Batman y el Sombrerero Loco, una lucha de culto en la novela gráfica LOCO

Batman.
Batman.

Las aventuras del murciélago más famoso del mundo se tornan más carnales que trascendentales en el cómic LOCO de DC Comics.

Batman y el Sombrerero Loco, una lucha de culto en la novela gráfica LOCO

Desde hace dos décadas, el relato de las aventuras de Batman se ha convertido en la epifanía de un espíritu atormentado y perturbador, cuyas acciones, inspiradas en una justicia mesiánica, conllevan la génesis de nuevos enemigos, fuerzas emergentes de un mal congénito en el propio origen de Gotham.

Para que el personaje evolucionara, guionistas y dibujantes han creado el arquetipo de un superhéroe más carnal que trascendental. Una clase de parásito entre las cenizas de Gotham a la que contribuyeron intervenciones como las de Frank Miller.

Ha caído en mis manos el cómic LOCO (DC Comics) donde, siguiendo el acostumbrado relato de lucha de contrarios, el guionista Gregg Hurwitz introduce a los personajes de Alicia en el País de las Maravillas, singularizando el mal en el Sombrerero Loco, un perfil psicopático donde, nuevamente, como sucede en filmes y en mucha literatura de género policíaco, se justifica la procedencia y la deriva de la criminalidad para dotar de mayor trasfondo literario y verosimilitud al personaje.

La diversidad de texturas cromáticas y de angulaciones para dividir las secuencias narrativas es prodigiosa, recrea con severidad las atmósferas claustrofóbicas de los entornos de Gotham. La inexactitud buscada de algunos perfiles, los trazos grotescos, frente al realismo descriptivo y figurativo de otras páginas, nos permiten sumergirnos en la perturbadora ansiedad que generan los propios personajes desde su angustia personal.

Destacaría, además, la relevancia de los espacios, nada concretos, llenos de elipsis y sombras difusas. Una descripción de Gotham que se proyecta del interior tortuoso de la psiqué de los personajes hacia la ciudad posible, que en LOCO, permanece oculta, solamente intuida por los cientos de cadáveres que flotan en los cauces que serpean el centro.

La historia amorosa de Bruce Wayne con la pianista Natalya, la infancia paranoica del villano Hatz y su conducta genocida, la exploración de los espacios recónditos de la mente y de la propia Gotham a través de poderosas metáforas visuales contribuyen a la construcción de la macabra interpretación de un relato tan paradójico y entrañable como Alicia en el País de las Maravillas. Redescubrimos así a un Batman, humano, herido anímicamente por la muerte de sus padres y por la corrupción moral que gobierna a su alrededor.

El relato sobre el Sombrerero Loco es una inteligente forma de fusionar dos ficciones enigmáticas y sensibles; la de quien se conduce por la animadversión a sus semejantes como es el caso de este nuevo villano y la de quien se esconde, pese a su épica, de los hombres, sin calibrar que es otro parásito en la piel muda y sumisa de una Gotham infernal.

 

 

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