Anatomía de un escándalo, gran serie no exenta de propaganda

Anatomía de un escándalo. / Netflix
Anatomía de un escándalo. / Netflix

Un gran drama judicial lastrado por la propaganda del #MeToo.

Anatomía de un escándalo, gran serie no exenta de propaganda

Entre lo más visto de Netflix de esta semana aparece Anatomía de un escándalo. Una historia basada en un bestseller de Sarah Vaughan de 2018 inspirada en parte en hechos reales, cuando el movimiento #MeToo destapó escándalos sexuales de miembros del Parlamento inglés.

Las miniseries tienen un público muy concreto que va in crescendo ¿Por qué? Porque aúnan las ventajas de las series y de las películas. Espectadores que prefieren disfrutar de una historia cerrada de principio a fin con un metraje más largo. A muchos les abruman series de varias temporadas porque temen que las tramas queden abiertas a la espera de una nueva tanda argumental.

Anatomía de un escándalo tiene todos los ingredientes para gustar: un género, el judicial, que cuenta con muchos adeptos - esta vez en el sistema británico con un mayor boato - pelucas, togas y edificios históricos detrás de la mano de  David E. Kelley, creador de Ally McBeal, Big Little Lies o The Undoing y especialista en historias ambientadas en el mundo legal.

El gran gancho está en la elección de actores estrellas de series muy punteras. La protagonista femenina es una abogada, Michelle Suzanne Dockery, la inolvidable Mary Crawley, la primogénita de la aristocrática familia de Downton Abbey, con reciente estreno cinematográfico. El papel masculino corresponde al extraordinario Peter Quinn de Homeland, Rupert Friend, un político casado acusado de infidelidad. Aquí el actor aparece con un look un tanto acartonado, con un peinado anticuado difícil de comprender… ¿lenguaje subliminal?

La trama se complica y nos llevará a un juicio en el que Michelle Dockery se volcará en llevar al político a la cárcel.

El ingrediente glamouroso es la deliciosa presencia de la bellísima Sienna Miller más conocida en el papel couché por el escándalo de Jude Law (la abandonó por la niñera de sus hijos)  que por sus obras como actriz. Sienna lleva el peso moral del metraje y dará una lección de corrección política.

Los giros de guion tan sorprendentes y el uso de los flashbacks suenan a algo manido que llevará a sospechar a los amantes del drama judicial, pero eso no desmerece un desarrollo trepidante que engancha al espectador. Sería una gran serie si el tufo a panfleto #metoo no fuera tan evidente, pero bueno es lo que nos ofrece Netflix cada vez más intensamente… esta vez incluso no ocultan ni la propaganda entre los créditos finales.

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