Cleopatra, un debate racial y el fin del antiguo Egipto

La reina Cleopatra. / Netflix.
La reina Cleopatra. / Netflix.

La nueva serie de Netflix, La Reina Cleopatra, ha desatado una polémica por la presentación de la legendaria soberana como una mujer negra.

Cleopatra, un debate racial y el fin del antiguo Egipto

Netflix estrenó recientemente una serie histórica plena de acción, aventura y paisajes exóticos y espectaculares. Se trata de La Reina Cleopatra, un documental de cuatro episodios, en el que varios historiadores relatan la azarosa vida de la legendaria monarca egipcia, la última en una larga sucesión de faraones que se remonta a los albores de la historia.

La serie de Netflix ha generado una polémica al presentar a Cleopatra como una mujer negra, interpretada por la actriz británica afrodescendiente Adele James, que en la pantalla aparece tan seductora como creemos que fue la reina de Egipto. La controversia va desde comentarios abiertamente racistas hasta las afirmaciones de que Cleopatra, como miembro de la dinastía ptolemaica que gobernó Egipto desde 323 a.C. hasta 30 a.C., era de origen griego macedonio y por lo tanto blanca.

La etnia de Cleopatra

Heródoto afirmó que los egipcios eran “de piel negra con pelo lanoso”. Lo mismo expresaron otros contemporáneos del historiador griego, aunque los eruditos modernos han puesto en duda esas descripciones. En cuanto a Cleopatra, el famoso egiptólogo Zahi Hawass comentó que la etnia de la reina era macedonia, y dice que cualquier otra versión se basa en la ignorancia. Kathryn Bard, profesora de arqueología de la Universidad de Boston, afirmó en 2020 que “Cleopatra era blanca de ascendencia macedonia”.

Sin embargo, el consenso general es que la población del antiguo Egipto no era homogénea, sino una mezcla racial: en el norte predominaban las personas de piel más clara, y las de piel oscura en el sur, una región contigua a Nubia y otros pueblos subsaharianos. Se sabe que Cleopatra era hija de Ptolomeo XII, pero no se ha podido determinar quién fue su madre. Los Ptolomeos no solían casarse con personas egipcias autóctonas, pero quién sabe si el padre de Cleopatra infringió la norma. ¿Tendrá fundamento la presentación de Cleopatra en la serie de Netflix como una mujer de tez oscura, a despecho del clamor en contra?

La controversia que la serie ha desatado demuestra la vigencia que aún tiene, lamentablemente, la clasificación de los seres humanos en razas. El grado de intensidad de la melanina no debería dividirnos en grupos raciales, diferenciados solamente por rasgos físicos que cada vez están más diluidos. La propia Adele James es un ejemplo de ello. En naciones que no observan la estrecha clasificación racial que prevalece en Estados Unidos y otros países, la actriz que interpreta a Cleopatra no sería considerada estrictamente una mujer negra, sino en todo caso mestiza. Precisamente el mestizaje cada vez más generalizado está haciendo obsoleta la definición de las razas.

Más que la cuestión racial en la serie de Netflix, su verdadero logro es la presentación de la última monarca de la dinastía ptolemaica no solo como la mujer seductora que Hollywood ha recreado, sino como una estadista culta, audaz y decidida, capaz del sacrificio y también de la crueldad, y dispuesta a luchar hasta el final por la independencia de Egipto, con cuyo pueblo se identifica. Cleopatra —cuyo nombre quiere decir “gloria de su padre”— era de linaje macedonio, pero se proclamaba la encarnación de la antigua diosa egipcia Isis, y sucesora de los faraones. Era una persona muy instruida, que estudiaba desde muy joven en la Biblioteca de Alejandría, la ciudad fundada en Egipto por Alejandro Magno, y se interesaba en la medicina, la política y la lingüística. Su lengua materna era el griego, y fue la primera de los reyes ptolemaicos en aprender el idioma egipcio, lo cual revela su conexión con la población autóctona de su reino. También hablaba etíope, hebreo, árabe, medo, parto y latín.

La serie de Netflix presenta a Cleopatra como una figura clave en un momento histórico decisivo. La reina sabe que del éxito en la interacción con Roma —que todavía era una república, pero con una marcada tendencia imperialista— dependerá que Egipto conserve su independencia.

Un trágico final

La serie recrea las relaciones sentimentales de Cleopatra con dos de los hombres más poderosos de Roma: Julio César, con quien tuvo un hijo, Cesarión, y luego Marco Antonio, con quien tuvo tres hijos. Cleopatra está en Roma cuando Julio César es asesinado en los idus de marzo del año 44 a.C., y después se alía con Marco Antonio en el enfrentamiento con Octavio, sobrino nieto y heredero de César. Octavio vence, primero en la batalla naval de Accio, en Grecia, y luego en Egipto, en Alejandría. Marco Antonio se suicida y Cleopatra comprende que todo ha terminado para ella. Cuando se entera de que Octavio pretende exhibirla en su procesión triunfal en Roma, también comete suicidio. En la serie de Netflix se quita la vida tomando un veneno con sus dos sirvientes más allegadas, que la acompañan en el viaje al ultramundo, aunque la creencia popular es que se dejó morder en el pecho por un áspid, la cobra egipcia.

La derrota de Cleopatra y de Marco Antonio consolidó la reputación de líder que disfrutaba Octavio y le permitió someter a Egipto como una nueva provincia romana y asumir el título de emperador con el nombre de Augusto. El fértil valle del Nilo se convierte en el granero de Roma, y la república romana se transforma en un imperio bajo la égida de Augusto. La serie La Reina Cleopatra refleja fielmente ese momento histórico trascendental del cual la última soberana ptolemaica fue una de sus grandes protagonistas: el surgimiento de la Roma imperial y el fin del antiguo Egipto, trágicamente simbolizado en el suicidio de Cleopatra. @mundiario

Los invito a leer mi novela La espada macedonia, publicada por Mundiediciones.

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