¿Tiene remedio Galicia?

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¿Tiene remedio Galicia?
El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, se fue a ver al jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero -ambos son del PSOE-, con tres objetivos: el AVE gallego en 2012, el voto de los emigrantes en condiciones democráticas –para que no voten los muertos- y la financiación autonómica, ahora bajo amenaza de una propuesta contraria a los intereses de Galicia y aún más amenazada por las alternativas que plantean algunas comunidades. En sus tres objetivos, el presidente Touriño acudía avalado por las tres grandes fuerzas políticas de Galicia, entre ellas las dos que respaldan su gobierno en el Parlamento: PSOE y BNG.

¿Resultados? El calendario quiso que el día de la cita en la Moncloa, la otrora empresa gallega Fenosa cayese en manos catalanas, en parte con el apoyo del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero Touriño, lejos de contrariarse, miró para otro lado y pareció quedarse satisfecho con la educada explicación que le dieron tanto los compradores como los políticos-amigos de Gas Natural. Algunos le llaman a eso respetar la economía de mercado. Hay que aceptarlo y, siendo elegantes, hay que felicitar a los catalanes: tienen más dinero que los gallegos y, además, manejan mejor la política del Estado. Vayamos, pues, a los tres objetivos de Galicia: AVE, limpieza democrática y financiación.

Según cuenta la prensa de Madrid, que es casualmente la única que hace un análisis real de la entrevista –especialmente el diario El País, llamándole a las cosas por su nombre-, Pérez Touriño regresa a Galicia con nuevas promesas sobre el AVE, ningún resultado en financiación y una auténtica burla sobre el voto de los emigrantes, de modo que, al menos de momento, seguirán votando los muertos. Podemos echarle toda la literatura que nos dé la gana y apelar a la historia, pero es lo que hay.