La ciudad de Londres se obsesiona con la comida sana y baja en calorías

Batidos de proteínas./ The Wellbar Journal
Batidos de proteínas./ The Wellbar Journal

Da miedo comprobar en la ciudad londinense la proliferación de cadenas de comida rápida inspiradas en una falsa filosofía vegana.

La ciudad de Londres se obsesiona con la comida sana y baja en calorías

Hace unos días regresé a Londres y me alojé en un hotel en plena London City. No vayáis a pensar que estoy forrado .Ni mucho menos. Una habitación modesta dentro de un laberinto de edificios que recuerdan a Manhattan. Londres me parece una de las mejores ciudades del mundo; bueno, la mejor, para mí, por diversas razones emocionales, entre ellas, Virginia Woolf y Charing Cross Road.

Lo que me ha dejado perplejo esta vez ha sido la masiva aparición de cadenas de fast food que, lejos de los fish and chips o los típicos pubs, inciden en una misma pseudofilosofía, la promoción de una aparente comida sana.

Los letreros y anuncio de "Pure", "Diet", "Green", "Eath Health" estaban por todos lados, convirtiendo la London City en un paisaje todavía más homogéneo del que resulta con sus espléndidos edificios modernos.

Los oficinistas, inversores y demás trabajadores de bancos y despachos aparecían ante mí con sus botellas de proteína verde entre sus manos o masticando bocatas con lechuga y carne de pavo deshidratada.

Lo peor de todo es que, cuando te acercabas a ver la calidad del producto, descubrías que eran una mierda parecida a las hamburguesas porosas o grasientas, pero con distinto formato; más plástico envuelto en plástico, con conservantes, colorantes, desinfectantes y todo lo que acaba en "-ante".

Me acordé entonces de Soley Green, aquellas galletas que alimentaban a toda la población y que estaban fabricadas con las cenizas de los cadáveres en la magnífica película "Cuando el destino nos alcance". No sé. Algo huele a secta en todo eso, a la instauración de una tendencia nutricional que vende bazofia con el pretexto de vender salud.

Sin embargo, el londinense de la City parece sentir que, de alguna manera, comiendo esas ensaladas enlatadas y esos sándwiches de corcho, contribuye a prolongar sus vidas, sus vidas de Hombres Grises, como en la novela Momo.

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