Casa Marcelo en Santiago, una estrella que también brilla con luz propia

Pocos momentos hay más placenteros que una buena cena en buena compañía. Y el verano, sin duda, es propicio para estos menesteres. Coincidiendo con el principio o final de las vacaciones, cuando la vitamina D está de fiesta en nuestros cuerpos (aunque en Galicia tengamos que darle algún que otro complemento), las veladas se tornan aún más especiales.

Casa Marcelo, en Santiago de Compostela, fue testigo de uno de esos gratos momentos. Como si nunca me hubiera sentado en alguna de sus mesas (la barra o la de la cocina), como si nunca hubiese probado alguno de sus bocados de puro sabor, la última visita a este singular restaurante nos dejó cautivados a todos los comensales que esa noche decidimos dejarnos llevar por las sugerencias de la casa. Empezando por el vino, el blanco Ferve nas Berzas, perfecto para degustar los intensos sabores del menú de mercado con una pizca de picante "que achispa pero no anestesia" como lo definió Martín, el simpático y atento jefe de cocina, al que, por cierto, ayudamos con nuestra presencia a levantar amablemente a los que nos debían ceder el cubierto.

Me gusta saber que en tiempos tan marcados por las influencias de las redes, este lugar pase del tema y se centre en cautivarnos a base de un inmejorable producto envuelto en una moderna y multicultural presencia en la mesa. No entra en esta descripción el pan. Esos pedazos casi humeantes como recién salido del horno más artesanal de Galicia conforman la más pura tradición. Cuesta no comerse toda la cesta antes de que llegue el primer plato.

Tiradito de lubina. / Mónica Martínez.

Tiradito de lubina, puro sabor. Galicia y Perú de la mano en estas finas láminas de pescado crudo con ese punto picante y ácido que le dan un frescor delicioso para rogar que venga rápido el siguiente.

Tomate que sabe a tomate. / Mónica Martínez.

Más fresco aún. En plena temporada, el sabor del tomate se mete en cada papila para recordarnos que el tomate que sabe a tomate es un codiciado manjar estival, del que aquí en Galicia podemos presumir.

Seguimos con más pescado, bacalao con aires asiáticos en este apetitoso dim sum, para comer de un solo bocado y disfrutar de este maridaje de sabores. La imagen es la que podéis ver en la portada de este artículo.

Zamburiñas. / Mónica Martínez.

Y más mezcla galaico oriental con unas zamburiñas de las de verdad, puro sabor con ese toque picante que achispa, pero no anestesia..

Poke picante de toro. / Mónica Martínez.

Y nos vamos a Hawai, bueno, Hawai se viene a la mesa de Casa Marcelo en forma de su plato más internacional, al menos el más instagramer de los últimos tiempos, el poke. En este caso poke de toro con la pizca de picante más que achispada, aunque se dejaba querer...y para mitigar un sorbito del blanco fresquito y todo arreglado. Paladar listo para el último de los placeres, otro crudo por cierto, el steak tartar de ternera gallega.

Steak tartar. / Mónica Martínez.

Aliño perfecto para este último bocado que completaba el menú sugerido por Martín y presentado por el gran equipo que conforma esta renovada casa, ya hace unos años, pero como decía al inicio, como si fuese mi primera vez.

Una estrella más en nuestra colección, una estrella my recomendable y accesible.

Los postres no me dicen nada, pero los golosos de mis acompañantes pecaron y yo no quise hacerles un feo...y ¡menos mal! Mágico el sabor de las almendras, goloso el de las fresas de la tierriña.

Porque a Santiago no se va sólo de fin de Camino, Casa Marcelo es sin duda un buen inicio para lo que se tercie. Con el estomago así de bien cuidado se enfrenta uno al mundo de mejor humor. @tasteatandenjoy @mundiario