¿Cómo serán los viajes de un futuro no tan lejano?

Avión en el aire./ Flickr
Avión en el aire. / Flickr
El sector turístico está decidido a resurgir después de su gran caída por la pandemia mundial. Repasamos los avances tecnológicos y sociales que se darán en los próximos años.
¿Cómo serán los viajes de un futuro no tan lejano?

El mundo entero se encuentra ante la misma pregunta semana tras semana desde que empezó la pandemia de la covid-19: ¿y ahora qué? El sector del turismo no es menos, y además es uno de los más afectados por la situación sociosanitaria. Tanto las agencias de viajes como las compañías aéreas o los propios viajeros están deseando poder hacer planes con la libertad de la que disponían hace algo más de un año.

Tanto tiempo de parón ha dado mucho de sí, y es que, la mayoría de los aficionados a los viajes se ha pasado el confinamiento buscando opciones para “cuando la pandemia termine”, una de las máximas que impera hoy en día. Aún así, el sentimiento constante de no saber lo que va a pasar, se traduce en una planificación de los viajes con menos antelación que antes, así como en deseos de realizar un viaje soñado, por si acaso después no existe la oportunidad. Se prevé que en cuanto se pueda viajar con normalidad, el número de turistas y viajeros se duplique con respecto a años anteriores, lo que quizá pueda hacer que el sector del turismo se recupere poco a poco del bache en el que está sumido.

Encuesta a 30 viajeros./ Mundiario

Los clientes, como en todos los ámbitos, también han cambiado su forma de ver el servicio. Esto ha pasado siempre: el mundo evoluciona y las personas con él. También gracias al confinamiento, las nuevas tecnologías se han instaurado en las vidas de la gente como si fueran un miembro más de la familia, ya que permitían las famosas videollamadas o estar conectados con amigos para jugar o hablar por chat las 24 horas del día. Esto ha hecho mella en los clientes, como decíamos, ya que también se prevé que cada vez sean más exigentes con el mundo tecnológico. Tanto es así, que la mayoría ya está acostumbrada a consultar la carta de un restaurante mediante un código QR, sistema que se extendió durante la pandemia. El WIFI o los servicios de streaming pasarían a ser un valor añadido en los medios de transporte, como aviones o trenes; o en los hoteles, en los que se prevé que podrá ofertarse gratis para competir con otras compañías con servicios más básicos. Y es que, también desde la época de la pandemia, cada vez se consumen más productos audiovisuales. Gracias a esto podríamos ver un cambio en los viajes, sobre todo en los destinos, los cuales se podrían adaptar construyendo o ampliando parques temáticos de todo tipo, añadiéndoles dicha tecnología, lo que resultaría mucho más atractivo para los turistas. Así, podría existir en España un tour por las localizaciones donde se grabó la serie Juego de Tronos o las clásicas películas del oeste rodadas en Andalucía. En este contexto encontramos también los museos, de los cuales todavía no se sabe si van a seguir esa máxima de “renovarse o morir”. Existen ya algunos avances innovadores, como sistemas simples que permiten observar una edificación o monumento a través de una pantalla para ver cómo era en el momento de su construcción o de su máximo esplendor. También podrían incorporar en el futuro tecnología más avanzada como la realidad virtual u otros recursos para llamar la atención del público más joven, y continuar con un sistema de traducciones inmediatas para democratizar la cultura.

Museo./ Pixabay

Museo./ Pixabay

El reconocimiento facial, que no es algo tan futurista, sino que se está llevando a cabo a día de hoy en algunos centros de trabajo o incluso en los teléfonos móviles, es una de las opciones que más se baraja como sustitución al pasaporte. El viajero no tendría la necesidad de portar en físico sus credenciales, sino que bastaría con su presencia física. En este contexto, los viajeros podrán ser mucho más críticos también con los destinos que quieren visitar, ya que, antes de emprender el viaje, podrán analizar el país o región gracias a la tecnología de los vídeos 360º, la realidad virtual o incluso reconstrucciones de los escenarios en 3D. Este tipo de avances también permitirían implementar paquetes en los que se permita adquirir aparatos que faciliten la “asistencia” de otros miembros de la familia desde la comodidad de sus casas hasta el lugar de destino de sus hijos o primos, y que no pueden asistir por incompatibilidad horaria u otro motivo. Otro campo que se está explorando es el de incorporar robots a la experiencia del usuario, aunque por el momento no se espera que sustituyan por completo al personal técnico o del sector servicios, aunque sí podrían realizar otro tipo de asistencia o proporcionar atención en horario nocturno. Un terreno todavía poco o nada explorado es el de la tecnología háptica, que permite, mediante reconstrucciones ficticias de pulsaciones, vibraciones o emisiones de calor, “sentir” algo que está pasando en otro lugar del mundo. Un ejemplo sería notar la temperatura o clima de otro país, o tener la sensación de tocar a un animal en un zoo.

Realidad virtual./ Pixabay

Realidad virtual./ Pixabay

Otro de los avances que se esperan es la evolución de los medios de transporte, que pasarían a ser mucho más rápidos y eficientes. Así, podríamos ver en alguna ciudad torus desde las alturas, proporcionados por helicópteros o vehículos similares.

Vehículos para la observación de una ciudad./ Pexels.

Vehículos para la observación de una ciudad./ Pexels.

En el siguiente vídeo, podemos observar una de las predicciones que se hacían el pasado año 2019 con respecto a los vehículos. ¿Llegarán al gran público todos y cada uno de ellos finalmente?

Se prevé también que la construcción de estos nuevos aparatos no deje de lado la sostenibilidad. Gracias a la mayor concienciación que se da actualmente sobre el cambio climático, también será un criterio que los clientes tendrán muy en cuenta a la hora de elegir a qué lugares viajan y de qué modo. Por ejemplo, ya se está estudiando la posibilidad de que los cruceros dejen de emitir tantos gases contaminantes y pasen a ofrecer una experiencia menos impactante para el medio ambiente. La preferencia por vehículos mínimamente contaminantes u hoteles verdes (edificios no contaminantes y 100% sostenibles) se incrementará a medida que pasan los años. Por este lado, y con más concienciación de todos los sectores de la sociedad, quizá se amplíen horizontes y comience a investigar más sobre el fondo marino, ofreciendo más posibilidades de explorarlo clientes que lo soliciten.

Ballena./ Pexels

Ballena./ Pexels.

Este perfil descrito de viajero exigente es el que obligará poco a poco a ir cambiando el modus operandi de las empresas, tanto del sector turístico como de muchos otros. Gracias a la existencia de miles de empresas especializadas en el turismo, y con la aparición de más cada vez, también podrá elegirse, quizá, no quedarse en un hotel sino hacer camping (ya sea en tienda de campaña o viajando en caravana) en zonas que con seguridad se adaptarán en casi todos los lugares del mundo, ya que abarata costes y además proporciona una experiencia más rica. Además, esto de viajar cada vez más barato obligará a las compañías a ofrecer una calidad-precio cada vez mejor.

Pareja caminando en un sendero./ Pixabay

Pareja caminando en un sendero./ Pixabay

Después de un repaso por todos estos avances, no podemos dejar de lado lo mucho que todavía tienen que hacer las compañías aéreas, hoteles y lugares en general a los que acudir, en el ámbito de la atención a la diversidad. Se prevé que en los próximos años todas las actividades estén acondicionadas para las personas con diversidad funcional. Son un ejemplo los tours adaptados, con transcripciones para sordos o audio-explicaciones para ciegos, así como zonas accesibles para sillas de ruedas y otras necesidades del 100% de la población. Todo ello se engloba en un contexto de un planeta más solidario, en el que también aumentarán los turistas que deciden ampliar sus conocimientos al mismo tiempo que pueden conocer lugares nuevos y ayudar a las personas en los países más desfavorecidos. Es el caso de empresas que ofrecen viajes a estos destinos, en los que los habitantes de esas regiones obtienen también un beneficio.

Para hacer frente a todos estos retos, y teniendo en cuenta que, sólo en 2020, la actividad turística ha registrado una caída del 80%, 70 compañías del sector presentaron un Manifiesto de Interés conjunto con un proyecto para redefinir el turismo. Este se sustenta en lo ya mencionado: la sostenibilidad y la digitalización. Para ello, el proyecto, llamado “Turismo del Futuro”, cuenta con una inversión estimada de 5.800 millones de euros, y se vertebra en cuatro pilares: turismo inteligente; economía circular; eficiencia energética y disminución de la huella de carbono; y construcción sostenible y transformación de destinos.

¿Viaje al espacio?./ Pexels.

¿Viaje al espacio?./ Pexels

Con todo esto sobre la mesa, y las esperanzas puestas en un buen futuro para el sector turístico, sólo nos queda esperar pacientemente, así como algunas empresas llevan esperando años para poder anunciar los famosos viajes al espacio, que, con toda la tecnología útil que se puede desarrollar en mucho menos tiempo, todavía queda tiempo para poder verlos.

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