Los Ex

56caf5bede55925e41d546fe89d87119
Beth Conklin / Pinterest

Todos tenemos en la memoria (y en el alma) un ex marido/esposa. Son los pecados de juventud, aquellos que al irnos a vivir o casarnos cometemos tantos errores que el plato sale mal aliñado. Luego lloramos amargamente preguntándonos si aquello fue tan rápido, tan rápido que ni tuvimos tiempo de pelearnos suficiente.

Todos tenemos en la memoria (y en el alma) un ex marido/esposa. Son los pecados de juventud, aquellos que al irnos a vivir o casarnos cometemos tantos errores que el plato sale mal aliñado. Luego lloramos amargamente preguntándonos si aquello fue tan rápido, tan rápido que ni tuvimos tiempo de pelearnos suficiente. ¿Suficiente? Si los trastos volaban, o las disputas aparecían hasta como poner y en qué lugar la alfombra.

En mi caso, soy hijo de padres divorciados cuando tenía 8 años –y nadie tenía la jodida idea de separarse. Pues mi madre se separó, fue ella y me dejaron en casa de mis abuelas italianas. Ellos se pelearon, yo lloré (bueno, digamos, divagué entretenido en historias antiguas). En suma, coleccioné. Pero también tengo una ex, ¿quién no tiene un ex novio/a que le ha marcado?

Nos preguntamos avezados en el tiempo si aquello es parte de esto. Con los ex van asociados los psicólogos. Aunque en la cultura española cuesta entender que se puede visitar a alguien y soltarle el rollo que es nuestro propio rollo. Y poco a poco uno se quita aquel dolor que le oprime y reconstruye una nueva vivienda. Un nuevo nidito de amor.

¿Ha aprendido algo? Es probable que el eje de lo decidido pueda variar. Es probable que aquel amor al reconstruirlo pueda variar. Es probable que la distribución de los egos y prioridades pueda variar. Es probable que al tener hijos no resolviéramos con agudeza el pacto inicial. Con lo cual un ex nos habla del compromiso y como lo enfrentamos.

Por ello aún seguimos amando a nuestros Ex, pues con ellos aprendimos a amar diferente. Salvo cuando la relación devino perversa y algún ex nos intentó destruir.

A los 8 años no comprendí cómo mi padre intentaba destruir a mi madre. Luego el paso del tiempo me mostró esa cara de la vida. En el divorcio de nuestros padres (o en su boda) están las claves de nuestros casamientos por amor.

¿Usted lo ha revisado? @mundiario

Comentarios