Cinco cosas que confirmé de los europeos tras mi travesía por cinco países

Personas caminan frente al Instituto Francés. / Instagram: bilderjager
Personas caminan frente al Instituto Francés. / Instagram: bilderjager

Haber visitado el viejo continente ha sido de las mejores experiencias de mi vida, en especial porque en mi país tenemos muchos estereotipos de los europeos.

Cinco cosas que confirmé de los europeos tras mi travesía por cinco países

Puedo decir abiertamente que muchos de quienes vivimos en América tenemos una visión algo estereotipada de los europeos: gente muy alta, fría, distante y poco expresiva. Estuve de viaje por Europa hace ya algún tiempo y pude extraer un par de conclusiones solo con observar a las personas, su lenguaje corporal y la forma en que socializaban entre sí. A continuación, cinco cosas que aprendí de los europeos al visitar Alemania, Austria, Italia, Francia y Países Bajos:

1. Toman mucho alcohol

Especialmente cerveza. Los europeos tienen un serio problema con el consumo del alcohol en el sentido de que de verdad les fascina y lo toman casi en los tres tiempos. En Guatemala, mi país, el alcohol es una bebida casi exclusiva para la fiesta y para dar rienda suelta a los sentidos. En Europa, en cambio, el alcohol se consume como el agua pura y si bien hay gente que se emborracha, también saben cómo consumirlo solo por el gusto de tomar un poco. Como sea, el mito de que les fascina el licor es cierto.

2. No son tan distantes

Tenemos en general la concepción de los europeos de que son gente muy distante, que no les gusta estar tan cerca de los demás y que no les gusta el contacto. Pues basado en lo que vi en mi expedición llegué a la conclusión de que tal vez no son tan empalagosos como los latinos ni mucho menos, pero es normal verlos abrazarse entre sí al saludar a sus amigos, por ejemplo. De igual forma, las parejas de novios pasean tomadas de la mano y se besan como cualquier pareja en cualquier lugar. Las normas culturales del contacto y la distancia entre personas varían según cada país, pero en términos generales no es que alguien se asuste por el contacto de otra persona.

3. No son inhibidos para reprender

Recuerdo que estaba esperando un tren en una estación de Berlín cuando de repente empecé a escuchar los gritos de un hombre. Al voltear a ver había efectivamente un hombre gritando, regañando a alguien, más bien. Resulta que un individuo había puesto su maleta al lado suyo mientras subía las escaleras eléctricas, lo cual impedía el paso de los demás y aquel hombre se lo estaba dejando muy claro que no debió haber hecho eso. Los europeos, bueno en este caso los alemanes porque no vi algo así en otro país que no fuera Alemania, son gente a la que no le tiembla el pulso para reprender algo que consideran inadecuado o incorrecto. Aquí en este lado del mundo, en cambio, solemos felicitar a quienes se saltan normas de conducta y convivencia.

4. Cuidan cada prenda de su atuendo

En todo un mes jamás vi a alguien en aspecto fachudo. Había gente que se subía y bajaba de un tren al mismo tiempo que yo y solamente iban al supermercado. Pese a esa distancia tan corta y ese propósito tan dispensable, las personas, especialmente los jóvenes, cuidaban que los zapatos, pantalones, camisetas y chaqueta combinaran a la perfección. Esta gente no va a salir jamás en tennis, un short y una camisa deportiva aunque vayan a solo un par de calles de distancia.

5. Los franceses no hablan inglés

Pues este estereotipo tiende a ser motivo de chistes en Internet. Estuve en París y los únicos lugares donde alguien me habló en inglés fue en una estación de tren y en el Museo del Louvre. De ahí en más, me dirigí en inglés a muchas personas en la calle para pedir indicaciones o cosas por el estilo y nunca se inmutaron en responderme. No me lo quise tomar como algo personal por lo que doy por hecho de que al final de cuentas no les gusta el idioma, simplemente. En Holanda, Alemania y Austria las estaciones de metro tenían indicaciones en inglés; en Francia, no. @mundiario

Comentarios