El peligroso distanciamiento social

Gente. / RR SS
Gente.
Mantenga las distancias físicas, eso salva vidas, pero no se distancie socialmente de nadie, porque la cercanía social salva muchas más.
El peligroso distanciamiento social

El ser humano es, ante todo, el mono hablador. Las construcciones lingüísticas han ido creciendo en complejidad, profundidad e intensidad hasta conformar nuestra mente como una consciencia hablada. Esto llega al punto de que lo que no puede ser nombrado no existe, porque la palabra precede a cualquier realidad. El lenguaje es la clave del éxito ecológico del ser humano. Pero es, como todo artefacto poderoso, un arma de doble filo. Dice el común que las palabras las carga el diablo. Todo discurso socialmente relevante es una construcción premeditada del poder instrumentando el poder lingüístico en su beneficio. El lenguaje constriñe, reprime, confina a las masas en lo posible nombrado ex ante por el discurso de las clases dominantes.

Y esto nos lleva a la última artimaña del dictac, siempre bajo la amable apariencia de lo políticamente correcto: “el distanciamiento social”.  Vaya por delante, advierto, que hace tiempo que no escucho una estupidez tan exquisita. Si algo busca el poder es dividir a las clases dominadas. Divide y vencerás es la estrategia social históricamente sempiterna. Y no digo que la prescripción del alejamiento físico sea una ocurrencia: acercarse hoy en día, por culpa del Covid, a un humano es un poco más peligroso de lo normal. Tampoco que la etiqueta “distanciamiento social” sea obra de un equipo de científicos buscando manipularnos. Estas cosas son más sencillas: el bicho nos obliga a distanciarnos, a esta distancia física, el ignorante de turno se le ocurre llamarle social porque no sabría definir qué es lo social y la diferencia específica que mantiene con lo físico. Y el poder adopta la estupidez como propia porque propaga un nuevo discurso de división entre el vulgo que es casi imperceptible. Adoran el individualismo radical, la soledad del triunfador y el abandono a su suerte del caído, del pobre, del enfermo, del anciano, del parado...

Y a la jugada también se apunta la prensa, siempre ávida de renovar su arsenal de etiquetas precocinadas y frases hechas que amenicen el tedio cotidiano de sus titulares. Poco importa el significado profundo y no evidente de lo publicado. No hay tiempo para pensar.

Pues por mí se pueden ir todos juntos o distanciados a hacer puñetas: nunca antes fue tan necesaria la cercanía social, la presencia del otro, la solidaridad entre vecinos y conciudadanos que cuando el distanciamiento físico se impone por razones sanitarias de vida o muerte. Lo social es de una sustancia distinta a lo físico -aunque lo puramente material se parte de la sociedad- porque solo existe en nuestros pensamientos.  Pensamientos, palabras, que se pautan a sí mismos, que condicionan nuestras visiones, informan la predisposición hacia lo circunstancial y también estructuran los comportamientos, entre otros infinitos atributos de lo social. La biopolítica se sirve de la confusión de lo biológico con lo espiritual porque lo vivo es puro instinto, y la opresión debe ser irracional si quiere pasar desapercibida, siempre oculta en el inconsciente animal.

Así que lea con atención, querido lector: mantenga las distancias físicas, eso salva vidas, pero no se distancie socialmente de nadie, porque la cercanía social salva muchas más. La unión de los ciudadanos libres e iguales persiguiendo un objetivo común es la mayor potencia que la Humanidad pueda desarrollar. Manténgase muy cerca socialmente de sus familiares, amigos y vecinos: use el teléfono, Internet o el balcón de casa. Hable con ellos todo lo que pueda. Manténgase pendiente de si a su alrededor alguien necesita su ayuda. Y si usted es el necesitado, no dude en contar con los demás. Seamos ciudadanos cercanos, unámonos más que nunca en la desgracia que nos acongoja a todos y mandemos a la mierda, con una enorme patada en equipo, el discurso dominante del distanciamiento social. Y eso sí que es mucha distancia... @mundiario

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