Shanghai con un 40% menos de costo. Esa nueva geografía crea un nuevo océano...en el Norte, con Groenlandia (Dinamarca), Noruega, Islandia, Finlandia y Noruega, además de Rusia, al timón de tan ambicionada geografía. Y eso puede ser bueno para los mercados globales pero es malo para España. Desplaza el corazón de la geopolítica desde el centro de Europa al Norte. Y a España la deja en un sur estratégicamente estéril. Un enlace bajo el Estrecho ayudaría a refutar esa ubicación, sería inclusivo de Marruecos y hasta se puede pensar en que participe China en su desarrollo y ejecución, con o sin ingreso en la Ruta de la Seda donde ya fungen nuestros vecino los portugueses y los italianos.

Luego hay un segundo capítulo. China quiere volver a ser el país del Centro. Y para ello no le basta con mercaderías y técnicas. Quiere también impugnar el discurso occidental sobre el nacimiento de la globalización. En realidad el discurso anglosajón, según el cual la modernidad y la globalización nacen con la Revolución Industrial inglesa. China defiende que la primera globalización se realiza en el Pacífico y sus protagonistas son dos hegemones. El país del Centro y la Monarchia Universalis, China y España. La plata de México y los sellos del Emperador sobre los reales de a ocho crean un mercado global y, sobre todo, demuestran que dos grandes poderes pueden colaborar en beneficio mutuo.

En definitiva que la trampa de Tucídides es una filfa. Ni sucede en todos lo casos ni tiene porque hacerlo, lo que supone refutar uno de los capítulos claves del belicismo anglo, meme universal al que se acogen incluso los mas liberales de los liberales. China y nosotros demostramos durante dos siglos que no es cierto. Lo que supone para España el que esa verdad elemental se extienda por el mundo de la mano de China no hace falta ponderarlo. No es normal que un pais se encuentre con un importante filón de excelencia ya entrado su curso histórico. Por favor, responsables de Moncloa o de donde sea, no arruinen esa bonanza siguiendo ciegamente a EE UU  en el camino de la guerra a Taiwan. EE UU firmó y nosotros también, que Taiwan es China. Muévanse dentro del paradigma de que los contratos están para cumplirse. Y si les parece difícil recuerden el principio elemental que mueve las relaciones internacionales: los intereses de los Estados.

España es Occidente de manera cualificada y su Constitución de 1812 es (según Sir John Elliot) una de las tres grandes constituciones de Occidente, junto con la americana y la francesa. Y además Madrid ayudó de manera significativa a la independencia de EE UU. A pesar de eso llegó 1898. No defiendo que centremos nuestra política exterior en lo sucedido aquel año. Pero en el seguidismo ciego tampoco. Bastante daño nos hemos hecho con nuestro apoyo entusiasta a la desgracia ucraniana. Y si no lo digo reviento. Hemos quebrantado un legado que toca lo mas delicado de una patria, su sangre. Un general español Ribas, conquistó Odesa para Catalina la Grande. Compatriotas nuestros reposan para siempre en los vastos campos de Rusia, a la que defendieron con su vida. Favor que los rusos devolvieron dejándose ellos también en tierra nuestra, pero para ellos extraña, 189 camaradas, de los cuales 59 recibieron el título de Héroes de la URSS. No repitamos esa barbaridad ahora que nos consta que el país del Centro ha puesto sus ojos en el pais del Jardín de las Hespérides. @mundiario

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