Este estudio confirma que el trabajo excesivo nos está matando (literalmente)

Estrés laboral. / Pixabay
Estrés laboral. / Pixabay
La primera investigación que mide el impacto de las largas jornadas laborales en la salud revela que cada año mueren unas 750.000 personas, es decir, más que por malaria.
Este estudio confirma que el trabajo excesivo nos está matando (literalmente)

No, no es cosa tuya: el trabajo excesivo nos está matando… literalmente. La primera investigación desarrollada para medir el impacto de las largas jornadas laborales en la salud revela que cada año mueren unas 750.000 personas por enfermedad coronaria isquémica y apoplejía relacionadas al trabajo excesivo, es decir, más que por malaria.

El estudio, firmado por expertos de instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), expone que las personas que se someten a jornadas de trabajo que superan las 55 o 60 horas semanales, suelen desarrollar estrés y alta presión arterial, dos factores de riesgo antes las patologías antes mencionadas. 

Las muertes por horarios prolongados de trabajo han aumentado un 29%

Para llegar a esta conclusión, los autores han analizado sistemáticamente los datos disponibles sobre las largas jornadas de trabajo y las tasas de mortalidad de la mayoría de los países, durante 16 años (entre 2000 y 2016). Los expertos concluyeron que en este periodo subieron un 29% las muertes por horarios prolongados de trabajo, el principal factor de riesgo laboral (provoca un tercio de los problemas de salud ligados al empleo). 

En concreto, el estudio mostró que en 2016 hasta 398.000 personas murieron por enfermedades cardíacas (un 42 % más que a principios de siglo) y 347.000 por infarto (un aumento del 19 %). Todos los casos estuvieron relacionados a largos y desgastantes puesto de trabajo, según consta en el análisis de cada fallecido.  

La conclusión de los investigadores es clara: trabajar más de 55 horas por semana aumenta un 35% el peligro de fallecer por una enfermedad cardíaca en comparación con quienes tienen un horario estándar: 35 o 40 horas semanales; y un 17 % el riesgo de morir de infarto.


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Los efectos son visibles a los 10 años

La investigación sostiene que los efectos negativos de los largos horarios comienzan a florar, por lo general, a los diez años en el organismo. Es precisamente por esto que las principales víctimas son las personas de entre 60 y 80 años que hayan tenido que trabajar así al menos a partir de los 45.

“Trabajar más de 55 horas a la semana es un grave riesgo laboral, y es el momento de que gobiernos, empleadores y empleados se conciencien de que puede llevar a una muerte prematura”, ha advertido la responsable de Medio Ambiente y Cambio Climático de la OMS, María Neira. “Los gobiernos deben implementar legislaciones y políticas que establezcan límites en los horarios de trabajo, como la que en la Unión Europea fija un máximo de 48 horas semanales”, ha añadido. 

El estudio de la OMS y la OIT calcula que casi uno de cada 10 trabajadores en el mundo (unos 480 millones) tienen que trabajar más de 55 horas semanales. Y no, no existe una diferencia en relación a este factor entre los empleos “de oficina” o los de otros tipos. @mundiario 


 

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