Una historia en Tíjola

TIJOLA
Una historia en Tíjola. / Enrique Vázquez

Vuelvo a dar las gracias a Mundiario por la oportunidad de escribir de nuevo sobre mí, pero alguien sin abuela, puede permitirse estos lujos de auto promocionarse, esta vez sobre un pequeño texto, del que he hablado con otros amigos y compañeros, a los que les he puesto como ejemplo este libro.

Este libro fue un experimento, un intento de presentarme a concurso precisamente patrocinado por el Ayuntamiento de Tíjola, para promocionar la zona, darse a conocer, forma parte de la provincia almeriense, en la comarca del Almanzora, con una estación de ferrocarril hoy inutilizada que conectaba Murcia con Granada. Estuvo como protagonista en las Guerras de las Alpujarras y tiene una historia que para los curiosos no la cuento y que la investiguen, ya que aparte de interesante, han participado habitantes de Valencia, Jerez de la Frontera, Murcia y muchos otros en su repoblación después de los conflictos que la asolaron, la salida de los moriscos. Parece mentira todo lo que un pueblo puede vivir desde su creación como asentamiento humano, hasta nuestros días.

Hoy ya se encuentra agotado y es de fácil lectura, ya que, sin llegar a las ochenta páginas, relata una historia ficticia de un reencuentro de un tijoleño con su ciudad, sus amistades y algo más. Pensado para los jóvenes, con un lenguaje sencillo, basa su relato en pocos días de estancia  en un pequeño hotel, por el que se interesa al principio por negocios, luego por la amistad y el tipo de vida que desea en su interior, eso que hoy llaman la vuelta a los orígenes, o en definitiva, una vida más natural y sincera con uno mismo, la búsqueda que todos hacemos de la tranquilidad, un ambiente controlado donde vivir rodeado de todo aquello que queremos, sin condicionantes, más que el trabajo de cada día para ganar dinero y gastárnoslo en los pequeños triunfos que te puede dar la vida, el estar con los demás sin prisas y con la gente que nos gusta, que nos ha rodeado en los mejores tiempos que son los de juventud.

Fue ese experimento que muchas veces apetece hacer, por el simple hecho de escribir, de contar una historia hasta donde llegara y por donde quisiera circular, que los personajes me llevaran a cualquier lugar, con la mente abierta a todo. Es una manera de ver cómo se siente uno mismo, porque el carácter de los personajes y su historia se mueve conforme los sentimientos y las ganas de ese momento son las que mueven la trama hacia donde quiere.

Queda decir que no ganó premio alguno, pero sí el deseo cumplido de escribir por el placer, de que alguien lo leyese; pasado el tiempo es considerado el logro real. Es el texto más corto que he publicado, pero sin duda, del que tengo un gran recuerdo conforme lo terminé, ya que importaba poco quién lo leyese, a quién le gustase, con todos los respetos, porque era mi historia. De hecho, escribo estas palabras sin ánimo de venta, porque no hay más ejemplares, ni como es lógico se hizo una gran tirada, pero es de los que uno siente orgullo personal. @mundiario 

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