En el florecimiento de las cenizas, el renacimiento de una nueva vida
¿Qué posibilidades estás eligiendo o despertando en tu vida entre muchas otras para construir una vida de plenitud?
El nacimiento, la muerte y el renacimiento son un solo proceso dentro de la misma vida. Nuestras vivencias y sentimientos no solo están en nuestra memoria reciente, sino también en la más profunda que interconecta consciente e inconsciente. Morimos y nacemos una y otra vez. Lo que era apropiado y atribuido por nosotros como legítimo, a menudo ya no refleja nuestras convicciones y actualmente no se alinea con nuestras necesidades existenciales. Y luego, necesitamos florecer de las cenizas para crear nuevas direcciones, nuevas razones, significados y propuestas. En otras palabras, crear y asumir una nueva vida, la que deseamos.
Cada día es un nuevo comienzo, en el que se nos brinda una nueva oportunidad de actuar de manera diferente. Este es un momento de reflexión sobre nuestra vida, para deshacernos de lo que nos hace daño, nos causa sufrimiento, dolor o pena.
Dejemos ir todo lo que no nos valora, porque el apego es la causa de mucho sufrimiento. Dejemos lo que no nos corresponde; que no es más o quizás nunca ha sido. No llevemos con nosotros lo que está muerto, deteriorado, pasado y superado. La vida es rica y con nuevas raíces llegan nuevas flores, nuevos perfumes y otros adornos. Los nacimientos son factibles, las muertes son irremediables y los renacimientos son esenciales.
En nuestra fragilidad existencial, las actualizaciones siempre resultan en un cierto alejamiento de lo que fuimos, de nuestras viejas elecciones, actitudes y comportamientos del pasado. Esto se debe a que la vida está formada por pequeñas paradojas que se complementan armoniosamente: construcción y deconstrucción; Llegada e ida; comienzos y finales; actividad y contemplación, el eterno retorno de todo lo existente. El vacío y la plenitud, el todo y la nada característicos de la condición humana. Las cosas están cambiando, y también el “destino”, ya que somos seres infinitos como parte integral del universo que es vida en movimiento. Tantas veces nos sorprendió nuestro cambio de ruta de todo lo que era absoluta certeza. ¿Qué certezas llevamos con nosotros si las cosas son cambiantes, incluyéndonos a nosotros?
Lamentaciones y sentimientos de culpa por posibles errores hacia nosotros y con los demás pueden surgir de estas certezas obsoletas. Sin embargo, son conductas contraproducentes que tienen un destino determinado: la infelicidad.
Nunca confunda la culpa con la responsabilidad. Desarrolla tu auto-responsabilidad porque el mayor rechazo que existe es no cuidarte. Entonces, libérate de la culpa, los miedos y las frustraciones. En su renovación de vida, haga de la positividad su enfoque, la responsabilidad de sí mismo su filosofía de vida y la gratitud su estandarte de paz y abundancia.
Recordemos que tendremos días de lluvia, sol, cielos sin estrellas o eclipses lunares. Pero todo pasa. Y es este estado de impermanencia el que enriquece nuestro aprendizaje y nos hace vivir, con dolor y alegría, compañeros inseparables en este camino que recorremos con los pies descalzos, muchas veces desesperados, cansados y endurecidos por las batallas de la vida. Pero, ¿por qué seguir caminos, si podemos crear alas y emprender vuelos?
Reflexión transmutativa
Entre la muerte y el renacimiento, todo pasa, se transforma y se transmuta en una constante impermanencia e inestabilidad. Y si es así, ¿por qué tanto apego, tristeza y preocupación? Quítese los velos mayas, trate de distanciarse de la distorsión perceptiva de la realidad a través del autoconocimiento. En este año que recién comienza, observa atentamente cómo estás experimentando este regalo único que es tu vida y que después de cada muerte puedes florecer en la primavera de la vida. ¡Hazlo de manera diferente ahora!
