Astilleros Nereo, un mundo de ilusiones

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Nereo.
En un principio este astillero daba servicio a la población de un barrio malagueño que vivía en buena parte del mar.
Astilleros Nereo, un mundo de ilusiones

En la periferia de Málaga, cerca del barrio de El Palo, en Pedregalejo, junto al mar se encuentra uno de los últimos astilleros que nos quedan, de esos de los que no quedan, de los antiguos, con sabor a lo bien hecho, a los ritmos de antaño, al trabajo artesano. En estos días en los que las prisas y el no ver las cosas que se miran, me he decidido a entrar en Astilleros Nereo, siempre había creído que era un lugar, como su nombre indica, donde se fabrican y reparan barcos, nada más allá de la realidad. De la mano de su propietario, Juan Antonio Sánchez Guitar, amigo de mi padre, visité hace diez años, un mundo de ilusiones, realidades, conocimientos y algo más. En un principio este astillero daba servicio a la población de este barrio malagueño, que vivía en buena parte del mar.

La edificación alberga una zona de recuperación de embarcaciones malagueñas fundamentalmente, como las jábegas, típicas embarcaciones de pesca malagueñas, que a base de la fuerza motriz de varios remeros extendían, arrastraban y recogían las redes, actualmente se encuentran en proceso de reforma del último ballenero malagueño. Dentro de las mismas instalaciones se encuentra la escuela taller Virgen del Carmen, donde el oficio de la carpintería de ribera no se deja olvidar, sino que se enseña y lo más interesante, se practica, ahora trabajan sobre un sardinal, de los que en las fotografías de los modelos a escala vemos unas cuantas muestras, hechos por los mismos alumnos de la escuela taller. Este inquieto astillero ha participado en varios actos celebrados en toda España, como en el VII Encuentro de embarcaciones tradicionales en Galicia, en Julio del 2005, en la I Fiesta de la mar de Cadaqués, del año 2006, donde se mostró la Jábega malagueña. Participó en exposiciones como: “Virgen del Carmen” y en la de “Soledad recuerdos del Mar”, que en pasados números hemos publicado, enviando modelos a otras muchas.

Pero mi visita se centra en nuestra afición: el modelismo, del que este astillero es algo fuera de lo común, es como indica en su fachada exterior, un museo vivo. En una nave apartada del resto, se encuentran piezas de modelismo estático y dinámico de todo tipo, desde el Cutty Sark, el Santísima Trinidad, el Victory, hasta el Santa Ana, pasando por piezas modernas, antiguas y hasta un diorama, pasando por cañoneras modernas, embarcaciones de pesca de bajura y altura, la Nao Victoria, goletas, la fragata española el Juno, el bergantín el arrogante, el jabeque dedicado a la pesca en el Mediterráneo, buques de pasajeros, hasta la última adquisición, un submarino, pasando por piezas de anticuario como un foco de la armada japonesa.

Juan Antonio, cicerón avanzado, con conocimientos de las diferentes batallas que muchas de las naves han protagonizado, como la historia del Santísima Trinidad, del que nos relató su batalla en Trafalgar y como a pesar de ser una gran nave, tenía una gran dificultad, su manejo, ha sido expuesto como otras de las piezas en diversos lugares de toda España.  Este es uno de los modelos que no debemos perdernos si nos encontramos con la ocasión - el Santa Ana -, barco que su armador tardó casi doce años en terminarlo, en el museo se encuentra un álbum de fotos que paso a paso muestra su fabricación, original como el que más, respetando como norma de todo modelista la escala, tiene una particularidad, ha respetado hasta el ornamento que presuponemos tenía, desde el mobiliario, sillas, mesas, etc.. hasta alfombras, cuadros que decoran las dependencias, cada nivel tiene todo lujo de detalles, fabricados a mano, pieza por pieza, hasta el cuadro de banderas de señalización tiene sus banderas plegadas, una a una, todo con luz interior y exterior, cañones de distinto calibre, que muestran con realismo a escala lo que pudo ser una nave de estas características. Como curiosidad podemos ver junto al modelo, los moldes de los distintos tipos de cañones.

Las piezas expuestas han sido cedidas, compradas o realizadas por el Astillero, para que como decía D. Juan Antonio, no sólo recordemos la historia, sino también la podamos revivir. Desde estas líneas plagio lo que escribió un periodista muy conocido y querido en Málaga, fallecido en un mes de junio, Francisco Cortés Jaén, Pacurrón,  de nuestra Málaga: “A los mayores, para que las recuerden y a los más jóvenes, para que sepan cómo era la Málaga de sus padres o abuelos… estos son recuerdos de una ciudad que ha crecido mucho y que, debido a ello, ha perdido señas de identidad”, a lo que particularmente añado, espero que no dejemos que se pierda una más y menos una así nombrada Patrimonio Cultural Etnológico. Esperamos que un astillero como éste de tanta tradición sea valorado por todos. @mundiario

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