El convento del Císter en Málaga: un lugar que obliga al visitante a sorprenderse

Coro
Coro. / Enrique Vázquez
Ubicado en la calle del mismo nombre de la Orden, el Císter es uno de esos conventos que todos los malagueños llegamos a conocer, en parte por sus dulces. 
El convento del Císter en Málaga: un lugar que obliga al visitante a sorprenderse

El pleno centro de Málaga se encuentra este pequeño convento, ya sólo abierto como lugar expositivo y de rezo, puesto que las hermanas que allí vivían se tuvieron que trasladar a las afueras, a otra edificación más moderna, donde siguen trabajando, como siempre lo han hecho, en la elaboración de dulces principalmente.

Llama la atención ya que se encuentra en un callejón que obliga al visitante a sorprenderse, al encontrarse con el frontal a pocos metros del Museo de la Aduana. Ubicado en la calle del mismo nombre de la Orden, el Císter es uno de los conventos que todos los malagueños llegamos a conocer. En parte por sus dulces, de los que vivieron durante años las pocas monjas que vivieron hasta su cierre, que por el tradicional torno se repartían por la ciudad. Hoy siguen fabricando la torta nueva, aparte de la tradicional carta de dulces que se hacen en la mayoría de conventos de España.

En 1604 se fundó el Convento de las Recoletas Bernardas de Santa Ana, pero no fue hasta el año 1617 cuando se trasladaron a la Iglesia del Císter y hasta el mecenazgo de Luis de Valdés en 1679 que se edificó el convento. Con la desamortización de Mendizábal, las monjas se tuvieron que marchar a una casa particular donde estuvieron hasta la llegaba de los borbones, cuando D. Antonio Campos compró un solar algo más pequeño que el anterior.

Con la Guerra Civil se escribió en Málaga un particular calvario, cuando en 1931 ardieron varios edificios religiosos, se organizaron tumultos y disturbios contra la Iglesia y éste convento del Císter -que no sufrió incendios-, tuvo que afrontar daños que posteriormente fueron siendo reparados.

Imágenes de la Cofradía del Santo Sepulcro

Imágenes de la Cofradía del Santo Sepulcro. / Enrique Vázquez

Tuvieron a mediados del siglo XX grandes problemas financieros, de vocaciones y edad. Además, las hermanas de clausura tuvieron que solicitar permiso para poder salir del convento: el grupo, de menos de una decena, no podía permanecer en una edificación que necesitaba una remodelación casi integral para su mantenimiento.

Hasta entonces, toda su vida se entregaba entre las paredes del Císter, donde sólo entraba el sacerdote y aquellos quienes por necesidad de mantenimiento eran estrictamente necesarios, jugando un papel primordial para el centro de la ciudad a finales del siglo XIX humanamente hablando, con las mujeres que necesitaban de su ayuda.

De esta iglesia parten algunas de las imágenes de la Semana Santa malagueña, aunque ya están adscritas a otras parroquias, donde el culto es mayor y más numeroso, ya que las instalaciones, en definitiva, han quedado casi a modo expositivo, después de intervenciones de restauración, que han devuelto la belleza y el aire de siglos anteriores, con la modernidad de los trabajos realizados. El convento en sí se encontraba en su momento en una grave situación, debido al alto coste de las necesarias reparaciones y la baja de vocaciones que lo condenaban al cierre.

Crucificado del gran Amor y Esperanza

Crucificado del gran Amor y Esperanza. / Enrique Vázquez

La Orden del Císter tiene como regla la de San Benito o la regla benedictina: ora et labora, reza y trabaja, proveniente de Italia, donde el trabajo, en función de la luz solar, debe de ser compaginado con la oración.

En Málaga ha estado presente durante cuatrocientos años en este enclave, hasta su cierre en el 2009 y ha sido este año, 2021, cuando la última madre abadesa del convento ha fallecido en La Rioja, Sor Auxiliadora, nacida en Mollina, Málaga.

La abadía denominada Santa Ana, al igual que la Patrona de la ciudad, fue depositaria de una parte de la obra del escultor Pedro de Mena, dejando al final de los días del convento obras barrocas de gran importancia. De reducidas dimensiones, es una pequeña joya, de la que la portada de la iglesia llama la atención, frente a una pequeña calle que desemboca en la del Císter, dando un encanto especial, en el que durante la noche se ilumina un pequeño farol sobre la puerta de entrada.

Placa de Pedro de Mena

Placa de Pedro de Mena. / Enrique Vázquez

 

A quienes estén interesados en saber algo más de toda la historia y desaparición del Císter del centro de Málaga les recomendamos la lectura del documento: Orígenes y extinción del convento del Císter en Málaga, escrito por María del Carmen Gómez García, sobre los puntos fundamentales de la fundación del convento y demás detalles interesantes. La obra además aclara algunos de los puntos que en la ciudad se dan como ciertos, siguiendo la rumorología y leyendas, pero muchas veces sin base.

Hoy siguen viviendo las pocas monjas que quedaron en el convento de El Atabal.  @mundiario

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