El sentimiento de venganza y sus repercusiones en la salud mental y emocional

Perfil de mujer enojada./ LuckyLife11 en Pixabay.
Perfil de mujer enojada./ LuckyLife11 en Pixabay.
¿En qué medida el sentimiento de venganza podría afectar negativamente nuestra salud mental y el desarrollo de enfermedades psicosomáticas? Comprenda la gravedad del problema aquí.
El sentimiento de venganza y sus repercusiones en la salud mental y emocional

No albergar sentimientos de venganza no es solo un problema ético, moral o religioso, ya que este sentimiento afecta directamente el campo emocional y mental de la persona, pudiendo incluso progresar a trastornos de ansiedad y depresión.

Cuando somos traicionados o agraviados, sufrimos un dolor emocional equivalente a una puñalada en la espalda y este dolor se agudiza cuando la acción perpetrada proviene de alguien en quien confiamos o menos esperábamos, que estaba ahí a nuestro lado, como un querido amigo o familiar. Como cuestión de autodefensa, suele surgir un sentimiento de reactividad y represalia.

Tenemos una sensación de desconcierto, impotencia, resentimiento e incredulidad. Y no es solo un simple ego herido, yendo mucho más allá. Como cuestión de reorganización psíquica y resignificación, necesitamos al menos comprender la razón de ese comportamiento hostil y falta de consideración. En definitiva, las motivaciones que impulsaron esa egoísta y cruel forma de proceder.

Como decía, en un principio, una reacción instintiva puede venir del deseo de devolver, de ese lindo jaque mate, de dar la última palabra, de hacer sentir en la carne al otro todo el dolor que injustamente se nos practicó. Sin embargo, debemos reflexionar sobre si la venganza realmente vale la pena. Lo que creemos que puede “lavarnos el alma” es en realidad una autocondena que al menos robará nuestra propia paz mental, salud, tranquilidad y serenidad.

Después de un primer impacto, pensando racionalmente y no solo actuando instintivamente, ¿valdría tanto nuestra serenidad? Suena difícil, pero ¿no sería el camino más inteligente y autoprotector trabajar en el perdón, un proceso que a veces es muy difícil pero valioso? Evidentemente necesitamos perdonar, no por estar de acuerdo con lo que se nos ha hecho, sino sobre todo para protegernos y liberarnos de un dolor del que muchas veces no somos responsables.

Ante todo lo cuestionado, reflejado y contextualizado, ¿hasta qué punto sería productivo el sentimiento de venganza? Más que eso, ¿en qué medida podría tener un impacto negativo en nuestra salud mental? Consideremos cuidadosamente la pregunta.

Sensación de venganza y su acción en el psicosoma:

El sentimiento de venganza debilita el sistema inmunológico, dejando al cuerpo susceptible a enfermedades, además de causar dolor muscular debido al aumento de cortisol, la hormona del estrés. Además de estos elementos que en sí mismos son desencadenantes de enfermedades físicas, aún existe la probabilidad de desarrollar  el TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) y la Depresión.

Dependiendo de la gravedad de lo sucedido, el temperamento, el tipo de personalidad y la genética de la persona agraviada, esta persona puede volverse tan obsesionada con la venganza y compulsiva en los intentos de represalia, que puede desarrollar TOC, como se mencionó anteriormente. Un agravante adicional es que la persona también pierde el enfoque en su vida y comienza a enfocarse en la vida del otro, encontrando la manera de identificar las vulnerabilidades del otro, involucrándose en las sombras de la negatividad que impide la prosperidad en su vida. En consecuencia, su vida relacional, conyugal o profesional tiende a dejarse de lado, ya que el tiempo que podría invertirse en los principales ámbitos de la vida se dirige a la elaboración de la venganza.

Hay casos tan graves en los que la persona se ve tan envuelta por este deseo, que el sueño también puede verse afectado, porque quienes tienen sentimientos de venganza no suelen tener paz, ni de día ni de noche. Sabemos que las noches de insomnio generan estrés, ansiedad, gastritis nerviosa, aumento de la presión arterial, además de problemas cognitivos como la falta de memoria y la concentración en las actividades diarias. Debido a la falta de sueño y otros problemas ya enumerados, comienzan los procesos inflamatorios.

En este contexto, los llamados “órganos de choque” comienzan a alarmarse, pues cuando el organismo se debilita física y psíquicamente, son precisamente esos órganos más sensibles los primeros en sufrir el impacto del veneno que se llama venganza. Todos sabemos en mayor o menor grado que sentimientos como el odio y la venganza no son compatibles con la paz mental, ya que la serenidad no puede tener cabida en un corazón atribulado, oscuro y angustiado.

El sentimiento de venganza nos alimenta con platos fríos, intemperantes e indigeribles que nunca sacian, dejándonos generalmente en estado de alerta ante una oportunidad de represalia por lo que ha corrompido nuestro equilibrio y homeostasis psíquica. Sin embargo, a menudo nos olvidamos de cuestionarnos y para esta reflexión utilizo una frase de Freud: “¿Cuál es tu responsabilidad en todo este lío”? ¿Imprudencia, exceso de confianza o falta de autocuidado? ¿Qué podríamos haber hecho para evitar la situación, si fuera posible, pero no se tomó ninguna medida? ¿Cómo replantearnos, dar un nuevo lugar a todo esto?
Otro punto importante a considerar es que el sentimiento de venganza trae consigo una energía potencial que sin duda utilizaríamos para transformaciones positivas en nuestra vida, como nuestra superación, autodesarrollo y progreso personal. La energía de la venganza debe transmutarse en aprendizaje para la vida y usarse para cambiarla a nuestro favor.

El dolor de la traición o el rechazo es siempre un llamado a iniciar un proceso de autoconocimiento, a visitar el meollo de nuestras heridas emocionales, de lo que nos toca profundamente, y siempre debe usarse para construir una vida mejor y no para destruir la vida de nadie. No uses los mismos recursos mezquinos, porque esa persona que actúa de manera vil, en un sentido más profundo, ya se está castigando a sí mismo, ya que nadie escapa a las leyes de la vida.

A pesar de todo lo que se ha dilucidado y reflejado, ¿realmente vale la pena cultivar un sentimiento de venganza?

¿Podría ser que el acto de perdonar a quienes nos hirieron no sería, de hecho, un acto de liberación?

No se permita entrar en el huracán de la confusión moral y emocional del otro. 

Al principio será difícil y debe comenzar con una decisión y luego ser internalizado y aceptado realmente. Y si no puede hacerlo usted mismo, pida ayuda. Pedir ayuda externa no es un signo de debilidad sino de valentía para construir cimientos saludables para la propia vida, incluso en medio del caos. Disipa las sombras con tu luz interior.

¡Así que perdona, libérate! Su salud física, mental, emocional, energética y espiritual están agradecidos. @mundiario

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