Fantasmas del pasado: la presentificación del dolor emocional

Mujer llorando. Pixabay/ Pexels
Una mujer llorando. / Pixabay
En el trauma, la experiencia se bloquea, se vive y se presenta de manera recurrente e intrusiva en la vida diaria de la persona, como si el evento hubiera ocurrido ese mismo día, con toda la carga psicosomática.
Fantasmas del pasado: la presentificación del dolor emocional

Los individuos que desarrollaron algún trauma, presentan bloqueos emocionales, donde la principal marca es el encarcelamiento de recuerdos dolorosos, impidiendo la presentificación de la vida y en consecuencia afectando la salud psicofísica del individuo. En otras palabras, en el trauma, la experiencia se bloquea, se vive y se presenta de manera recurrente de manera intrusiva en la vida diaria de la persona, como si el evento hubiera ocurrido ese mismo día, con toda la carga psicosomática, el individuo viviendo atrapado en una trampa fantasma de sus experiencias pobremente elaboradas.

El resurgimiento del trauma es la mera presencia de un dolor insoportable y visceral. Enfatizo la importancia de reprocesar los conflictos internos y los dolores emocionales a través de la reorganización de un sentido de estos recuerdos angustiosos y emociones disfuncionales, con el objetivo de recuperar la homeostasis psíquica, la reorganización del ser, la reestructuración cognitiva del trauma con el objetivo de la desensibilización y resignificación de esto dolor emocional. La importancia del reencuadre consiste en observar y sentir el hecho traumático desde otro punto de vista, desde otra perspectiva a través del trabajo psicoterapéutico.

Hay dos tipos de trauma emocional: uno que es puntual, pero devastador. Sin embargo, existe otro tipo de trauma que, aunque de baja intensidad, se asienta paulatinamente y da como resultado la formación de una profunda" lesión emocional" resultante de situaciones de estrés superpuestas y mal elaboradas día a día, incluso sin la percepción de este hecho.

Independientemente del tipo de trauma, el trabajo psicoterapéutico, a través de sus técnicas, convierte la arena de la concha en una perla, aprovechando una experiencia de sufrimiento devastador para fortalecer la autoestima, promover el autodesarrollo y fortalecer la resiliencia para que estemos más preparados ante de las adversidades de la vida.

Superar el dolor no es una tarea fácil. Sin embargo, este proceso libera dolores y resistencias presentes, exorciza fantasmas, haciéndonos más conscientes de nuestra capacidad de superación y fortaleza. @mundiario. 

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