Fucsia

Fucsia Valentino. / RR SS.
Fucsia Valentino. / RR SS.

El fucsia de toda la vida, sus diversas declinaciones e intensidades, sus diferentes matices son el color elegido para la campaña Otoño-Invierno 2022 por la firma Valentino.

Abandonada la colaboración con Maria Gracia Chiuri, Pieropaolo Piccioli comanda en solitario desde hace cierto tiempo la famosa casa italiana y ha creado el Pink PP como forma de expresión creativa en un mundo que, literalmente desaparece. En una reciente entrevista en la revista adjunta a El País Semanal, el creador exclusivo de la marca Valentino hizo un pase de modelos en la capital italiana- los modelos bajando desde una escalinata, con un fin rupturista y esperanzador. “La colección Valentino Pink PP surgió porque quería trabajar como solían hacerlo los monocromáticos: usar un solo color para iluminar las caras y los puntos de vista” comentó el diseñador.

En épocas como la nuestra -dice- resulta esencial la esperanza. Y quizás de ahí el color. El rojo Valentino ha dado paso al rosa más fuerte, y a una colección muy poderosa; es mucho más difícil ser variado cuando la paleta es de un solo color que cuando la profusión de colores es manifiesta. Pierpaolo juega con formas, texturas, tejidos, grados y matices de rosa fuerte, de manera que cada nueva fotografía es distinta. "He aprendido a ser mucho más libre con los colores, la formas, los bordados y a juntarlo todo a través de una suerte de inconsciente creativo", expresa.

Otro italiano, en este caso un escritor, pensador y profesor de 64 años, Nuccio Ordine enseña desde la Calabria profunda su visión del mundo. Más pausado en la forma de comunicarse, Ordine también ve con preocupación el avance la ultraderecha italiana. Hombre culto, cita a Plutarco para decir que ”la identidad no es algo estable, sino que siempre es dinámica, está en ósmosis, donde lo nuevo y lo viejo se entremezclan".  Y por eso añade: "Para el verdadero filósofo toda tierra es patria". A propósito de esta frase vino a mi memoria una cita  atribuida a Sócrates que decía: “Yo no soy ciudadano de Grecia. Soy ciudadano del mundo”.

Nuccio Ordine que acaba de sacar a la venta un nuevo libro titulado Los hombres no son islas, ve con tristeza, con un rosa desvaído, los cambios que ha experimentado la Universidad: “Históricamente la tarea de la Universidad ha sido (...) Formar millones de estudiantes que antes de nada sean ciudadanos cultos. (Eso es) lo que que debería ser la escuela, pensamiento crítico". Y sigue criticando el bajo umbral de atención de los estudiantes de hoy, enganchados a sus móviles. Pero en un momento  de la entrevista apunta al color fucsia cuando dice: “cuando les leí -se refiere a sus alumnos- la primera vez esas cartas de Petrarca se hizo el silencio”. En su opinión: “La memoria nos permite a través del pasado comprender el presente y prever el futuro. También Pierpaolo hizo el desfile en Roma, donde la firma Valentino nació en 1959". Se convierte en un entorno inmejorable para dar voz a la invisibilidad. Piccioli considera que la visión de Valentino -el fundador de la insigne casa de moda- debe ser interpretada de nuevo para “transformarla en algo más humano e imperfecto- y que refleja más la singularidad del ser humano…". La creatividad y la esperanza son instrumentos para contrarrestar el fascismo y las ideas reaccionarias. Y es que al actual diseñador no le gusta Meloni, ni la ultraderecha, y es menos tranquilo o más vehemente en su discurso, Su color y su creatividad: "Es una manera de decir desde la belleza ¡Que os jodan! a las personas antidemocráticas, a todos los homófobos y xenófobos, que pueden volver con todo lo que está ocurriendo en el mundo... la esperanza es probablemente la mejor forma de enfrentarse a cualquier tipo de dictadura. Y él escogió el fucsia revisando el pasado". En el siglo XVI era el color del poder y hacia finales del siglo XIX se convirtió en el de la feminidad.

Por cierto que la PresidentE de Italia se ha referido a sí misma como "Presidente", armando un revuelo considerable. Hasta el siempre polémico escritor Sánchez Dragó se ha pronunciado al respecto -aplaudiendo su alusión- generando una polvareda de ataques en redes, como suele ocurrir en estos tiempos convulsos, ya antes de la pandemia, pero ahora intensificados.

Las modas absurdas de polemizar con las palabras, como si fueran una realidad paralela, como si con ellas la realidad pudiera ser transformada... Influidos por la cuarta ola feminista (#MeToo) ya no solo el uso, sino la terminación de una palabra es juzgado sin piedad por el conjunto de la sociedad. Hasta la RAE no se ha podido sustraer a estos cambios, y prefiere ser políticamente correcta. Meloni dijo que prefería que la llamaran el Presidente, lo que es incorrecto, pues el artículo femenino existe para diferenciar las palabras comunes en cuanto al género. Presidente, gobernante, auxiliar de vuelo… Pero la polémica giró en torno a la palabra Presidente. ¡Por Dios! ¡Sacrilegio! Debía haber usado Presidenta.

Pero pensemos en la palabra modista. Muchos creadores para diferenciarse de las modistas o costureras tradicionales, comenzaron a llamarse modistos, cuando la palabra correcta es modista, entonces la forma sería el modista o la modista.  ¿Debería un modista -hombre- cabrearse porque le llaman el modista? En un libro sobre moda de un gran creador español hizo esta acertada valoración. Vistió a Letizia Ortiz para una boda, cuando aún no era reina. Y la vistió regia, de rojo. Con un corpiño que realzaba su esbelta figura. Sí, muchos lo habréis adivinado. Lorenzo Caprile.

Pero parece que ahora lo más guay es pintar las palabras de rosa "cuqui", adaptar los vocablos a los tiempos, no sea que alguien se vaya a ofender. Porque lo que subyace siempre tras estas salidas de tono es rabia e impotencia. Pues nada, vistamos de rosa pastel el rojo de la rabia que subyace por dentro y así no pasará nada. 

Aunque no siempre ir de rosa es sinónimo de felicidad. Un ejemplar de Elle de hace unos meses mostraba unas modelos, todas de fucsia. Era una portada tan poderosa para la vista que lo compré. El color con el que vestimos dice bastante del momento por el que pasamos, pero que no nos confunda la vista. Puede encubrir un profundo anhelo de felicidad. una felicidad, no "cuqui", sino desesperada, sobre todo si hay mucho desconsuelo detrás. Para muestra, Marilyn Monroe, que vistió de rosa como nadie, y a quien le dediqué tres artículos en este diario. Si revisamos la hemeroteca, tanto en la película Cómo casarse con un millonario como en la Los caballeros las prefieren rubias- la mítica escena musical Diamonds are girl´s best Friends, lleva dos vestidos impresionantes en fucsia -mi preferido es el que lleva en la primera. Pero en todo caso ella lleva como una reina el fuscia. Si viviera en nuestra época, Pierpaolo  Piccioli podría haberle hecho un hueco en el desfile y habría posado con su sempiterna sonrisa ante las cámaras. Habría llevado como nadie el fucsia. Un fucsia suave como la seda. @mundiario

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