Tormentas del 21S y tormentos del 11M

Estábamos preparados para grandes tormentas, pero no para grandes tormentos. Resulta que los rayos y truenos, en
Tormentas del 21S y tormentos del 11M
Estábamos preparados para grandes tormentas, pero no para grandes tormentos. Resulta que los rayos y truenos, en lugar de en el cielo, estaban en los foros políticos y en los periódicos. Y para eso no hay paraguas. Y es que el terrible huracán Gordon (el nombre se lo debieron poner por Flash Gordon, el súperhéroe más rápido de los comics) fue más corto que chandal de Torrebruno (menos mal, oye), y mientras nos preocupábamos por que el cielo no cayese sobre nuestras cabezas, el mal venía de abajo, del infierno político y mediático.

Mar de fondo si hubo, sí, pero en la política gallega. Touriño puso parches al error que fue cambiarle de nombre al órgano parlamentario que ha de investigar los incendios en Galicia. Lo que debería ser una Comisión de Investigación pasó a llamarse comsión de estudio en una maniobra de difícil comprensión. En la última sesión del Consello, el presidente de la Xunta arregló un poco esta desfeita al asegura que la comisión investigaría a fondo y sin límites lo ocurrido este verano, y que se dilucidarán las pertinentes responsabilidades, si procede. O sea, que será una Comisión de Investigación en toda regla, aunque con otro nombre. Para eso, llámenle como se tiene que llamar. En cualquier caso, y si realmente va a llegar al fondo de las cosas y los participantes están dispuestos a asumir las responsabilidades políticas que se deriven de la investigación, el PP debería plantearse subirse al carro parlamentario. Les conviene, sobre todo después de esa inexplicable carta a los alcaldes populares que no suscitado ni el más mínimo amago de rectificación por parte de sus redactores. Quizás si todos tuviesen una voluntad más clara de trabajar por los intereses generales en lugar de los de sus propios partidos acabaríamos menos quemados (en todos los sentidos).

Fuego, y a discreción, ha disparado el diario El Mundo al acusar al Gobierno de falsificar documentos relacionados con la investigación del 11M. Otra tormenta convertida en tormento. Al parecer, un grupo de peritos científicos elaboraron un informe en el que dicen que en la casa de uno de los imputados por el 11M encontraron una sustancia que resultó ser ácido bórico. En vista de que, según reconocen explícitamente en el propio informe, no tenían ni puñetera idea de para qué leches quiere un terrorista ácido bórico (carece de aplicación conocida en la elaboración de explosivos), tiraron de archivo para ver si otros terroristas tenían en su poder una sustancia similar. Y así era. Se encontró en un piso franco de ETA en el 2001 y en la vivienda de un fulano que, al parecer, no tiene nada que ver ni con ETA, ni con el terrorismo islámico, pero que sí había sido objeto de una investigación antiterrorista en el año 99. Como quiera que fuera que el radical islámico, los etarras y el fulano desconocido tenían ácido bórico en su poder, los científicos llegaron a la científica conclusión de que o bien todos ellos eran la misma persona (por, tal vez, un efecto de transfiguración, de posesión diabólica múltiple o algo así), o bien tenían alguna relación (¿andaban en complot o eran socios del Círculo de Consumidores de Ácido Bólico?) o bien utilizaban las mismas fuentes de información (fueron al mismo colegio para terroristas, o están suscritos a las mismas revistas de terroristas, o chatean en www.terroristadigital.com). El caso es que los peritos pasaron su informe a su jefe y éste decidió que, en lugar de enviarle el documento al juez, iba a elaborar un informe definitivo algo más escueto, en el que prescinde de todo comentario. Sólo dice que la sustancia es ácido bórico y punto final.

Hombre, desconozco si en la dinámica de la Policía es común y corriente que los jefes maticen los informes de sus subordinados, pero en este caso el matiz parecer, parece un poco tendencioso. Resulta sospechoso, vaya. También es justo decir que las conclusiones de los peritos son igualmente tendenciosas, por no decir bastante absurdas. Sugerir que dos tipos puedan tener alguna relación porque ambos poseen una sustancia de uso relativamente común es más que atrevido. Es como decir que encontraron aspirinas en el zulo de Sadam Husein y también en el dormitorio del Papa y eso establece que ambos urdían un complot (es cierto que el ácido bórico no se encuentra en todos los botiquines, pero se vende en farmacias sin receta médica, también en droguerías, y tiene varios usos cotidianos, como insecticida, y no tan cotidianos, como adulterar drogas). Si el jefe de Policía emitió un informe más escueto que sus subordinados para evitar el ridículo ante el juez, se puede entender, pero no hubiera pasado nada si el texto final incluyese las surrealistas observaciones, pues Del Olmo es suficientemente inteligente como para darle a estos comentarios su justo valor.

En cualquier caso, y aunque la actitud de la policía no deja de ser algo extraña (tanto por parte de los que incluyen comentarios tan aventurados como por parte de quien los suprime), titular "Interior falsificó un informe que planteaba vínculos entre ETA y el 11-M" con los datos con los que se cuenta... bueno... retrata fielmente al medio.

Desde luego, es un retrato más fiel del que nos imaginábamos que iba a salir tras el paso del huracán Gordon por Galicia. Se nos venía encima el diluvio universal y el fin de los tiempos y, afortunadamente, no fue para tanto. Aquí, por mor de temporales que se presentaron con menos boato, cayeron desmesuradas banderas, se levantaron techos de coliseos e incluso los curiosos pudieron ver cómo algunos trozos de balaustradas de paseos marítimos hacían surf sobre unas olas folloneras. En esta ocasión los daños no fueron mayores. Hubo algún herido por la perrerías del viento, un tejado desprendido en Ferrol, varios árboles tumbados, cortes de luz esporádicos y algunos pequeños incendios. Bueno, pues menos mal. Después del vómito de los petroleros, los incendios forestales, 16 años de Gobierno de Fraga y uno y pico de bipartito, sólo nos faltaba que el huracán fuese de verdad.