Modelismo ferroviario, una afición perdida

Diferentes modelos 2N
Diferentes modelos 2N. / Enrique Vázquez

Esta es una de las aficiones que tuvimos la generación del baby boom y que, en su mayoría, por falta de espacio, dejamos como legado a la siguiente generación.

Modelismo ferroviario, una afición perdida

Ya no se ven antenas de radioaficionados (se lo cargaron los móviles, junto con las famosas cacerías del zorro, con las emisoras portátiles de coche); gente exponiendo o fabricando modelismo naval estático (se lo cargó internet y los video juegos) y es que hay aficiones que al parecer se van perdiendo en favor de otras actividades más interactivas, entre las que se encuentra la del modelismo ferroviario.

Cierto es, que una de las marcas líderes en su momento como era Ibertren, Marklin para los más aventajados y “pudientes”, generaron la afición con la aparición de todo tipo de modelos, a precios relativamente buenos, los nuevos trenes de cercanías que salieron al mercado al poco de sacar Renfe los primeros modelos reales que comenzaron a trabajar distinguiéndose con el azul oscuro característico, este tren fue el primero iluminado interiormente por Ibertren; el famoso Talgo, compatible con muchas de las marcas más conocidas, que llegaron a España por entonces en el mercado con Rocco, la más popular.

Ésta es una de las aficiones que tuvimos la generación del baby boom y que, en su mayoría, por falta de espacio, dejamos como legado a la siguiente generación.

Para comenzar y practicar las hay de diferentes escalas; la más pequeña la famosa 2N, que debido a sus dimensiones lograba en un espacio reducido tener el máximo de detalles en el más pequeño de los espacios.

Marca Ibertren

Marca Ibertren. / Enrique Vázquez

Luego estaba la 3N que tomaba la corriente por el patín central y la mayor la H0. Ya casi no hay de estos modelos más que los que hayan conservado sus locomotoras y vías, la mayor parte de las ventas, tanto segunda mano como nuevos son 2N. Hay más escalas y en Reino Unido, son aún más especiales, pero éstas dos eran las más populares en España.

Para quien no haya visto el funcionamiento de las maquetas, comentar grosso modo, que los trenes se mueven y adquieren velocidad por la tensión que la locomotora toma de las vías y es el usuario quien regula esa tensión. Es el maquetista el que desde un panel de control puede mover barreras, cambios de vías, luces del escenario, semáforos y todos los componentes que se han instalado en la maqueta.

Detalle de un bogie

Detalle de un bogie. / Enrique Vázquez

 

Todo ello por el sistema antiguo, ya que el moderno, digitalizado, permite dando la misma tensión a las vías regular esa tensión sobre cada locomotora. Dicho de otro modo, en la vía hay el mismo voltaje y tensión y es el jugador quien, a través del mando, hace que cada locomotora se comporte de manera diferente, incluso dentro del mismo tramo de vía. Con lo que se independiza cada tren, dando mayores posibilidades, eso sí, siendo algo más complejo su funcionamiento frente al tradicional.

Escribo precisamente este artículo debido a los precios, que ciertos modelos están teniendo en portales de compra venta, en internet, que hacen asequible una afición, que no requiere de grandes o complejos conocimientos de algún tipo, pero sí que obliga a formarse en el modelismo, donde se busca la mayor realidad en pequeños tamaños.

Una maqueta de trenes debe de ser un mundo real en miniatura, es decir, algo con vida y que sea lo más lógico posible, dentro de un orden y por su puesto práctico, adaptado a un momento en la vida.

Vagones de carga abiertos con locomotora de trabajo al fondo

Vagones de carga abiertos con locomotora de trabajo al fondo. / Enrique Vázquez

 

Si realizamos una maqueta de la Segunda Guerra Mundial, no podremos poner una locomotora Astra, unas cámaras de video vigilancia. Si elegimos una maqueta de los Alpes, no podremos instalar un tren japonés de monorail. Todo debe de tener una coherencia en pocos metros cuadrados.

¿Qué distingue una maqueta normal de otra con más realismo?  Los detalles, el entorno, sonidos que se consiguen a través de módulos, que podemos configurar como queramos. La iluminación del conjunto, que ha cambiado con la aparición de los leds, de forma que los consumos son menores y se pueden hacer múltiples de combinaciones a bajas tensiones.  

Dentro de ese entorno podemos utilizar todo tipo de recursos, como vías muertas, material de construcción, catenarias que no nos sirvan y que se hayan almacenado en lugares apartados.

¿Cómo volver a esa afición?  Es quizás, como el adelgazar. Todo sabemos lo que hacer, pero nos cuesta. Volver es sencillo, sólo comenzar con pequeños proyectos, una ampliación siempre se puede hacer.

En todo el país hay clubes ferroviarios, con locales donde se pueden reunir aficionados que sólo llevan sus trenes para hacerlos mover en las maquetas ya instaladas, como en el resto de países donde destaca EEUU en donde hay ciudades como Detroit, donde sus maquetas cuentan con cientos de metros de vías, preparadas digitalmente para el control de los modelos. Y donde se encuentra la maqueta de mayores dimensiones del mundo.

Y es que lo digital ha llegado también al modelismo ferroviario, donde la evolución se ha notado en los controles, que el usuario configura para poder moverse a lo largo de la maqueta teniendo control visual en todo momento de sus modelos.

Una afición que sin duda a pequeños y mayores atrae, porque las ganas de jugar no se van con la edad.  

Hay más escalas en función del ancho de vía la G, 0 - Zero, T y alguna más no tan utilizadas de forma comercial.

Espero que al menos se haya avivado la llama de esta afición, en quienes lo hayan leído y recuperen los modelos que tengan guardados en los armarios de casa y quién sabe, lo mismo la siguiente generación se anime a continuarlo, aunque es una afición de paciencia (antítesis de nuestros tiempos que adora la inmediatez).

Recuperen sus juegos. @mundiario

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