Fin del misterio: esta es la verdadera razón detrás del olor de axilas

Axilas. / Pexels.
Axilas. / Pexels.
Un estudio firmado por científicos de la Universidad de York revela que el característico olor en la zona está relacionado con una enzima única.
Fin del misterio: esta es la verdadera razón detrás del olor de axilas

¿Alguna vez te has preguntado de dónde (o por qué) nace ese característico olor de tus axilas? Un estudio firmado por científicos de la Universidad de York, en Inglaterra, parece tener la respuesta: de una enzima única. 

 El análisis publicado en la revista Scientific Reports del grupo Nature, llega para ampliar la conclusión que científicos de la misma institución habían publicado respecto al tema, en un informe anterior: el mal olor de las axilas se produce por unas pocas bacterias localizadas en la zona. 

Lo curioso es que un nuevo estudio ha permitido confirmar que existe un detalle que se debe tener en cuenta en la investigación: una ‘enzima única’ que se encuentra solo en este grupo de bacterias y que, de hecho, sería la verdadera culpable del desagradable aroma. 


Quizás también te interese: 

Lo dice la ciencia: esta es la razón por la se nos pone la piel de gallina


 

En concreto, la investigación expone que la axila contiene una enorme comunidad de bacterias (que son parte natural del microbioma de la piel), pero es el microbio Staphylococcus hominis (que habría estado presente en el cuerpo humano desde antes de la aparición del Homo Sapiens como especie) que está detrás del olor corporal.  

Esta es la primera vez que un grupo de científicos investiga el comportamiento de bacterias que pueden evolucionar en tipo de enzima; un avance que, según los autores, ha permitido “determinar con precisión los avances moleculares en ciertas bacterias que provocan las moléculas olorosas”.

“Es un paso clave para entender cómo funciona el olor corporal y que permitirá el desarrollo de inhibidores que impedirán la producción de este olor sin alterar el microbioma de las axilas”, ha dicho la coautora del estudio y doctora de la Universidad de York, Michelle Rudden. @mundiario