Historia del Acebuchal

Vista de El Acebuchal
Vista de El Acebuchal
La Guerra Civil Española hizo que muchos pueblos y sobre todo aldeas de toda la Península fuesen abandonados por diferentes motivos.

La Guerra Civil Española hizo que muchos pueblos y sobre todo aldeas de toda la Península fuesen abandonados por diferentes motivos. Éste es el caso de El Acebuchal, dentro del término municipal de Cómpeta, Málaga, en plena Sierra de Almijara donde la Guardia Civil en conflicto con los maquis por toda la Axarquía, hicieron que se tuviera que abandonar esta aldea. Ya que podía servir de refugio y avituallamiento de los segundos, de forma que el verano del cuarenta y ocho las viviendas fueron abandonadas a su suerte, como siempre en estos casos, mala. Pudiendo permanecer por la zona para el cuidado de su ganado y de su tierra, pero nunca pernoctando en las viviendas. De forma que a finales del año cuarenta y nueve nadie permaneció en la zona, ya no se volvió a encender una chimenea, ni candil alguno en El Acebuchal. En torno a ciento cincuenta personas fueron las afectadas en toda la Sierra, muchos de ellos desplazados a pueblos cercanos como Cómpeta y Frigiliana, pero otros no pudieron permanecer en la provincia llegando a otras regiones, allá donde se les permitiera vivir de alguna forma.

Los maquis fueron comandos guerrilleros que tras la guerra quedaron en muchas partes de España, como opositores al régimen, apoyados en ocasiones por poblaciones cercanas, reunidos en agrupaciones o comandos.

Por entonces la Agrupación Roberto, que la conformaban entre ciento cincuenta y doscientos hombres, dirigidos por Juan José Muñoz Lozano, llamado Roberto, quien había sido comandante de la República estaban por la zona. Estos hombres una vez terminada la guerra y perdida toda causa republicana, continuaron la guerra en las sierras de la Axarquía, donde aún hoy se pueden seguir viendo algunos restos de la penosa historia de nuestra tierra, regada por la sangre y el esfuerzo de todos aquellos que en la mayoría de las ocasiones perdieron no sólo sus pertenencias, sino su forma de vida.

Casas de la aldea
Casas de la aldea

Toda la Sierra era lugar de arrieros - los antiguos transportistas de hoy en día - cruce de caminos entre localidades que mercadeaban con los productos del campo y el pescado, que a pocos kilómetros podía conseguirse fácilmente, ya que los pueblos de la costa han sido pescadores de toda la vida. De allí se enviaba todo tipo de portes incluso hacia Granada.

Capillla de San Antonio
Capillla de San Antonio

La aldea nació a mediados del s. XVII. Esta es la historia que hoy se puede seguir leyendo en la cerámica que hay en el camino hacia El Acebuchal y que comenzó todo este escrito.

HISTORIA DE MI ACEBUCHAL:

“Corrían los años treinta en este lugar. Vivía una familia con cinco hijos. Un día la madre enfermó y murió y al año siguiente también murió el padre. Los hijos se quedaron solos y cada uno de ellos se fue a vivir con un familiar diferente. Pero había una joven que era algo mayor y se quedó a vivir ella sola en El Acebuchal. Sola, sin sus padres y sobre todo sin su madre, a la que ella adoraba, sin sus hermanos y sin nada que comer.

Un día se marchó a Cómpeta buscando algo de comida y cariño, ya que en este pueblo vivía un familiar suyo. Pero no encontró el amor que ella fue buscando, pues este familiar no quiso saber nada de la joven y como no tenía a dónde ir, vivía en la calle. Cada día estaba más sola y por las noches lloraba por su madre. Sin comida y sin cariño, un día esta joven enfermó de pena y necesidad y estando ya muy enferma y viendo que se moría, se volvió para su Acebuchal, pues ella quería morir allí en su casa, donde ella fue feliz junto a sus padres y sus hermanos.

Llegó de noche para que nadie la viera. Abrió la puerta de su casita y dij:o mamá, papá ya estoy aquí, he venido porque quiero estar con vosotros y así nunca más estaré sola. La encontraron unos días más tarde unos familiares que la llevaron a Frigiliana y la enterraron en la tierra. Cuando pasaron los cinco años fueron a sacar sus restos ya que este lugar hacía falta para enterrar a otra persona que había muerto en el pueblo, y cual no sería la sorpresa del enterrador al abrir la caja cuando vio que el cuerpo de la joven estaba igual que el día que la que la había enterrado. Muerto de miedo, se santiguó pensando que era un milagro y entre él y otro hombre que solía ayudarle en aquellos menesteres cogieron el cuerpo de la joven y lo pusieron sobre la mesa de mármol que había en el cementerio para hacer las autopsias. Los dos hombres se fueron muertos de miedo a buscar al cura Blanca que se encontraba al otro lado del pueblo. El señor cura, de escuchar a los dos asustados hombres, decidió acompañarles hasta la Emita de San Sebastián. Viendo que lo que le habían contado los dos hombres era verdad el cura dijo que lo que allí habían visto no lo podía saber nadie más y mucho menos la familia. A la joven la metieron en una caja de madera y la cerraron como si fuera un paquete y el cura se puso en contacto con el Obispo de Málaga, el cual le dio instrucciones para que trasladaran el cuerpo inmediatamente a Vélez Málaga, al convento de las Carmelitas.

Dicen que por casualidad el único arriero que había libre ese día en Frigiliana se llamaba Manuel y era primo hermano de la joven. A Manuel le dijeron que la caja contenía cosas de la Iglesia y que tenía que estar en las Carmelitas antes que llegara la mañana siguiente. Dicen que llevaba más de medio camino recorrido cuando a eso de las dos de la mañana y cruzando un descampado, oyó una voz que lo llamaba `por su nombre. Se detuvo un momento y se volvió a escuchar la voz de una mujer que le decía: “! Arrea Manuel que nos vamos a mojar ¡”.  El pobre hombre, asustado, miró a un lado y a otro pero no había nadie. Sólo estaban él y el mulo con los paquetes. Miró el cielo lleno de estrellas y sin una sola nube. Entonces pensó que aquello había sido cosa de su imaginación y siguió su camino.

Pero cuentan que clareando el día y apenas faltando unos cuantos kilómetros para llegar a Vélez Málaga, se nubló de pronto y empezó a caer una tormenta de agua y granizo como pocas veces había visto Manuel en toda su vida. Llegó como pudo al convento donde lo estaban esperando las Carmelitas. Manuel  les contó a las monjas lo que había pasado y le pidió que por favor le dejaran ver lo que la caja contenía. Las mojas no se opusieron y empezaron a quitar los clavos que cerraban la caja. Cuando Manuel abrió la caja y vio el cuerpo de su prima, lo mismo que el día que la habían enterrado cinco años antes, sufrió tal impresión que cayó redondo al suelo y él que tenía fama de valiente y no muchas creencias religiosas, cambió totalmente de forma de pensar.

Cuentan que esta joven estuvo mucho tiempo en el convento y después la hicieron Santa.”

Buscada esta persona por el Convento Carmelita no ha sido encontrada, y para todo aquel que quiera visitar el lugar, decir que la aldea se encuentra en el Parque Natural Sierra Almijara a seis kilómetros de Frigiliana, a doce kilómetros de Cómpeta, a doce de Nerja y sesenta y siete de Málaga, llegando a ella por la Autovía del Mediterráneo, tomando la salida de Nerja – Frigiliana, llegando y pasando esta población hacia el norte hacia Torrox, ya se indica por la carretera pasando una pequeña urbanización hasta llegar al camino de tierra hacia Cómpeta, a mano derecha de la misma carretera.

Hoy en día esta aldea ha sido reconstruida por el proyecto personal de un matrimonio. La familia García Sánchez, quienes desde 1998, comenzaron la reconstrucción de esta aldea, como lo explican en su carta del restaurante que regentan allí mismo.

Parte de El Acebuchal
Parte de El Acebuchal

Un lugar con encanto en el centro de un valle conformado por las montañas que lo rodean. Sin los suministros básicos han reformado las casas que pueden hoy alquilar o comprar, en dos calles con ermita propia.

Casas en el Acebuchal
Casas en el Acebuchal

Hasta el año 49 esta aldea producía carbón y piedra, siendo lugar de pastores, sirviendo de parada para los arrieros que cruzaban las montañas con sus bestias cargadas hacia Granada y comarca, hasta que se desocupó, cayendo en el olvido y la ruina hasta que Antonio “El Zumbo” quien fue un antiguo habitante de El Acebuchal, comentó y terminó en el 98 la primera vivienda, llegando la electricidad en el 2003, hasta que en el 2005 se terminó, quedando algunas casas en ruinas que hoy se pueden seguir viendo a lo largo del camino y en la visita que pueden realizar a la aldea.

Rutas de Senderismo
Rutas de Senderismo

Un lugar idóneo para la práctica del senderismo ya que cuenta con varias alternativas, la bicicleta de montaña, los paseos por el monte por el que se puede escuchar el sonido del agua al fondo de los barrancos que circundan el camino de tierra que va subiendo poco a poco, o simplemente para comer algo en su restaurante y visitar la tienda regentada por él mismo. @mundiario

Platos de su restaurante
Platos de su restaurante

Comentarios