¿Quién es Cupido?

Dos enamorados abrazados Pixabay
Muestra de amor.

"Amarse a uno mismo es el comienzo de un romance que dura toda la vida", decía Oscar Wilde.

Tómese unos segundos para contestar a esta pregunta. ¿Alguna vez le han dicho: “Para conseguir el amor de otros, primero tienes que amarte a ti mismo”?

Es difícil valorarse, apreciar lo que hacemos día a día, basándonos en nuestros sentimientos y experiencias. A veces, nos consideramos listos y otras necios. Dependiendo de varios factores, nos sentimos orgullosos de nuestros logros pero un diminuto fracaso desmorona nuestra autoestima.

¿Cuál es la solución para luchar contra nuestro antagonista?

La respuesta salvadora no existe. Aunque emprendamos nuevas resoluciones, en la vida siempre se interpondrán debilidades que romperán nuestro amor propio. Es un trabajo diario que conlleva saber apreciar nuestras cualidades y fortalezas además de aprender a desnudar las debilidades. Fracasar es un aprendizaje.

La sociedad nos ha inculcado ideas preconcebidas, normas que seguir para encajar en el entorno y llegar a la felicidad. Sin embargo, muchas de ellas solo son ideas fugaces que nos desorientan y contribuyen al malestar interior.

El matrimonio y el hecho de estar en pareja se han convertido en una norma “obligatoria”. Estar soltero o sin pareja estable no encajan con el bienestar.

Es un peligro asociar esos dos conceptos ya que uno no conlleva el otro. Querer vivir solo no significa estar incompleto.¡Por qué buscar la media naranja cuando se puede tener una entera!

Otro tema que genera controversia es la paternidad. Si no se es padre, no se sabe lo que es amar.

¿Cuántas veces ha oído frases como “se te va a pasar el arroz” o “se te va el tren”?

El amor es un concepto universal sobre la afinidad entre seres, es un sentimiento relacionado con el apego y los sentimientos.

No estoy casada, no tengo hijos y tengo 35 años. Para algunos no soy “normal”, para otros no me ha llegado el instinto maternal.

Pues yo, me siento normal y siento un amor maternal por mi prima Lucía. No soy su madre ni convivo con ella las 24 horas pero soy capaz de emprender cualquier cosa por y para su felicidad. Aprovecho cada instante para compartirlo con ella, me implico en cada paso que da, entiendo sus males y alabo sus logros.

Con ella, he aprendido lo que es el amor incondicional.

Comentarios